Narra Samuel.
Debo irme. Pero un cuerpo delgado me lo impide. Son dos cuerpos. Trato de abrir mis ojos, la luz hace de este trabajo más incómodo que de costumbre. A un lado hay una chica rubia. No está desnuda ni nada, es Sarah, está bastante alejada de mí. A mí otro lado está una chica de cabello oscuro y piel pálida, Martina. Tiene su cabeza apoyada en mi brazo. Calambre muscular . Ella tambien tiene ropa. Cuando soy capaz de incorporarme veo que alguien está acostada en mis pies, es Sophie. Son tres. ¿Cómo carajos llegué al césped con tres chicas?.
Pero puedo asegurar que no tuvimos un cuarteto o algo así. Por varios factores obvios: primero, todos tenemos nuestra ropa completa y bien puesta; segundo, ni en mis mejores sueños Martina sería capaz de tener una orgía; tercero, soy bueno en la cama,la práctica hace al maestro, pero dudo en ser capaz de saciar a tres mujeres al mismo tiempo, no soy un dios del sexo o algo así.
Así que aunque sería un buen recuerdo, debo dejarme claro de que eso no sucedió.
-¿Martina?- la tomo de su hombro y empiezo a sacudirla, ella dice algo que no soy capaz de entender.
-¿Samuel?- dice Sophie.
-¿Qué mierda pasó?- digo mientras tomo mi cabeza pensando que eso va a calmar la resaca.
-Quiero saber lo mismo.
A nuestro alrededor hay muchas botellas de vodka. Un señor de no tan avanzada edad y de uniforme, limpia todo el desastre. A paso lento se acerca a nosotros y nos observa por un tiempo.
-Creo que la fiesta terminó- dice con la voz áspera.
Sarah y Sophie sin decir nada, se pone de pie y caminan hacia la entrada. Ambas llevan sus zapatos en las manos.
-¿No me ayudarán con Martina?.
-Hazlo tú- se queja Sarah entre dientes.
Claro, son muy amigas y todo pero están igual o peor que Martina para ponerse de pie.
Me arrodillo a su lado y la observo un tiempo. Tiene una mejilla blanca por la baba y su cabello está esparcido por toda la cara. No puedo evitar soltar una pequeña risa de burla.
-Mar- es hora de irnos.
-¿Qué hora es?- refunfuña mientras se incorpora.
Toco mis bolsillos hasta encontrar a mi celular. 6:50.
-Siete de la mañana.
-Joder- tapa su cara con ambas manos y toma un suspiro largo.
-Ven, vamos- la ayudo a ponerse de pie y ella no se opone para nada.
Entre pasos torpes y lentos salimos del lugar. Las chicas nos esperan en la parada de autobús.
-No sé donde carajos está mi auto- dice enfadada Sarah.
-Ni yo- dice a la par Martina con Sophie.
Mi auto está en España.
-Vale. ¿Saben tomar el autobús?- digo frustrado.
-Claro, Samuel- dice Sarah.
Sarah es la única que probablemente conoce mejor la ciudad.
Al llegar a casa, la cual se encuentra vacía porque los dueños están de luna de miel, tomo una ducha. Martina sube a su habitación pero en ningún momento escucho el agua caer. Las chicas se quedan dormidas en el sofá una y la otra en el piso.
Decido entrar con sigilo a la habitación de Martina, se veía muy mal cuando subió. Está acostada en su cama boca arriba y mirando un punto fijo en el techo, lo cual es aterrador.
-Necesito darme una ducha. O no voy a sobrevivir- se queja cuando nota mi presencia.
-¿Te ayudo?- me golpeo mentalmente por lo estúpido y sugerente que sonó ese comentario.
-Claro- trata de ponerse de pie pero vuelve a caer.
Entramos a la ducha y la ayudo a ponerse debajo de la regadera. El agua empieza a caer y ella da un respingo cuando siente el agua muy fría, se eriza. Le subo la temperatura al agua y ella se relaja un poco más.
-¿Puedes quitarme la ropa?- me quedo pensando un tiempo su comentario- para bañarme, tonto.
Me da la espalda y empiezo a desabrochar la parte trasera de su vestido. Me doy el placer de tocar su piel con la yema de mis dedos. Ella se tensa al sentir que paso la mano por el broche de su sostén. Me tengo que contener para no soltarlo. Le quito su vestido y la dejo con su ropa interior.
-Anoche- comenta mientras se pasa la esponja por sus brazos, yo la observo apoyado en el marco de la puerta- tú, lanzaste un comentario... Estabas ebrio y puedo echarle la culpa al alcohol... Pero- deja de hablar por cinco minutos tortuosos.
-¿Qué comentario?- me hago el tonto sabiendo perfectamente de que comentario habla.
-Dijiste que- lo duda un momento- que tenías una vista perfecta a mis senos y que eran los senos más perfectos que jamás habías besado. Algo así. Y tambíen... Tambien nos besamos- dice lo último casi en un susurro, avergonzada.
Me acerco a ella sigilosamente y me arrodillo a un lado de la tina.
-¿Qué pasa?- la obligo a mirarme.
-Sentí algo- lo dice tan bajo que de no ser por nuestra cercanía no hubiera escuchado eso.
¿Sintió qué? ¿Placer, amor, nervios, ganas de vomitar, recuerdos?
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No tan perfecto (TP#2)
Roman pour AdolescentsHan pasado cinco años desde la partida de Samuel y aquel reencuentro que juraron, sería pronto, no ha ocurrido. Y ambos parecen ignorar el hecho de que se extrañan, porque se extrañan ¿No? Pero las cosas están por cambiar, una invitación, una boda y...