Tengo un mal presentimiento

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Pasaron casi 3 horas, Juan al fin despertó, abrió los ojos lentamente.

- ¿dónde estoy? - preguntó en tono bajo.

- en Irlanda - sonrió amigablemente la chica.

- ¿qué?! - se sobresaltó - ¿Irlanda?! ¿cómo llegué hasta aquí?!

- creo que te caíste por una letrina - comenzó a reír - cuando te encontré estabas lleno de Moho.

- eso explica por qué tengo ropa de abuelo - observó lo que llevaba puesto y luego miró a la chica.

- soy Dominica - le sonrió - pero puedes llamarme Domi. ¿cómo te llamas tú?

- Juan - se quedó embobado al verla - pero... puedes llamarme ... Juan.

- ok, Juan - trató de no reír - ¿de dónde vienes?

- soy mexicano, pero estaba en Rusia, hace unas horas - miró su reloj de muñeca que se había arruinado por estar tanto tiempo en el agua - creo...

- te encontré en el río del norte, tienes suerte que decidí nadar por ahí esta mañana - le explicó - estabas inconsciente.

- ¿río del norte?! - se acercó la señora - Dominica Casleán, te dije claramente que ese es un lugar peligroso!

- no, le dijiste que el polo norte era peligroso - la corrigió su esposo.

- ¿seguro? - se confundió - ¿no dije río del norte?

- estoy muy seguro - dijo en tono serio.

- lo que sea - suspiró - pues no quiero que vuelvas a nadar por ahí, hay mucha gente camino a ese río y podrían ver que eres... eres, ya sabes.

- ¿eres qué? - le preguntó Juan confundido.

- una chica especial - le aclaró.

- espera - negó con la cabeza - especial...¿en qué sentido? es que creo que lo mal interpreté.

- en que tengo un don especial - explicó - puedo ser una sirena, y también un fénix... 

Juan abrió los ojos como platos.

- hay chihuahua!

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Mientras tanto en el microbús:

- el río rojo está por este camino - Danka señaló la derecha.

- no no - dijo Hugo - en mi GPS dice que es a la izquierda... mira - se lo mostró.

- entonces - dijo Tanner que estaba conduciendo - ¿izquierda o derecha?

- izquierda - dijo Hugo.

- derecha - dijo Danka a la vez.

Tanner detuvo el auto de un frenazo y se bajó harto de que no se decidieran.

- oye - Ambra se bajó con él - ¿dónde vas?

- a cualquier lugar lejos de el desorden! - se cruzó de brazos.

- regresa al auto - puso una mano en su hombro - conduces mejor que todos ellos puestos juntos!

- está bien - suspiró - pero solo porque tú me lo pides.

- que raro - dijo Danka viendo el paisaje - es una extraña, muy extraña coincidencia...

- ¿a qué se refiere? - le preguntó Ulises.

- ¿ves esa casa? - señaló un lugar bastante amplio con un jardín muy bien cuidado.

12 ángeles, 1 amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora