Muchos dejamos de creer en la fantasia, al llegar a cierta edad, pero la fantasía nunca deja de creer en nosotros.
¿Que pasaría si todas las historias terroríficas acerca de vampiros, hombres lobo y demas seres sobrenaturales resultaran ser ciertas...
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Los cazadores jadean exhaustos, en cualquier momento alguno de ellos va a desplomarse, la sola idea de ser alimento para los licántropos les resulta tan inconcebible que todos ellos luchan para no perder la conciencia.
Jadeantes con sangre goteando y los licántropos y vampiros rodeándolos, están seguros de que no saldrán con vida. Ya nada puede hacerse, lo que creyeron sería un simple rescate, terminó transformándose en una pelea realmente catastrófica.
Luciana, la cazadora del cabello rojizo, miraba horrorizada el cuerpo convulsionante de su pequeña hermana. Quizás de haberle dicho la verdad en el momento oportuno nada de esto habría pasado. Pero los seres humanos no podemos vivir de las posibilidades, no mientras la realidad resulté tan escalofriante y cruel.
Las convulsiones se detuvieron y todos los presentes en aquella habitación observaban ansiosos el pequeño cuerpo que se había hecho así mismo una especie de ovillo para protegerse. Los ojos de Kylie se abrieron, pero del tono grisáceo que poseían sus irises ya no quedaba nada. Sólo una tonalidad azul traslucida, algo muy poco común y que Lucy únicamente le había visto a Ben.
La chica parpadeó algunas veces antes de fijar su vista en el vampiro frente a ella, que a pesar de todo parecía plenamente complacido.
—Bienvenida, Samantha. —extendió su mano para ayudarla a levantarse.
—Dorian, ¿cierto? —Ella tomó su mano, se escuchaba exactamente como Kylie, pero Lucy supo de inmediato que su hermana menor no podía sonar así de indiferente. La chica sonrió, de manera cruel y plenamente sarcástica.
—Estoy sorprendido —el chico de los ojos avellana miraba fascinado a la que alguna vez fue Kylie—. No pensé que esto realmente fuese a funcionar.
—Tampoco esperes las gracias, mon ami. —Samantha puso especial énfasis en tratar de ocultar el marcado acento francés, aunque su intento no tuvo el éxito que ella deseaba. Tomando entre sus dedos la tela azulada con enormes manchas de Sangre, ella profirió un gesto de asco—. Seguramente a la pequeña zorra jamás le enseñaron los beneficios de las duchas —protestó asqueada.
—Nuestra preciosa Kylie. —Dorian se aseguró de que Lucy escuchase con claridad aquellas palabras—, se estuvo divirtiendo con Logan unas horas antes de mi llegada.
Al mencionar a Logan el rostro de Samantha se contrajo, no con asombro, más bien con odio.
—¿¡Dónde está ese hijo de puta!? —Urgió Samantha tratando de contener la rabia.
—Lamento decepcionarte, querida. —Dorian señaló el cuerpo inerte de Logan—. Pero tuve que hacerlo.
Ella no pareció decepcionada, de hecho, comenzó a reírse como sólo una persona cruel y vacía de sentimientos puede hacerlo.
—Amo. —la voz del licántropo interrumpió por completo la celebración infantil de Samantha.
