Narra Martina.
Poco a poco voy abriendo mis ojos. El sol me atropella de forma drástica. Voy a dar una vuelta sobre la cama para llegar al otro extremo y poner fin a la tediosa alarma, pero no puedo lograr mi objetivo a un robusto cuerpo. Tapo mi rostro con las sábanas y me regaño mentalmente. Ebria pendeja.
-¿Estás despierto?- nadie responde.
Me siento en la cama y puedo notar que solo tengo mis panties. Él está boca abajo. Puedo jurar que es uno de los gemelos que conocimos hace unos días en la playa, espero y sea uno de ellos.
-¿Gustavo?- susurro cautelosa.
-Oliver, nena, Oliver- refunfuña.
-Lo siento, Oliver... Creo que es hora de que te vayas- busco con la vista mi ropa.
Sé que estoy en mi habitación de hotel. Rápidamente me pongo mi camisa y me dirijo a apagar la jodida alarma.
-Pero... Aún es temprano, nena- ruedo los ojos al cielo al oír de nuevo ese apodo.
-Debes irte, Oliver, mis amigas no demoran en venir como estoy.
-¿Ya te vas para Londres?- se incorpora en la cama mientras pasa su mano por los ojos.
-Si, mi vuelo sale más tarde...- me siento a su lado.
-Siempre que tengo sexo con una chica- me comenta- soy yo quien insiste que se vaya...
Una risita ronca sale de mi garganta.
-Fue una noche genial, nena. Adiós. Y ya acepta que no eres virgen- se pone sus pantalones y deja su camisa en mano.
-¿De qué hablas?- digo extrañada.
-Anoche, en medio de tu ebriedad, jurabas que eras virgen, para luego pedir que te diera más duro- me toma de la cintura y puedo sentir el rubor subir a mis mejillas- luego me confesaste que tu primera vez fue con... ¿Samuel? Algo así- se burla.
-Lo siento, el alcohol tiene efectos secundarios y yo no puedo hacer nada para evitarlo- trato de sonar casual.
-Vale, nena- toma sus zapatos en una mano y su camisa en otra- fue un gusto estar contigo- me da un corto beso.
Y se va.
Me tiro de espaldas a la cama y me arrepiento al instante, un pequeño ataque de mareo se apodera de mi. Trato de recordar como uno de los gemelos llegó a mi cama. O mejor aún, porque carajos le dije que mi primera vez había sido con Samuel. Voy a vomitar todo el alcohol que mi cuerpo tiene y más tarde me doy un baño de agua fría.
Camila no demora en tocar mi puerta. Le abro y me siento humillada a su lado, luce hermosa y perfecta, por mi parte, estoy sin peinar y con ropa nada elegante.
-¿Para dónde crees que vas vestida así?- dice horrorizada- yuju, nuestros días de playa terminaron. Mi futuro esposo me espera- canturrea.
Le doy una sonrisa avergonzada.
-¡No puede ser, Martina! ¿Te acabas de despertar? ¡Es el colmo!- me reprende- ¿Ya tienes la maleta lista, por lo menos?.
-No- susurro y la dejo pasar.
Me empuja y busca mi maleta. Me ayuda a empacar y revisa que nada se quede por fuera. Estamos recogiendo los zapatos.
-¡IUHG!- grita mi amiga horrorizada.
Entre sus uñas hay un plástico lleno de lo que puedo adivinar es semen de Oliver.
-¡No toques es!- grito igual de asqueada.
La puerta se abre y Camila cómo instinto lanza el condón a dirección de la puerta. Es Sarah y Sophie.
-¡WACALA!- grita Sophie retirando el condón de su boca. Y lo pone en manos de Sarah que simplemente va al baño y vomita.
-No tienen que pasar el semen de Oliver por todas ustedes- digo indignada.
-¡¿OLIVER?!- gritan todas al unísono.
-Si, Oliver, no hagan tanto escándalo.
-¿Se volverán a ver?- indaga Camila.
-¡Claro que no!- responde por mi Sarah saliendo del baño
-¿Cómo la pasaron?- insiste Camila.
-Solo fue sexo, chicas, no nos vamos a casar- empiezo a buscar que ponerme durante el viaje.
-¡Joder, chicas!- Sophie se pone de pie como resorte- ¡Nuestro vuelo sale en cuarenta minutos!.
Cuarenta minutos y mi maleta no está lista, no me he puesto la ropa, no hemos entregado las llaves de la habitación y el aeropuerto está a más o menos treinta minutos de distancia.
Sarah y Sophie van a pagar el tiempo extra en el hotel y demás cosas. Camila y yo bajamos a toda prisa. El taxi demora unos treinta y cinco minutos por el tráfico de la mañana. Entramos al aeropuerto y tenemos que correr para alcanzar el jodido vuelo.
A través de los años he ganado muchas condecoraciones, diplomas, pasatiempos perfectos y un sinnúmero de cosas buenas, pero aún no he sido capaz de llegar a tiempo para un vuelo. No es justo. Casi siempre es por cosas insignificantes que tengo que correr por todo el aeropuerto como una loca.
Las chicas vienen unos metros trás de mi. Soy la primera en entregar mi tiquete y entregar el pasaporte. En el camino Sarah cae, aún tiene unos tragos encima.
Londres, nos vemos dentro de poco.
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No tan perfecto (TP#2)
Teen FictionHan pasado cinco años desde la partida de Samuel y aquel reencuentro que juraron, sería pronto, no ha ocurrido. Y ambos parecen ignorar el hecho de que se extrañan, porque se extrañan ¿No? Pero las cosas están por cambiar, una invitación, una boda y...