Narra Annie
La clase de artes pasaba tan lenta como de costumbre, mi vista se encontraba perdida en mi libreta donde con mi pluma hacia círculos una y otra y otra vez. La profesora hablaba de algo que no tenía ni la más mínima idea de que era, aunque tampoco era como que me interesara mucho, por suerte la clase la tomábamos en el auditorio donde había unas mesas enormes en medio circulo y nos sentábamos en sillas normales acolchonadas. Mi cabeza reposaba en el brazo de Christian mientras este dejaba pequeñas caricias en mi pierna en forma de círculos sobre mi pantalón.
Tan solo faltaban unos minutos para que las vacaciones de Spring Break y todos los estudiantes deseaban que los minutos avanzaran más rápidos y poder salir nuevamente de vacaciones. A mí me daba igual, de todas formas, no haría muchas cosas, probablemente solo ayudar en la tienda y salir un par de veces con Christian.
- Antes de que se vayan – llamo la maestra – Encargare desde ahora el proyecto final – el grupo comenzó hacer bullicio de fastidio – Jóvenes – volvió hablar ella – Esta clase no es para nada difícil ni complicada, la mayoría de ustedes siempre pasan con una mayor calificación a la que merecer, pero si no cumplen con el proyecto final los tendré que reprobar.
- Pero maestra, falta mucho para terminar el ciclo – comento un compañero.
- Sé que falta unos meses – aclaro – Pero esto necesitara todo su esfuerzo y tiempo – le preste mayor atención a la profesora, pero sin moverme de mi lugar – El proyecto final es una canción – los alumnos le restaron importancia hasta que menciono la siguiente frase – Creada por ustedes. Osea de su autoría.
- ¡¿Qué?! – fue lo que todos mencionamos al mismo tiempo. La campana de la salida se escuchó.
- Felices vacaciones – comento la maestra poniéndose de pie – Revisare sus borradores los primeros días de mayo. Hasta luego clase – y así salió del auditorio con la mayoría de alumnos pisándole los talones.
- Maldita suerte – mencione poniéndome de pie y guardando mis cosas en la mochila.
- Creí que sería fácil para ti – comento Christian ganándose mi atención – Cómo escribes, pensé que esto sería fácil.
- Escribo novelas no canciones – aclare poniéndome mi mochila en la espalda – Aparte – tome sus cosas acomodándolas en su mochila – No es tan sencillo cuando lo hago por obligación que por amor o gusto. Toma – le extendí su mochila y él se la coloco.
- En eso tienes razón – Christian y yo comenzamos a subir los dos escalones de auditorio para salir por la puerta - ¿Qué harás en estas dos semanas? ¿Iras con tus abuelos? – negué mientras me hacía espacio entre la multitud de estudiantes.
- No esta vez – respondí – Papá no tendrá vacaciones, por lo tanto, nos quedaremos aquí ¿Tu saldrás? – Christian negó igual que yo – Tal vez venga nuestro tío, pero nada es seguro. Supongo que mi madre hará algo como todos los años.
- ¿Algo como qué? – pregunte curiosa saliendo a el jardín.
- Nuestra comida favorita – comento – Comer en el jardín, cosas como esas – asentí.
- ¡Al fin vacaciones! – comento un alegre Adam llegando a nuestro lado - ¿Qué haremos? – curioseo.
- ¿Por qué no hacemos un viaje? – propuso Kevin – Algunos de mis compañeros de salón prepararon un viaje y antes bueno... - el hizo un silencio incomodo – Antes también planeábamos viajes. Podemos hacerlo nosotros también, sé que solo somos cinco, pero creo que hacemos un gran equipo.
- Me agrada esa idea – comento un entusiasmado Adam – Yo me apunto – aseguro de inmediato.
- Oye niño grande – hablo Christian – Tenemos unos padres a quien pedirles permiso, no hagas planes antes de tiempo – Adam a mi lado rodo los ojos.
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Pon tus ojos en mi
JugendliteraturAnnie, deportista, capitana del equipo de fútbol, un gran grupo de amigos y un novio. ¿Qué pasa cuando crees ser feliz pero sólo es rutina? ¿Por qué a pesar de eso no se siente cómoda con su alrededor? ¿Qué le hace falta... o le sobra? Christian...