Muchos dejamos de creer en la fantasia, al llegar a cierta edad, pero la fantasía nunca deja de creer en nosotros.
¿Que pasaría si todas las historias terroríficas acerca de vampiros, hombres lobo y demas seres sobrenaturales resultaran ser ciertas...
Friendly reminder. No duden en hacerme saber si hay algún error ortográfico dentro de la historia. Disfruten la lectura. :)
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*1766*
Caminando con impaciencia de un lado a otro, el joven castaño se había pasado la mano a través de sus cabellos dándoles una apariencia aún más rebelde que de costumbre, los gritos cargados de agonía que venían del interior le indicaron que esto estaba muy lejos de terminar. Un par de mujeres salieron de la habitación llevando entre sus manos pesadas sabanas manchadas de sangre y regresaban cargando baldes de agua hirviente para cerrar la puerta y privarlo de lo que sea que estuviese aconteciendo dentro de la habitación.
Esta era su casa, y sin embargo debía ser respetuoso y esperar a que todo terminase, de otra manera sólo alteraría los nervios de su mujer y no sería de mucha utilidad.Los nervios le impedían concentrarse, así que siguió en su labor y camino de ida y vuelta por toda la habitación, al menos hasta que la mano de su hermano mayor se cerró con un poco de fuerza sobre su hombro, gesto que lo hizo salir de su ensoñación.
-¿Quieres calmarte? -Pidió su hermano-. Ella estará bien, estas cosas suelen tardar un par de horas. Pero te aseguro que nada malo va a ocurrirle.
-¿Cómo lo sabes?
-Sólo lo sé -dedicándole una sonrisa que trataba de ser reconfortante su hermano le soltó el hombro y fue a sentarse en uno de los amplios sillones.
Un nuevo grito, sórdido y que probablemente debió haberse escuchado en las casas posteriores, rompió el silencio, este fue acompañado por el suave sonido de un llanto, el llanto de su hijo.
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*Actualidad*
Después de algunos minutos en los cuales ni el rector Dagger ni yo estábamos seguros de que decirnos el uno al otro, él amablemente me animó a tomar asiento mientras él hacía lo propio y tomaba su lugar tras el escritorio, comprobando acompañado por cierto de un temblor nervioso, que el informe de la enfermera se encontrase ya entre sus papeles.
-¿Qué edad tienes, Kylie? -preguntó sin mirarme directamente.
-Cumpliré 19 años el 31 de octubre -respondí sin sentir que aquello fuese de relevancia-. ¿Y eso qué? -pregunté parpadeando más veces por segundo que cualquier humano sobre la faz de la tierra.
-Preguntas de rutina, además me parecías más una chica de finales de abril que de octubre.
Miré al rector enarcando ambas cejas, ¿Desde cuándo se puede decir de qué mes tiene apariencia una persona?
-Supongo que mis padres no estarían felices escuchando aquello, especialmente mi madre, escuché que mi nacimiento fue un tanto difícil -intenté sonreír, pero a penas y formé una mueca que intentaba parecer agradable. ¿Por qué estaba hablando de mis padres con un desconocido?
