Capitulo 34.

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Narra martina.

Cambridge siempre me había parecido un lugar hermoso, siempre lleno de nuevas cosas por conocer, no me cansaría de conocer su historia y demás cosas. Pero hoy, me parecía aburrido y deprimente. Es tonto culpar a un sitio perfecto, lleno de cosas perfectos. Definitivamente no es el causante de mi falta de él. Y para completar el pack de un mal día, llueve. Amo la lluvia, pero cuando puedo estar debajo de ella o estoy entre mis sabanas viendo una buena película. Y aunque es un buen plan, eso solo haría que la depresión me llenara aún más. Me estoy ahogando en un vaso de agua, el día de mi cumpleaños número veintitrés. Una cifra que, a mis quince años, se veía inalcanzable, pero aquí estoy, deseando estar siete años atrás y solo tener en mi mente sacar buenas calificaciones. La resaca, mi soledad, la lluvia, la discusión con Samuel, sobre todo la ultima parte, hacen que las cosas vayan de mal a peor.

Quiero culpar a la resaca de mi terrible mareo y ganas de expulsar todo lo que como, y querer es poder, así que los tragos de ayer son los culpables de que no pueda enfocar muy bien las cosas sin sentir que el mundo gira, aunque lo hace, no debería sentir esto.

Pronto comienzan las clases, mi ultimo año en la universidad, empezaré las practicas y seré un pez libre en el mar de empleo. A menos de que mi padre decida que lo mejor es trabajar para él, eso seria cruel y desgarrador para la cantidad de planes y metas que tengo fuera de su mando.

Tengo muchas cosas que pensar, poco tiempo y mucho vino en mi nevera. Eso se resume a un estado de ebriedad prolongado.

-¡¿Qué mierda pasa contigo, Martina Johnson?! Solo quería ser la mejor amiga del mundo, aunque lo soy, en fin, quería demostrarlo, mas de lo que ya lo hago. Pero tu te empeñas en arruinar las cosas, pequeño animal degenerado. - por poco olvido que había respondido a su ¡s insistentes llamados- ¡¿ahora no me hablas?! ¡juro que cuando te tenga en mis manos te voy a estrangular!

-Por favor, Camila, deja de hacer eso, la cabeza me duele como un demonio dando vueltas dentro de ella.

-El mismo demonio que me va a llevar por matarte en cuanto te vea- declara.

-Como quieras... Cami, de verdad lamento haberme ido tan de repente, no estoy de ánimos para nada, literalmente, nada.- me defiendo.

-No es justo ¿Es por Samuel, es lo que te preocupa?- su tono disminuye un poco.

-Es complicado.

-¡Ni una mierda! No tengo cinco años, puedo entender cualquier problema de la vida cotidiana, pequeño animal degenerado.

-No quiero verlo, Camila. Duele hacerlo y haré todo lo posible para evitarme cualquier dolor.- sentencio.

-El imbécil de Samuel, debe estar llegando a España en estos momentos, Martina. Se fue ayer en la noche, después de ti.

-¿Ha-hablas en serio?- trago saliva nerviosa.

-Si. Ambos son unos imbéciles, desconsiderados, egoístas, inmaduros.- puedo imaginarla con sus brazos en ambas caderas simulando ser un jarrón.

-Debo colgar.

Y arriesgando mi integridad física, cuelgo. Samuel se fue. Sabia sus ganas de pasar en vacaciones junto con su madre y hermana, aunque puede haber miles de motivos por los cuales no se quedo otro tiempo en Londres, quiero pensar que la discusión le dolió tanto como a mí.

Por primera vez, después de la discusión, pienso en si mi decisión estuvo correcta. Me hice daño, le hice daño, molesté a Camila. Tal vez fueron mas las cosas malas las que mi decisión provocó, que las cosas buenas. Evito reprender a mi subconsciente por hacer que salieran esas palabras de mi boca, eso no hará que las cosas sean distintas. Tomo mi celular y elimino el contacto de Samuel. No voy a perder mi dignidad cuando estè ebria a media noche y decida que quiero hablar con él y arreglar las cosas, en mi mundo las cosas no se solucionan de ese modo. Nota mental: debo dejar de engañarme a mi misma.

Un timbre, dos timbres, tres timbres...

-Hola, soy Samuel, si gustas puedes dejarme un mensaje que pronto escu.- su grabación de buzón de voz es lo único que me responde.

Cuelgo. Debe ser tres veces mas ridículo dejarle un mensaje de voz. Ya lo hice una vez y solo me hizo desear que la tierra se abriera y me llevara hasta el fondo de ella.

Debería estar haciendo algo super importante, como por ejemplo, organizar mi horario para mi antepenúltimo semestre de universidad. O tambien puedo borrar la idea tonta y vergonzosa de ir e n busqueda de Samuel. Pero primero, sirvo un poco de vino en mi copa para recuperar mi dignidad recién perdida. 

No tan perfecto (TP#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora