Narra Samuel.
Ella se sobresaltó por mi comentario. Eso sólo me hace reír un poco. Luce un vestido diferente a él que tenía puesto en la iglesia, éste es color rosa pastel, entallado al cuerpo haciendo que resalte su figura esbelta, tiene un gran escote en la parte de enfrente dándome una vista perfecta a sus perfectos pechos, calza unos tacones color nude, bastante altos. Su maquillaje y peinado son minimos, en sus labios tiene un color rojo intenso mate y su cabello está suelto en ondas en su espalda .Siempre tiene ese toque elegante con cualquier atuendo que utilice. Además de todo se ve jodidamente sexy. Nadie dudaría un segundo en quitarle ese vestido y hacerle el amor. O follarla.
-Lo siento, no quería asustarte- susurro nervioso.
-Tranquilo...- después de unos largos segundos de silencio ella sigue-: Debería preguntar eso yo. ¿Qué haces acá afuera?.
-Yo pregunté primero- digo.
-El alcohol y la pista de baile no son la mejor combinación- dice avergonzada- ¿Y tú?.
- Sólo quiero fumar un rato- le enseñó mi cigarrillo en mano.
Ella abre sus ojos como platos. Abre su boca mientras frunce su ceño, claramente en contra de lo que se acaba de enterar. Pero la cierra un momento y me dedica una mirada desaprobatoria.
-¿Ahora fumas?- suelta una risa carente de humor.
-Si... digo, un poco, no soy adicto a esto, lo hago muy poco- me defiendo.
Ella niega con una sonrisa en su rostro. Puedo jurar que eso la ha hecho enojar. Casi no consumía alcohol, no le parecía correcto y ni hablar de fumar o de las drogas. Me siento a su lado y duramos unos minutos incómodos en silencio.
-¿Desde cuándo?- dice ella.
-¿Desde cuándo qué?.
-Fumas.
-Cuando me fuí a España. Al poco tiempo de estar allá. Pero lo sé controlar, te lo prometo- insisto.
-No tienes que prometer nada- susurra.
-Vale, solo digo- me quedo mirando su rostro fruncido un tiempo mientras tomo valor para ir al grano- Martina, tengo una duda... Una buena pregunta.
-P-puedes decirme- dice nerviosa.
-Los mensajes en mi buzón de voz...
-¡Oh por Dios!- me interrumpe- ¡no deberías mencionarlo!.
-¡Claro que sí! Sólo dime. ¿Es verdad lo que decías en esos mensajes?- digo por fin.
-Lo mejor es que lo olvides- dice impaciente.
-No, Martina. Merezco que me digas si es verdad o no.
En esto me convierto cuando estoy a su lado. En un estúpido manojo de nervios. Esperando por una respuesta que lo más probable será dolorosa hasta los huevos.
-Samuel yo... ¡Joder si!- su repentino grito me saca de mis pensamientos- Lo que te dije lo dije en serio. Estaba ebria, pero lo que dije desde lo más profundo de mi ser... Sólo pienso que las cosas pudieron ser diferentes- se pone de pie dispuesta a irse.
Quiero decirle que pienso lo mismo, pero soy un cobarde y mejor dejo que se vaya.
Me da una punzada de tranquilidad al saber que ella lo dijo en serio y no solo por efectos del alcohol, eso fue un impulso para que las cosas salieran de su boca sin tapujos.
Ella en serio quería que las cosas entre nosotros funcionaran. Pero lo que no entiendo, es porqué nunca hizo nada para ir a verme. Simplemente dejó que las cosas fueran cayendo poco a poco hasta que nunca más nos preocupamos por dejarnos un mensaje de buenos días o simplemente responder un "¿Qué haces". No terminamos formalmente, nunca. Sólo lo asumimos. No queriamos pasar por la tragedia de dejar en claro que yo no tenía ningún derecho sobre ella y viceversa. Pero ahora que lo pienso mejor, hubiera sido mejor haberlo hecho. No habría quedado con la incertidumbre de si en realidad ese era el fin de nuestra historia.
Enciendo mi cigarrillo y dejo que la nicotina relaje mi cuerpo. Al pasar, algunos me observan extraño. No es costumbre que un hijo joven de familias de la alta sociedad, esté fumando cigarrillo.
He quedado terriblemente inquieto por su comentario. Un cigarro no hará que me calme por completo. Busco rostros familiares hasta el cansancio. Específicamente busco a una chica.
Necesito saber si aún siento algo por Martina si en realidad vive en mi cabeza como mi tonto subconsciente insiste o si sólo sigue siendo un capricho de mi pasado.
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No tan perfecto (TP#2)
Teen FictionHan pasado cinco años desde la partida de Samuel y aquel reencuentro que juraron, sería pronto, no ha ocurrido. Y ambos parecen ignorar el hecho de que se extrañan, porque se extrañan ¿No? Pero las cosas están por cambiar, una invitación, una boda y...