IV. Los Malditos

299 42 1
                                    

Las calles que rodean el edificio de Brooklyn en el cual vivo con Lucy, en su mayor parte son una serie de laberintos que desembocan en alguna calle principal, si quería tomar el autobús que me llevase directo a la biblioteca, debía cruzar esta se...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Las calles que rodean el edificio de Brooklyn en el cual vivo con Lucy, en su mayor parte son una serie de laberintos que desembocan en alguna calle principal, si quería tomar el autobús que me llevase directo a la biblioteca, debía cruzar esta serie de calles.

Durante mi camino comencé a experimentar la extraña sensación de estar siendo perseguida, toda esta paranoia no me gustaba nada y lo mejor sería acabar con ella lo antes posible, de lo contrario voy a dar la impresión de ser una demente, sin duda es una de las cosas que no deseo, prefiero pasar totalmente desapercibida a llamar la atención.

Para mí buena suerte, el día de hoy sólo tenía presentarme a la biblioteca durante el turno de la mañana para realizar algunas actividades pequeñas, como el orden de los libros y verificar que estos hubiesen sido devueltos en sus fechas correspondientes. Después de mi turno también debía presentarme en la universidad para tomar un par de clases. Entre ellas se encontraba escritura creativa, la clase que sin dudar me haría olvidarme de todos los extraños incidentes, o al menos eso esperaba.

Al doblar la esquina, a sólo una cuadra de la parada de autobús, me percaté del bullicio, detuve mi andar por dos razones; las personas agolpadas alrededor de lo que, al menos para ellos, debía resultar un espectáculo y mi enorme curiosidad.

— ¿Qué ocurrió? —Pregunté detrás de una chica que no había dejado de mirar al frente, estupefacta.

—Eso. —Apuntó con el dedo índice hacia la escena que los mantenía a todos tan absortos.

Con un poco de esfuerzo y entrecerrando los ojos, observé mucho mejor, antes de contener un jadeo de horror, aquella escena parecía haber sido tomada de la más perturbadora película que pudiese existir, quizás no debería estar tan asombrada y aterrada, teniendo en cuenta la ciudad en la cual vivimos sin embargo una escena como esa no es algo que se vea todos los días, ni siquiera en los barrios más bajos de Queens, en el medio de la calle, podían apreciarse los cuerpos desnudos de dos chicas. A juzgar por su apariencia, ellas no debían pasar de los 18 años de edad.

—Avancen, por favor —pidió el oficial de policía delante de la cinta amarilla, y realizando algunos ademanes con las manos.

El enorme bullicio de personas delante de mí comenzó a caminar como lo harían los condenados a muerte, algunos de ellos se apretujaban, como si pudiesen preservar un poco más de tiempo para no perderse la imagen de los cadáveres frente a ellos.

» Estúpida sociedad morbosa «. —Pensé.

Al caminar al lado de los cadáveres, en un estado zombi, dejé mi ensoñación a un lado para dirigir una pequeña mirada, los ojos de una de las chicas continuaban abiertos, la palidez que presentaba su cuerpo no me parecía normal, pero en realidad no sé mucho acerca de cadáveres o medicina forense como para ponerme a dar un diagnóstico acerca de cómo debería lucir un cadáver en estado post-mortem.

Lost Boys: Vampires Will Never Hurt YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora