Capítulo 27 Bienvenida a casa

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- ¿Papá puedo salir? – le pedí permiso a mi padre una vez que bajé de la camioneta.

- Supongo que ya ordenaste tus cosas ¿Cierto? – papá llevaba entre sus manos un par de maletas y paso a mi lado con dirección a la casa.

- ¡Papá! – chille cual niña haciendo berrinche.

- Annie – respondió mi padre de igual forma – Sabes las reglas cielo. Si quieres salir tienes que hacer primero tus deberes.

- Los hare regresando – asegure – Mamá por favor, ayuda.

- Esta vez no – respondió mi madre cerrando la puerta a nuestras espaldas – Primero acomoda tu ropa y las cosas y después puedes salir. Y ya no tendrás preocupaciones, ni que venir temprano – aquellas palabras iluminaron por completo mis ojos y una sonrisa inmediata se dibujó en mi rostro.

- De acuerdo – acepté de inmediato y arrebatándole la maleta a papá comencé a subir velozmente las escaleras.

***

Como rayo acomode mi ropa en el armario y en los cajones, los zapatos los acomode en su lugar y tomando un par de ropa limpia, me di una rápida ducha. Afuera hacia un poco de frio, no nevaba, pero había mucha nieve en los jardines y las calles se encontraban con un poco de sal con arena. Tome mis botas, una bufanda, mis guantes y un gorro y baje las escaleras de la casa.

- ¡Me voy! – grite a mis padres informándole que saldría.

- Lo que dijo tu madre no es cierto – papá salió de la cocina señalándome con el dedo.

- ¿Qué cosa! – me hice la desentendida y comencé a colocarme mi chaqueta.

- Te quiero temprano en casa señorita – ordeno mi padre con ese tono de voz autoritario. Tome la pequeña mochila con regalos para los Brook – Annie obscurece temprano y no quiero que andes sola por las calles.

- Lo sé papá – avance hacia él y le di un beso en la mejilla – Te adoro – sonreí mirando a mi padre.

- Y yo a ti – papá dejo un tierno beso en mi frente – ¿Quieres que te lleve? – negué, pues estaba cansado de tanto manejar.

- Esta bien gracias – asegure con una pequeña sonrisa – ¡Me voy mamá, te amo! – grite a donde sea que estuviera mi madre.

- ¡Ve con cuidado, cielo! – escuche su grito desde el segundo piso - ¡Te amo! – y dándole una despedida con la mano a mi padre salí de la casa.

***

El típico sonido de los timbres se hizo escuchar dentro de la casa y también fuera de ella, espere paciente porque la puerta se abriera. Sobre mi espalda colgaba una pequeña mochila, con pequeños obsequios para la familia, pequeños detalles, pero eran lindos o a menos eso creía yo. La puerta fue abierta unos pocos segundos después.

- Hola May – salude a la nana de los Brook con un gran abrazo.

- Hola niña – May saludo con notable emoción y devolvió el abrazo - ¿Cómo está niña?

- Muy bien May, gracias a Dios – sonreí agradecida por su preocupación por mí - ¿Qué tal todo por aquí?

- Buen bien niña – respondió – Todo muy tranquilo.

- ¿Están todos en casa? – pregunte mirando los rincones de la enorme casa.

- Asi es niña – contesto - ¿Quiere que le hable al niño Christian?

- ¿Dónde está él? – pregunte curiosa y emocionada al mismo tiempo con una sonrisa en mi rostro.

- En su habitación – asentí.

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