Capitulo 11.

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Narra Martina.

El silencio que hay en el auto es aterradoramente incómodo. Nadie quiere decir nada y el camino es largo. Si Samuel no hubiera estado en casa, el juego del consolador hubiera sido simplemente gracioso, pero no tenía que enterarse por Matt, que tengo un consolador de pandas. Fue raro. Quién sabe que cosas habrá pensado de mí en ese momento, dirá que soy una perra frustrada que no puede tener buen sexo. Incluso, como es de arrogante, pensará que no tengo ningún orgasmo con un chico desde que nos alejamos. Pero no es cierto, no digo que me he acostado con medio Cambridge y sus alrededores, pero los contables encuentros que he tenido, han sido muy buenos. Y lo del panda, solo lo tengo hace dos años, y muy poco lo utilizo.

También hubiera ayudado que yo ganara la apuesta y así no tendría que estar ahora mismo en el mismo auto con Samuel a un lado.

Flasback.

-Te da miedo perder, es eso- dice Camila.

-Nunca- la reto.

-Bueno, ya gané- se va victoriosa.

Sí claro. Todos saben que Samuel llegará borracho y con una chica. Camila es la única que tiene la fé de que su querido Samu, ya no le gusta andar con chicas clandestinamente. El hecho es que Samuel cuando está ebrio, se trae a las chicas con él o simplemente llega al día siguiente porque se quedó con la chica. Así que yo ganaré la apuesta si: a) Samuel llega a casa con una chica, b) no llega esa noche/madrugada. Y Camila ganará si Samuel llega solo a casa.

Fin.

Es tonto porque tenía dos factores a mí favor y no gané. Ella tenía mucha razón, Samuel llegó solo y como ella misma lo narró: "con mucha culpa por quererte". Aunque creo que es solo culpa por estar vomitado y haberme despertado.

-¿Quieres hablar?- rompe por fin el silencio.

-Sospecho sobre que será el tema de conversación. Y es raro, no deberías- digo tomando con fuerza el volante.

-Solo era un consolador muy grande y de pandas, ¿Te da vergüenza eso?- me dice como si yo fuera una adolescente avergonzada de su sexualidad.

Literalmente parezco eso.

-Solo... no debías haber visto eso- le doy una pequeña mirada nerviosa.

-Es solo un consolador, Martina- empieza a mirar por la ventana.

"Es solo un consolador, Martina, es solo un consolador" repito en mi mente.

-Por cierto. ¿Por qué me vas a acompañar tú a la prueba de traje?- recalca la palabra "tú" como si le molestara.

-Ni lo digas- me mira en busca de una respuesta-... Una apuesta.

-¿Qué apostaron?- dice intigrado.

-Que llegarías ebrio a casa... Con una chica, claramente perdí.

-He cambiado. Mujer de poca fe.

Su comentario me causa gracia.

-Lo siento, pero es el único recuerdo que tengo de ti- miento.

-Eso fue una puñalada directo al corazón- se toca el pecho mientras finge dolor.

Luego de cuarenta minutos por las calles de Londres, llegamos a un sitio reconocido en trajes de novios. La chica de la recepción es rubio y alta, trae uniforme. Tiene al lado de su nombre la palabra "aprendiz".

-Buenos días, bienvenidos, ¿En qué les puedo colaborar?- dice aquello en plural, pero parece que solo se dirige a Samuel, como siempre él y su estúpida forma de llamar la atención de todas las chicas.

-Si, tenemos un cita para prueba de traje a nombre de Matthew Johnson, el traje es para uno de sus acompañantes- digo sin pizca de amabilidad.

-Eh, si, espera miro en la computadora- dice sin quitarle la mirada a Samuel.

Un minuto después de revisar en la computadora, asiente con la cabeza y nos dirige la mirada nuevamente.

-Si, mi compañera los guiará, sigan- hace un ademán para que sigamos.

Samuel va detrás de mí. Hay un gran salón con sillones en medio y al rededor está repleto de trajes de todos los tamaños, colores y gustos. Hay otro grupo de chicos a un lado probando algunos de los trajes. Otra rubia un poco más baja llega a nuestro lado.

-Buenos días- dice amable- ¿Tú debes ser Samuel Steel, no?.

-Si, soy yo- dice él mientras mira algunos de los trajes.

-Vale, ya han dejado claro un modelo para el traje, así que solo será de tomarte las medidas y la tela como la prefieras- dice con su voz chillona, ni siquiera me ha determinado- voy por mis cosas.

Samuel, aparentemente está muy interesado mirando sus trajes. Tiene un pantalón de jean y una camisa de rayas, deportiva. Todo se le acomoda perfectamente a su estúpido cuerpo marcado. Ya no recuerdo cómo era estar entre sus brazos. Aunque a decir verdad, ahora sería diferente, Samuel tiene mucha más masa que antes. Y ni hablar de su barba de una semana, es tan jodidamente sexy que no puedo imaginar otra cosa que besarlo... Solo porque es sexy, no es como si aún extrañara sus besos, sus caricias o su forma original y desgraciadamente encantadora de hacer el amor.

He estado con chicos muy parecidos físicamente a Samuel, no entiendo porqué Samuel debería ser diferente. No lo es.

Se prueba algunos trajes, para saber más o menos su tallaje, a lo último deciden que lo mejor es hacer un traje con medidas personalizadas. No ha hecho otra cosa que quejarse porque a un lado le queda muy ajustado y en el otro no. Literalmente se queja por todo.

No tan perfecto (TP#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora