La frontera del engaño

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- ¿qué diablos fue eso?! - se sobresaltó Gabriel y fue a revisar.

- oh! - se desesperó Dai - justo lo que quería!

- ¿eso querías? - se sorprendió Hugo - eres un masoquista!

- era metáfora tonto! - Juan se cruzó de brazos.

- tonto tus nalgas! - Hugo se acercó a él y le dio un zape en la cabeza.

- tonto el que me escuchó! - comenzó a reír el gran sacerdote.

- oye Dai - se burló Kitty - ¿dijiste algo?

- muy buena esa! - la felicitó Juan.

- oigan - Gabriel subió al auto luego de revisar lo que pasaba, que resultó ser un sobrecalentamiento del motor lo que provocó que se fundiera - con toda sinceridad les digo... que sería mejor... irnos a la mierda!

- no cabemos todos en tu casa - respondió Ulises sosteniendo su cabeza por la resaca. Todos comenzaron a reír menos Gabriel.

- no... - Gabo cambió su tono por uno más serio - hablando en serio, estamos en un lío.

- demonios! - protestó Juan - iré a buscar un mecánico - bajó del auto - Hugo! acompáñame!

- claro! - lo siguió y fueron a buscar un taller, pero al parecer no había ninguno cerca; Juan, al percatarse de eso comenzó a frustrarse y se sentó justo frente al garaje de una casa.

- oye! - Hugo le dio un empujón para animarlo un poco - mira el lado bueno!

- ¿cuál es el lado bueno? - suspiró.

- que Peter está demasiado borracho como para molestarte por ahora! - comenzó a reír y su risa contagió a Gregorio. Huguito se sentó a su lado y así pasaron varios minutos.

Se pusieron cómodos, pero no se percataron de que alguien los observaba por la ventana de aquella casa.

- oye Paulo - lo llamó la chica que los veía - mira - señaló a Juan y a Hugo - anda pregúntales si necesitan algo.

- anda vos! - se negó - me da pena!

- boludo! - la chica le dio un codazo y salió de la casa, caminó hasta ellos - ¿necesitaban algo?

- pues - Juan se levantó para hablarle - la verdad si...

- ¿qué necesitas pive? - preguntó ella y Hugo se sobresaltó al escuchar el acento.

- ¿eres argentina? - le preguntó.

- hay vos! - comenzó a reír como si le hubieran contado un chiste.

- ¿qué te parece tan gracioso? - se molestó un poco.

- es que venís y me preguntas una cosa tan tonta como si soy argentina!

- ¿y por qué es tonta? - se extrañó Juan.

- porque estamos en Argentina! - comenzó a reír más fuerte y ambos chicos abrieron los ojos como platos.

- no me gustan las bromas - dijo Gregorio aparentemente muy preocupado.

- ¿no me crees? - le mostró la ubicación en su celular y efectivamente estaban en Argentina, el país vecino.

- ¿qué?! - Hugo se quedó boquiabierto - ¿y en qué momento cruzamos la frontera?!

- ah! - les explicó la chica - ¿ven esa línea dibujada en la calle?

- si - ambos la miraron con atención.

- se llama "la frontera del engaño" porque de un momento a otro ya estás en el país aledaño y ni te das cuenta!

12 ángeles, 1 amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora