—Haré lo que haga falta; no van a matarnos de nuevo—juró la guerrera con rencor.
—Lo sé bien—Crisa le apretó la mano, afligida—pero lo que deseo es que no sigas con ese peso en tu espalda, te has vuelto tan hábil porque crees que la Alaris del pasado no ayudó a los suyos, deja de herirte así, hicimos lo que pudimos, nos equivocamos, es parte de la vida.
Agachó la cara en vergüenza.
—Sigues siendo excepcional para tocar el punto débil de las personas.
—Ser frágil está bien—susurró—, si continúas culpándote, también condéname, porque con mis dones nos engañaron, y deberás odiar a tu hermana porque ella no pudo evitar que la arrebataran de nosotros, ¿Entiendes lo ridículo del asunto?
Tenerla a su lado daba una sensación de calma y protección inigualables, pese a ello, costaba encarar sus miedos.
—Perdón.
—Perdóname a mí, eras una joven inocente—la tomó del mentón, sus orbes cafés guardaban tanto—, debí quedarme contigo; Erenn es un soldado, y con todo lo que ha pasado tal vez colaboró para que seas así.
—Ha sido un buen padre—tragó—pero... ahora su verdadera hija ama a...
Crisa apretó los labios, controlando su rabia.
—Lo sé, hay que cuidarla y alejarla de esa vida—susurró igual de herida—, encontraremos a Dreven, lo que ha hecho es imperdonable—pasó su pulgar por el ojo de Alaris, y su rostro se volvió una pintura de felicidad—. No importa si debo abrir las montañas, voy a recuperar a Beata.
Se abrazaron con el cariño más leal y grande. De nuevo era Alaris la niña que necesitaba ser cuidada, y por ese momento, escondiéndose en el cuello de Crisa, lo permitió.
—¿Qué ves de ella? ¿Dónde está? ¡Dime algo sobre ella, por todos los dioses!—gimió desesperada.
Pasó un largo momento.
—Ella está bien, muy feliz—Alaris cerró los ojos con fuerza, sabiendo que mentía descaradamente, y eso la aterró.
❃❃❃❃❃
Pronto fueron a la cabaña de los jardines reales. Crisa lucía recompuesta, llevando un vestido de muchas telas finas y bordadas en tonos dorados y rojos; el cabello peinado con piezas hechas en oro y rubíes, maquillada; había bajado de peso, pero seguía espectacular. Miraba ausente por la ventana, ignorando por completo a Quelan. El ambiente era pesado.
De repente, un llanto los hizo mirarse.
Daster abrió la puerta y seguido a él entró un ojeroso Calem con Erelynn llorando a grito entero. Quelan se levantó de golpe, dando un paso atrás con los ojos abiertos de par en par. La situación se volvía insoportablemente melancólica, todos los ojos estaban en Erelynn. Crisa mantenía un semblante sereno, su mirar neutro, su posición recta y elegante, pero Alaris vio que las manos entrelazadas le temblaban sin control.
Era maravilloso estar reunidos, la pequeña representaba todo el mal sabor de años, su lucha y derrota, cada día de luto falso, cada burla hecha a ellos, la rabia que deseaban sacar.
No era fácil.
Erelynn tenía el rostro rojo e hinchado de tanto llorar.
Y llamaba a Dreven.
Quelan les dio la espalda, llevándose una mano a la boca. Alaris le tocó el brazo, viendo su expresión contrariada y horrorizada, el reflejo de ella cuando la vio en el mercado, seguramente.
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El fervor del Príncipe|COMPLETA|
RomanceAlaris está tan devastada que en un arranque de locura terminó revolcándose salvajemente con quién juró matar, el asesino de su hermana: Calem Velzar. Acusada de alta traición por Erenn, no le queda más remedio que escapar de la muerte con el Prínci...