Capitulo 6.

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Narra Martina.

Tomo como si nunca en mi vida hubiera visto un vaso de agua, tan de repente siento la garganta supremamente seca. He recordado que no estoy sola en casa de Camila, como de costumbre. Tengo que respirar con calma y a ritmo o pronto me voy a desmayar. Tenerlo tan cerca no me sentó para nada bien. Aún estoy temblando y sudando como puerca. Y pensar que debo sobrevivir una semana con él bajo el mismo techo. Primer día de siete, superado.

Tuvo que haberse reído de mí en su interior, ni siquiera fuí capaz de hablarle, parecía una corderita asustada... Y como no estarlo ante su presencia. Samuel es como el vino, entre más viejo más bueno. Ayer, cuando me tiró al suelo, quería morirme de la vergüenza, mi única solución fue quedarme a dormir en la habitación de al lado, literalmente, no salí ni un segundo de allí. Hasta ahora.

No digo que no me alegra verlo y saber que aún está con vida, solo que me pone nerviosa. Me da miedo de lo que pueda decir o suceder mientras estamos cerca. Porque seguro él es el padrino de boda por parte de Matt. Y por eso concluyo, que voy a tenerlo cerca muy de seguido.

La puerta de la cocina se abre y me sobresalto a tal punto de dejar caer el vaso con agua que estaba bebiendo.

-Dios, nena, pero si pareces una hoja de papel, ¿Te sientes bien? ¿Quieres una pastilla o ir al hospital?- dice Camila mientras seca su cabello.

-No, estoy bien... ¿Qué hace él acá?- digo nerviosa- me habías dicho que ya no vendría.

-Cambio de planes- canturrea con una mueca mientras espera mi reacción.

-¡¿Y por qué coños entró a mi habitación?!- digo histérica.

-Calma, ya le he dicho que se quede en la habitación de al lado- rueda los ojos.

-Debo irme- limpio el piso.

-¿Pero qué dices, Martina? No irás a ningún lado- dice dominante.

-Claro que me iré, las cosas con Samuel se pondrán incómodas.

-Por Dios, Martina. ¿Cuántos años tienen? ¿Cuántos años han pasado? Ya no son unos adolescentes, deben dejarse ir- me regaña.

-Tú no lo entiendes- susurro.

-Claro que entiendo. Entiendo que se quieren y no saben como decírselo al otro- me reta.

-No lo digas en voz alta, Camila- la regaño.

-¿Por qué?- dice divertida con la situación.

-Solo haz silencio. Para tú información, sé que han pasado cinco años y todo lo que en un momento ocurrió, se ha extinguido, está en el pasado, no interesa...- callo cuando la puerta vuelve a abrirse.

Casi puedo verme con la boca abierta. Samuel entra con su cabello todo mojado,  y alborotado, solo está en toalla. Reacciono y giro la vista. Primero, una corderita asustada y luego una adolescente dejando caer la baba por un chico guapo. Y otra vez mi maldita respiración se acelera... ¿Por qué me hacen esto a mí?.

-Lo siento, yo creí que estabas sola- abre sus ojos oscuros y matadores.

-¿Pasa algo?- dice Camila burlona.

-Si, te quería decir que voy de salida, pero no tengo la dirección del trabajo de Matt- aunque estoy de espalda puedo sentir que me está mirando.

-¡No! Él en estos momentos debe de estar súper ocupado- entiendo lo que trama mi amiga- y yo debo salir.

-Te acompaño- decimos Samuel y yo al unísono.

-¡No!- casi nos está regañando- deben quedarse y preparar las despedidas de soltero y soltera... He dejado un mapa y demás cosas en el comedor para que lo hagan... Debo irme, los quiero- sale corriendo.

Y tal como lo concluí, nuestro primer trabajo juntos, como padrinos de boda. Todo estaba tan bien mientras yo hacía el trabajo sola. No entiendo ni para qué vino, pude haber hecho eso yo sola y hubiera quedado aún más magnífico.

No sé si debo morir o matarlo. Mejor dicho, matar a Camila, no tiene derecho alguno para obligarnos a estar a solas y hablar nuevamente.

Que me trague la tierra, pero que antes me diga, que hice yo, quién fuí yo, para merecer esta tortura; de tener tan cerca a quien menos quiero tener cerca ahora.

Seguro voy a empezar a hablar con la lengua bien enredada y voy a tener que repetir todo lo que diga, y se va a reír de mí. Te odio Camila Sanders.

Aún en pijama voy hasta el sofá y me siento a ver una película mientras desayuno. Samuel se queda en la cocina, mientras hace su desayuno, seguido de eso, se queda allí mismo a comer. Gracias por pensar en el desayuno, si se hubiera sentado a mi lado, el silencio que hubiera inundado la sala... De pensarlo me dan ganas de cortarme una vena en forma vertical.

Todo estará bien. Nada de debería salir mal.

No tan perfecto (TP#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora