Capitulo 35.

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Narra Samuel.

Odio rotundamente este sentimiento de culpa. Creer que pude hacer algo para que las cosas no fueran de este modo. Pero lo son. Y debo asimilar que mi vida debe continuar, que no todo tiene su final feliz. Sigo sin entender su comportamiento, se veía realmente frustrada y enojada, en realidad si se quería ir de mi lado. Pero las cosas suceden y dejan de suceder por algo, si en mi destino está vivir sin ella, así será.

De verdad creía que las cosas serían diferentes. Creía que apesar de todo el tiempo que pasó, yo sabría como manejar cualquier situación con Martina, pero el tiempo pasa y las personas cambian. Ella sobre todo, creció y entendió muchas cosas que antes no hacía. Me alegro por ella. Se sobrepuso ante cualquier situación y persona. Me alegra que haga eso, aunque eso signifique pasar sobre mi.

Ahora, a paso lento, subo a mi apartamento. Las vacaciones dieron su fin y la empresa espera por mis órdenes. Con el corazón hecho una bolita me doy cuenta de que vivo en un lugar muy grande: tres habitaciones, cuatro baños, una oficina, una gran cocina que poco utilizo, una sala de estar, comedor de seis puestos para desayunar solo, y otros espacios más que ni siquiera miro. Es depresivo mi domingo. Desempacar maletas, música suave de fondo, vino... Estar solo en casa me hace reflexionar sobre muchas cosas.

Aún no puedo creer lo imbécil que fui con las mujeres, lo mucho que disfruté estar ebrio, las veces que creí tener amigos y acepté sus drogas, las peleas clandestinas... Un sin fin de cosas que apestan y en ese momento eran mi vida diaria. Ni mamá, ni Martina estarían orgullosas de saber todo lo que hice en su ausencia.

(...)

-Llegas tarde- me reprocha Micaela.

-Lo siento, me pasé de copas anoche.- me defiendo.

-¿Fiesta un domingo?- se burla.

-No, en realidad fue solo mi subconsciente tratando de deprimirme. Así que tomé mucho vino mientras trataba de desempacar maletas.- digo sin una pizca de gracia.

Lo siguiente que escucho es una gran carcajada de la contadora de la empresa.

-Tenemos una gran reunión pasado mañana. El miércoles, exactamente. Aunque eso ya lo sabes y no debo porque recordarte que arregles todo el papeleo que imagino, hiciste en vacaciones.- dice con un tono mandón.

-En realidad, no me animé a ver mi folio de trabajo en todas las vacaciones.- digo avergonzado. Es mi trabajo estar al pendiente de lo que pasa o deja de pasar en esta empresa. Esa reunión era algo agendado hace mucho.

-¡Con razón llegaste más guapo! Pues lamento decirte que no vas a dormir en los próximos dos días. Samuel, vamos a cerrar una inversión muy importante y eres conocedor de eso. No lo arruines- dice saliendo mientras hace sonar sus tacones por toda mi oficina-. Sí gustas, voy mañana a tu casa y te ayudo en organizar todo el papeleo.

-¿En serio? Eso sería fabuloso. Salvas la patria cada vez que quieres, Micaela.

-Lo sé, soy la mejor en lo que hago, Samuel.

Suelto un suspiro pesado. Me tengo que preparar psicológicamente para los próximos dos días que me esperan. Una empresa estadounidense piensa invertir en la empresa de mi padrastro y quieren venir justo en la sede que se encuentra en España, la que yo tengo a mi mando. Debo hacer que todo salga como lo planeado, demostrar que soy digno heredero de todo su trabajo.

Lo lograré, aunque tenga una morena, de ojos color miel, rondando en mi cabeza. Un mes después es en ella en quién puedo pensar a diario. Y no me canso de hacerlo.

Empiezo a trabajar en los primeros documentos que encuentro con la promesa de no distraerme en facebook y ver fotos que me duelan.

Mi telefono empieza a sonar, es Camila. Seguro es otra de sus crisis emocionales por que no encuentra su vestido favorito, o Matt no llega a casa. de igual forma respondo.

-Samuel, tenemos un grave problema.- parece que estuvo llorando- Martina desapareció del mapa hace dos días. ¿sabes algo de ella?

Fantástico. Pido concentración y me dan esto.

-No, para nada. ¿Cómo sabes que no está de fiesta y ya? Si lo hizo en Londres, puede hacerlo en Cambridge.- cuestiono.

-Samuel, no contesta su teléfono, su madre fue a hacerle una visita sorpresa en su apartamento ¿Qué crees? No estaba. No habían señales de ella. El portero dijo que la vio salir dos días atrás, sola y nunca más la volvió a ver.

Tengo un deja vu en ese mismo instante. No quiero ver a Martina en el mismo estado que vi a Camila, no lo soportaría esta vez.

No tan perfecto (TP#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora