"No he de tener compasión, ¡No puedo tener piedad! Cuanto más se retuerce un gusano a mis pies más ganas siento de aplastarle. Es una concesión moral; y lo aplasto con mayor energía cuanto más veo que aumenta su dolor."
-Cumbres Borrascosas, Emily Brontë-
La mano de Dorian aprisionaba mi cuello con una fuerza sobrehumana, me estaba impidiendo respirar, algunas lágrimas resbalaban silenciosas a través de mis mejillas, en su mirada vacía sólo podía apreciarse el deseo, deseo por algo prohibido, un deseo enfermizo que nos había traído hasta aquí. Yo sólo era una presa y él una especie de cazador jugando antes de lograr su objetivo, sea cual fuese estaba segura de una cosa, yo no saldría con vida de esto.
—No vas a matarla. ¿Cierto? —susurró un tercer chico de pie al lado de Dorian.
—Podemos divertirnos un poco primero. —En sus labios se formó una especie de mueca que intentaba ser una de las más perturbadoras sonrisas que jamás había visto, Dorian me dejó caer.
De manera involuntaria comencé a toser, mi garganta dolía terriblemente, el aire que entraba a mis pulmones quemaba toda mi tráquea en el proceso, sin mencionar el golpe en mi cabeza que continuaba sangrando y que me mantenía desorientada.
—No soy tan malo —susurró Dorian. No supe en qué momento se aproximó tan cerca de mí, su aliento tenía un aroma dulce similar a la menta, casi irresistible—. Voy a darte una oportunidad para escapar.
— ¿Qué? —intenté susurrar.
—Te dejaré ir. —Dorian parecía estar disfrutando esto, sabía que toda la idea sobre dejarme ir era sólo parte de éste juego pero al menos tendría una oportunidad y pese a mis heridas físicas, no iba a desperdiciarla, no cuando es mi vida la que está en peligro.
— ¡¿Bromeas, Dorian?! —Protestaron los otros— Tanto perseguir a la pequeña perra, para dejarla ir.
— ¿Qué puedo decir? —Respondió sarcástico—. Soy tan indulgente como tu hermano, Marco.
Respirar aún resultaba una acción realmente dolorosa, sin mencionar la sensación de mareo debido a la pérdida de sangre, tenía que idear un plan para poder escapar de esto, pedir ayuda a gritos no sería una opción adecuada, esto es Nueva York, las personas prefieren fingir que cosas como estas no pasan en la vida real.
—Escucha bien, pequeña perra. —Dorian me puso de pie bruscamente—, haremos este juego más interesante. Ahora corre, corre como si tu maldita vida dependiera de ello —comenzó a reír— aunque —meditó unos segundos—, de eso se trata en primer lugar.
Los amigos de Dorian esperaban ansiosos a ambos lados de éste, todos lucían hambrientos, con aquellos ojos totalmente negros, pude identificar a tres de ellos, uno poseía un cabello rizado ligeramente abundante y era de piel trigueña, el otro era rubio y su mirada de anhelo era similar a la de alguien que ha estado deseando probar bocado luego de casi morir de hambre. Por último, un chico delgado en extremo, de cabello castaño con un rostro anguloso que casi pasaba por inexpresivo.
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Lost Boys: Vampires Will Never Hurt You
VampireMuchos dejamos de creer en la fantasia, al llegar a cierta edad, pero la fantasía nunca deja de creer en nosotros. ¿Que pasaría si todas las historias terroríficas acerca de vampiros, hombres lobo y demas seres sobrenaturales resultaran ser ciertas...