El castigo de Dai 2

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- vamos! - los animó Dai - 20 flexiones más y acabaremos con el entrenamiento!

- pero Dai! - protestó Hugo - ¿por qué Kitty y el menso no están aquí?

- ¿eh?! ¿no están aquí?!

- no - todos los buscaron con la mirada y el ángel comenzó a molestarse.

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Mientras tanto en casa de Chris:

- tengo el presentimiento de que ya nos están buscando - dijo este algo preocupado.

- y dime - sonrió ella - ¿eso importa?

- pues  - sonrió también - no!

- ¿qué quieres hacer ahora? - preguntó dulcemente. Este alzó los hombros - ¿no sabes? entonces escogeré yo! ¿hay alguna heladería cerca?

- compré helado ayer, está en el congelador - caminó escaleras abajo para buscarlo.

Mientras tanto Kitty encendió la tele y puso una película romántica que le encantaba.

- Carpi! - lo llamó - esta será una tarde de películas!

- hay no! - protestó al ver la película que había puesto - odio los romances!

- ¿por qué? - comenzó a reír.

- porque nunca son como en la vida real - se puso a ver la película.

- tienes razón - comenzó a acariciar la entrepierna del chico y le sonrió - en la vida real son mejores.

Él se sobresaltó al sentir su mano ahí.

- ¿qué haces? - comenzó a respirar agitadamente a la vez que alejó su mano.

- ¿está mal? - volvió a poner su mano en su entrepierna.

- n-no - dijo algo nervioso.

Kitty lentamente paseó su mano hasta llegar a sentir un bulto que se levantó entre las piernas de él. Ella sonrió y quitó su mano.

- ¿por qué paraste? - Chris cruzó la pierna para que no notara que estaba excitado.

- porque quiero ver la película - le guiñó el ojo y observó la T.V.

El chico se levantó y fue a su cuarto, minutos después regresó más tranquilo.

Observó que Kitty se encontraba llorando y comiendo mucho helado.

- Carpi! llegas justo a tiempo - siguió llorando - trae unos pañuelos...

- ¿qué tienes? - no le hizo caso.

- es que ella no lo quiere! - lloró más fuerte. Chris no tuvo más alternativa que ir por pañuelos, se los entregó.

- gracias - se sonó la nariz y le hizo un ademán para que se sentara a su lado, esta así lo hizo. Ella recostó la cabeza en su hombro.

- tengo hambre - se quejó él mientras se levantó para ir a la cocina.

- espera! - Kitty volvió a sentarlo - yo cocinaré - le guiñó el ojo y fue a la cocina. Luego de varios minutos regresó con un plato de Bistec. Este hizo mala cara porque era vegetariano pero comenzó a comerlo solo porque lo había preparado Kitty.

- ¿qué opinas? ¿te gustó?

Este no respondió, seguía comiendo, signo de que si le había gustado y mucho.

- deberías dedicarte a ser chef - atinó a decir.

- trabajé tres años en un restaurante Argentino, lo hacía paga pagar mi universidad - sonrió.

12 ángeles, 1 amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora