Narra Samuel.
Hace mucho tiempo no estaba por estas tierras y de verdad que me hacía falta. De solo saber que estoy en Inglaterra me da una alegría inmensa, se me quiere salir el corazón de la emoción.
Ya quiero ir a Manchester y ver a mi madre y hermana que debe estar ya toda una mujercita, incluso puedo decir que es hora de espantar a algunos chicos que se quieran pasar de listos, mejor dicho, todos. Pero primero me quedaré dos días en casa de Matt para luego ir a nuestra ruta de despedida de soltero, organizada exclusivamente por este hermoso hombre.
Días atrás, hablé sin intención con Sarah, si mal no recuerdo, ella hacía parte del equipo de fútbol de las chicas, cuando estábamos en el instituto. Estaba bien buena, no me haría mal tener compañía mientras veo como los tortolos de mis amigos se casan y se alistan para ser felices por siempre.
Impaciente espero a que a alguien le dé por abrirme la jodida puerta, pero por lo que veo, no hay nadie. Me siento a un lado de la puerta a esperar, supongo que Matt debe estar trabajando y Camila debe estar haciendo los preparativos de la boda. Me distraigo en el móvil.
El motor de un auto, específicamente un BMW X5, me hace prestar atención a la carretera, es el auto de Camila. Parquea en frente y se baja animadamente mientras da un grito al aire.
-Por Dios, pensé que nunca ibas a llegar- me da un abrazo de mamá oso.
-Lo siento, el vuelo se restasó un poco- le de vuelvo el abrazo.
-Pasa, te voy a llevar a tu cuarto.
Abre la puerta y se quita sus tacones hechos por el mismo diablo, yo voy trás ella. Subimos al segundo piso y ella me señala la habitación.
-Es aquí, siéntete como en casa, voy a quitarme esta ropa que me estoy muriendo por darme un baño, te veo en diez- me lanza un beso mientras corre a su habitación.
-Vale, te quiero bruja.
Tomo la perilla de la puerta, giro y empujo la puerta con mi brazo, ya que mis manos están ocupadas. Escucho un golpe seco al instante, como si hubiese tirado algún mueble tras la puerta.
-¡Puta madre!- una voz femenina me hace sobresaltar.
Y no es cualquier voz. ¿Por qué me pasan estas cosas a mí?
La veo allí tendida en el piso y siento como se me empiezan a ir las luces poco a poco. Mis respiración se vuelve acelerada, mis manos empiezan a sudar y mi vista se empieza a nublar. Tengo mucha calor, como si estuviera en el desierto a las doce del día... Quien debería estar en estos momentos en el piso, debería ser yo, si, pero desmayado de los nervios.
Se ve tan, tan hermosa. Su cabello, ahora está largo, la última vez que la vi, lo llevaba por los hombros. Desde abajo, me mira unos segundos. En total silencio se pone de rodillas y empieza a recoger lo que sin querer le he tirado al piso, la imito y la ayudo, pero a ella parece no agradarle la idea de que yo le ayude, porque empieza a quitarme las cosas que tomo del suelo
En cuanto termina, se pone de pie, me dedica una última mirada, su mirada no expresa nada, es neutral como su postura. Sale de la habitación sin tocar siquiera la burbuja de nervios que me rodea. ¿Cómo puede estar tan tranquila?. Yo siento como si hubiera ido a la conferencia de trabajo en China, corrido una maratón, asistido a una fiesta de 16 y tenido sexo cinco veces, todo eso en cinco minutos.
Me siento en la cama, aún sin poder creerlo. Hace mucho tiempo que no la veía y sabía que lo haría en la boda de Cami, pero no justo hoy. Ahora, está más alta, su figura es de toda una mujer, ¡Hasta su rostro es diferente! . Definitivamente, Martina ya no tiene diesiciete años. Tenía una falda ajustada con un crop top a juego del mismo color, negro y unos tacones sencillos pero elegantes. Siempre he amado ese sentido de la moda tan sexy y elegante que Martina tiene.
He visto a Martina, luego de cinco años. ¡Cinco años!. No sé ni qué siento específicamente. Por un lado, estoy feliz, jodidamente feliz de verla y saber que estamos bajo el mismo techo; por otro, estoy enojado, conmigo y con ella, no le dije ni un "lo siento" o un "hola" como mínimo, ella también pudo haber dicho algo.
Cinco años sin saber absolutamente nada del otro y cuando nos tenemos cerca, no decimos nada. No es justo. ¿Y sí lo estoy soñando? ¡Joder, que sea un sueño! . Nuestro primer reencuentro pudo ser mejor... Es como si no le importara lo que fuimos.
¡Traumado! Ya pareces ese ex pesado que no la supera. Han pasado cinco años y chicos es lo que ella tuvo que haber probado muchísimas veces; así como han pasado chicas por tu vida.
¿Y si está en una relación seria?
¡Como tú lo estás!
ESTÁS LEYENDO
No tan perfecto (TP#2)
Novela JuvenilHan pasado cinco años desde la partida de Samuel y aquel reencuentro que juraron, sería pronto, no ha ocurrido. Y ambos parecen ignorar el hecho de que se extrañan, porque se extrañan ¿No? Pero las cosas están por cambiar, una invitación, una boda y...