Capitulo 38.

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Narra Samuel.

Una prueba con dos líneas rosas y un exámen de sangre positivo, es lo primero que se me viene a la mente cuando empiezo a ver la luz. No tardo en confirmar que es la luz de mi habitación. Escucho algunas voces femeninas a lo lejos.

-¡Samuel! Por el amor a Dios, casi nos matas de un susto.- reconozco la voz de Micaela.

Poco a poco y con la ayuda de unos brazos temblorosos me incorporo en mi cama. Veo a Martina, carece de color y abundan sus ojeras.

-Seré padre.- es lo primero que puedo decir- Micaela, seré padre.

-¡¿Es en serio?! ¡Oh, por Dios! ¡Es fantástico! ¡¿Puedo ser la madrina?! ¡Mierda, lo siento, deben de tenerla ya! .- empieza a gritar- Lo siento, de nuevo. Me emocionan los bebés. Los dejaré solos.

Dando unos pequeños brincos y susurrando cosas para sí misma, sale de la habitación.

-Seré padre. Seremos padres.

-Lo siento. De verdad, no lo hice con intención. No me estaba cuidando, yo... Yo solo quería que lo supieras.- dice nerviosa.

Me acerco a ella y le doy un beso tierno. Luego de eso nos sumamos en un abrazo, que puedo jurar, ha unido todo lo que se encontraba roto en mí. Siento la tranquilidad de estar entre sus brazos. Unos fuertes sollozos hacen estremecer mi corazón.

-¿Por qué lloras? No lo hagas, por favor. No le hace bien, ni a ti, ni a nuestro bebé.- esas dos últimas palabras tienen un sabor diferente.

-Creí que me odiarías, me darías para el aborto y me mandarías de vuelta a Inglaterra.- dice entre lágrimas.

No sé si son sus lágrimas cayendo por sus mejillas o sus palabras las culpables de que mi corazón se sienta tan contraído, en un rincón de mi caja torácica. No creí que Martina me viera de tan mala forma.

-No soy un monstruo, Martina. No he sido el mejor hombre contigo, pero eso no significa que no te quiera.- mis palabras son pesadas y dolidas.

-¿Qué tanto me quieres, Samuel?- su pregunta casi me hace rodar los ojos.

-La palabra 'demasiado' queda pequeña. Desde que te conozco, mis sentimientos más puros se despertaron...- ella aún no deja de sollozar.

-Lo que se viene no es fácil. Tener a un bebé no es una cosa de niños y no lo somos. Además tendremos que convivir mucho tiempo... No podrás vivir tu vida de empresario exitoso y soltero- aclara.

-Eso es lo que menos me interesa. Martina, los quiero a ambos aquí, conmigo. Tú puedes terminar tu universidad aquí y hacer las prácticas en la empresa.- todo sería perfecto, pienso.

-No es tan fácil, Samuel. Mi padre, cuando se entere, va a quitarme todo el apoyo...

-A la mierda tu padre. Nos separó una vez, cariño. Éramos niños, pero ya no, no dejaré que me diga que hacer. No cuando nuestra felicidad depende de ello.

Por un momento piensa mis palabras y luego se lanza sobre mí y me da un abrazo. Un abrazo de oso. Siento sus lágrimas en mi cuello.

-Tengo miedo.- confiesa.

-Yo igual, nena. Pero te prometo que haré todo lo que esté en mis manos para hacerte feliz, a ti y a nuestro bebé, o nuestra bebé, no puedo generalizar.

La realidad viene a mí. Tener un bebé no es cosa de niños, ella está en lo cierto. Pero quiero que sea de ese modo, quiero que sea de ella. Mi miedo pasa a segundo plano cuando imagino a un pequeño yo o una pequeña Martina corriendo por nuestra casa, al fin ya no será un sitio tan grande y desolador.

Tiene miedo, tenemos miedo. Pero ahora solo quiero abrazarla hasta verla dormir. Quiero que sepa que haré todo lo posible para garantizar que ese seremos una familia, una verdadera familia, no perfecta, no tan perfecta. No quiero eso para nosotros.

(...)

Luego de que comiera unos ponquesitos que trajo Micaela, se quedó dormida. Mientras tanto, estoy tratando de trabajar. Pero unas pequeñas manitas y pies no me dejan concentrar en todo el papeleo.

-¿Niño o niña? ¿Qué quieres?- dice subiendo sus pies a mi escritorio.

-Niño, definitivamente. Pero si es niña igual la amaría. No lo sé en realidad. Quiero que primero sea un varón, para que cuide de su hermanita. Y la niña, la niña sería el reflejo de Martina, así que lloraría como un bebé cuando tenga que llevarla al altar.- digo muy rápido.

-Espera, vaquero. ¿Niña?¿Quieres tener dos bebés?- dice perpleja.

-No entiendes. Martina es mi primer amor, el amor que merezco. Desde que la conozco me dejó con la boca abierta... y no solo hablo de su físico. Mi corazón se vuelve pequeño cuando la tengo cerca o de solo pensarla.- ella me observa detalladamente.

-¿Estás seguro de que es tu bebé?- su pregunta me descoloca.

-No conoces a Martina, ella no seria capaz de eso.

-¿Tú si? Si no recuerdo mal, duraron cinco años sin saber nada del otro...

-¡No hagas esto, Micaela!- me quejo.

-Vale, lo siento. Solo no quiero hacerme la ilusión de verte como padre, cuando no es así, no de nuevo.- un silencio incomodo inunda la oficina- Empecemos de una vez, tienes un bebé que cuidar y mantener.- dice con su voz como siempre animadora.

Tiene razón, como puedo, hago mi mejor esfuerzo para terminar lo más rápido posible. Quiero llegar a mi habitación y verla dormir entre mis sabanas. Ella es todo lo que quiero ver.

No tan perfecto (TP#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora