Capítulo Trece

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El tiempo había pasado demasiado rápido para ellos. Katheryn se ofreció a comprarle a Youngjae un jugo de frutos rojos, como el que se había arruinado el día que se conocieron, pero él se negó diciendo que no era necesario. Finalmente él terminó pagando por dos jugos para ambos.

El cambio de clase había sido anunciado, Katheryn y Youngjae se dirigieron de vuelta a sus respectivas aulas. En el camino iban conversando hasta que una chica pelinegra se acercó y se plantó frente a Katheryn.

—¡Lo siento tanto Katheryn! —se lamentó mientras se lanzaba a sus brazos— No te advertí sobre la profesora Smiths y...

—No te preocupes Ivette —la interrumpió Katheryn separandola un poco para tener un poco más espacio propio—. Fue mi culpa llegar tarde, todo está bien.

La pelinegra dió un vistazo a Youngjae y acomodó su cabello, miró a Katheryn y sonrió.

—Aún así. Si se vuelve a repetir, no dudes en pedirme los apuntes, con gusto te ayudaré en lo que sea.

Youngjae se aclaró la garganta, Katheryn lo miró y él le sonrió levemente.

—Me iré a mi aula —anunció—. Las clases están por comenzar —ella asintió y esperó que él se fuera pero dijo algo más— Llámame, si no lo haces lo haré yo ¿de acuerdo?

Ella asintió y se despidió con un amable gesto. Una vez que el chico se fue, Ivette miró con diversión a Katheryn.

—Hey, no lo puedo creer —dijo la pelinegra—. No llevas ni una semana aquí y ya eres amiga de Youngjae, y no sólo eso, también parece ser que Yugyeom te ha puesto los ojos encima —Katheryn rio y comenzó a dirigirse al interior del aula—. Habló en serio, deberías decirme tu secreto.

—No hay ningún secreto que contar —dijo Katheryn aún riendo por la actitud de su compañera.

Faltaban un par de minutos antes de que terminara el pequeño descanso y se reanudaran las clases. Ivette le prestó a Katheryn sus notas de la clase anterior para que se pusiera al corriente por el tiempo perdido. El profesor aún no aparecía, por lo que Katheryn se daba prisa en terminar de transcribir con las notas mientras Ivette le hablaba a su lado. De un momento a otro, la pelinegra dejó de hablar, a Katheryn le pareció extraño y alzó el rostro encontrándose con unos increíbles ojos cafés -lo cual odiaba admitir- que eran adornados por un pelo rubio cayendo sobre ellos. Otra vez ese chico.

—Hola —murmuró suavemente la voz de Ivette, saludando al recién llegado.

El chico retiró la vista de Katheryn y la desvió hacía Ivette para sonreírle amablemente.

—Ivette —comenzó a decir él— ¿Me prestarías tus notas de Ciencias? —la chica asintió enseguida— ¡Excelente!

—Pero... —lo interrumpió Ivette— Katheryn los tiene ahora, y...

—Oh, no hay problema. Puedo pedirlos a alguien más —dijo él despreocupado—, no te preocupes.

Sin esperar alguna respuesta, el chico dió media vuelta y se fue a su respectivo lugar.

Katheryn volvió a prestar completa atención a las notas, no quería seguir viendo a ese chico ni un segundo más.

[•••]

El receso había llegado al fin, las horas habían parecido eternas estando dentro del aula tanto tiempo. Katheryn sintió un gran alivio por salir de aquel espacio.

Se moría de hambre, todo lo que había comido en el día había sido una manzana, por despertarse tan tarde había olvidado llevar algo de dinero, ahora sólo tenía la otra manzana que había echado en su mochila esa mañana antes de salir de casa. Esa pequeña fruta no era demasiado pero podría ser suficiente para resistir el resto del día.

Things Of Love |Jackson Wang|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora