Things Of Love |Jackson Wang|

Capítulo Dieciséis

—Jackson ¿para qué necesitas tantas manzanas? —preguntó el castaño un poco extrañado al ver a su amigo con una caja en las manos.

—Las manzanas son saludables y muy deliciosas, solo son un pequeño regalo —respondió el rubio con una sonrisa.

—Pero son muchas ¿para quién es el regalo? ¿un caballo? —inquirió de nuevo.

Jackson no pudo evitar reprimir una risilla y negó con la cabeza.

—Tranquilo Youngjae, no es para tanto.

Andaron lo restante del camino hasta llegar al edificio. Jackson se despidió de Youngjae y se dirigió a su casillero en busca de un par de libros para su primera clase.

En el camino se encontró a la chica que justo en ese momento no quería ver.

—¡Jackson! —exclamó la alegre voz femenina corriendo a él para abrazarlo.

—Hola Irene —dijo él esbozando una suave sonrisa.

Ella sonrió de sólo verlo pero al bajar la vista se encontró con una caja llena de manzanas.

—Y las manzanas son para... —habló arqueando una ceja.

—Oh vamos —dijo él—. No es raro que traiga una caja de manzanas... Bueno, sí lo es pero es por una buena causa. Son un regalo.

—Quiero preguntar pero pienso que será mejor no hacerlo —dijo ella.

—Buena elección —señaló Jackson—. Por cierto ¿me ayudarías a sacar los libros de mi casillero?

—Olvídalo —dijo ella riendo—. Suerte con las manzanas.

—No, Irene por favor ayúdame —comenzó a decir mientras ella se alejaba riendo por la expresión en su rostro.

—Nos vemos después —gritó ella ya un poco alejada.

Jackson suspiró frustrado y miró su casillero, luego vió la caja sobre entre sus manos y comenzó a arrepentirse por tomar una idea tan mala.

—¿Necesitas ayuda? —escuchó a una voz femenina venir detrás de él.

Era su compañera de clase Ivette, pero no estaba sola. Katheryn estaba junto a ella simulando ver alguna otra cosa.

—¡Sí! Gracias —exclamó aliviado el chico—. Necesito los libros para las primeras tres clases ¿te importaría si...?

La chica asintió y esperó que él colocara la contraseña del casillero; abrió la pequeña puerta y le dió lo que el chico quería.

—Aquí tienes.

Ambas comenzaron a tomar su camino al aula pero Jackson las detuvo.

—Katheryn —la nombrada volteó y lo miró extrañada— ¿Puedo hablar contigo? —ella pareció pensarlo, vió por un momento a Ivette y luego a él— Por favor.

Ivette entendió la indirecta al instante y no dejó de ver a Katheryn esperando por su respuesta.

—¿Me esperas en el aula? —le dijo Katheryn a su amiga quien asintió y se fue.

La chica se acercó a Jackson y no pudo evitar llevar su vista a la caja de manzanas que sostenía frente a ella.

—Toma —él le tendió la caja a ella—, son para tí.

El rostro de Katheryn se mostró sorprendido ante la declaración del chico.

—¿Por qué? —cuestionó ella negando.

—Son mis disculpas —respondió—. Por todas las veces que te he hecho molestar, y por las manzanas que te he quitado.

—Pero solo han sido dos manzanas. No es para tanto.