El deseo de Betty

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Por más cosas que le dijeran o que trataran de convencerlo de que en realidad estaban ahí, Dai no lo creía, solo miraba a todos lados tratando de no entrar en pánico.

- ¿cuál es el problema papá? - preguntó Whis - aún no comprendemos.

- los humanos, ¿dónde están? - se levantó para ir a buscarlos.

- ¿desde cuándo te han importado tanto unos simples humanos? - Korn alzó una ceja.

- es imposible que yo esté aquí, he pasado meses enteros buscándolos a ustedes y ahora resulta que en un parpadeo volvieron, esto no puede ser posible, ¿dónde están los humanos?

- ¿cuáles humanos? - preguntaron literalmente todos a la vez.

- eh... Gabriel y los otros - miró a todos lados - interactué meses con ellos, no pueden haber sido solo inventos míos, ¿o es que estoy loco? - miró a Tini con mucha preocupación.

- no papá, no creo que estés tan chiflado - puso una mano en su hombro.

- vaya ayuda - Cognac trató de no burlarse.

- ya sé - Dai empezó a revisarse para ver si tenía aunque sea alguna marca del accidente con tal de comprobar que no era un invento suyo y resulta que sí tenía una que otra - esto es real, completamente real...

A pesar de todos los esfuerzos que hizo no pudo localizarlos, tampoco podía ir él a buscarlos personalmente ya que debía cuidar a Zeno-Sama, sus "vacaciones" habían terminado, así que les dio indicaciones muy exactas a cada uno de sus hijos para que las llevaran a cabo, ellos no podrían negarse.

"En el Universo 7, planeta tierra, vas a ir al país más grande que encuentres, no será tan complicado encontrarlo. Pregunta por la casa celeste embrujada en Moscú, mucha gente la conoce y a unas calles de distancia encontrarás la casa. Toca la puerta buscando a Betty Kaprushkin, dile que vienes de mi parte, entrégale la tarjeta y cumple su deseo"

Esas fueron las indicaciones que le dio el Gran Sacerdote a la joven Cus, quien asintió obediente y fue a donde la habían mandado.

Al llegar a la tierra la gente la recibió con emoción. Casi no había nadie que no conociera el incidente que había pasado hace un tiempo con un ángel muy parecido a ella, y como veían que era una simple niña en vez de atacarla o cuestionarla la protegían, fueron muy atentos.

- necesito llegar a la casa celeste embrujada - dijo, tal como su papá le había explicado.

- por supuesto, no estamos tan lejos - aunque para los rusos decir eso era cuestionable, estaban acostumbrados a recorrer distancias largas.

Luego de un rato, que por supuesto fueron horas, dieron con la casa y dejaron a la niña ángel ahí.

- ten cuidado que asustan - advirtieron antes de irse.

- por supuesto, muchas gracias - sonrió. No iba a entrar ahí, sino que seguiría la dirección de Dai. Llegó a la casa de los Kaprushkin y tocó la puerta, donde un hombre muy serio abrió, ni siquiera le llamó la atención ver que él era un ángel.

- ¿qué querías? - se cruzó de brazos.

- vine a buscar a Betty, ¿está?

- ella está castigada, no puede salir a jugar.

- solo quiero darle un recado, por favor - lo miró con una carita suplicante. El tipo la miró a los ojos.

- eres bonita, si quieres podemos hacer tratos y te haré una modelo infantil exitosa, solo que tendrás que meterte a una estricta dieta.

12 ángeles, 1 amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora