Lo había prometido, llegué a pensar que no iba a cumplirlo. Pero las cosas usualmente no pasan como creo que lo harán.
Logan se mantuvo ocupado haciendo los deberes que se supone están consignados a Rachel, de quien no había recibido alguna llamada que justificara su ausencia. Por desgracia no puedo decir que me sintiese particularmente triste por no tenerla aquí, mirando a los que entran como si ella fuese superior.
Lo que debó reconocer es que la tarde estaba pasando demasiado aburrida aun para el gusto de alguien como yo. Las gotas de lluvia golpeaban con fuerza contra los ventanales de la biblioteca. Quizás la lluvia fuese la culpable de que la actividad de hoy se viese disminuida.
—Recuérdame asesinar a tu padre cuando hayamos terminado.
Sonidos de fuertes risas se escucharon a la entrada de la biblioteca.
—No creo que logres acercarte lo suficiente como para evitar que él patee tu trasero.
— ¿Qué estamos buscando exactamente?
—Libros.
—Eres un idiota.
Un grupo de chicos pasaron por la entrada, sus ropas húmedas eran un gran desastre, pero a ellos parecía no importarle el estar completamente empapados, pues todos iban absortos en su propia charla. Y sumergidos en sus bromas.
Pude haberme presentado como la amable encargada para ayudarlos en su búsqueda, pero no tenía el ánimo de hacerlo. Además, Logan seguramente estaría cerca de ellos así que le dejaría todo ese trabajo a él.
++
Me mantuve ocupada, revisando algunas cosas en la página de la biblioteca cuando fui interrumpida.
— ¿Disculpa? —levanté la vista. Frente a mi tenía al hijo del rector, él me estaba mirando con gesto crítico. Y odio cuando las personas hacen eso.
— ¿Sí? —esperé que no notase mi molestia ante su irrupción.
—Tú eres la encargada de esto. ¿Cierto? —le dirigí una mirada sarcástica.
—Así es. —Sonreí. Entrando en el papel de Kylie la amable bibliotecaria, estudiante de filología.
— ¿Podrías ayudarnos? —me sonrió de vuelta. Si fuese Jess la que estuviese aquí, seguramente le sonreiría con sus típicas y coquetas risas que hacen al sexo masculino perder un poco de dignidad—. No creo que te agrade mucho lo que mis amigos y yo hemos hecho, pero lo arreglaremos —prometió.
A penas se dio la vuelta, rodé los ojos. Debí haber ofrecido mi ayuda cuando pude y no esperar hasta que esos chicos hicieran un desastre.
Mirando por detrás al hijo del rector, solo podía pensar en cómo Jess perdió la cabeza por el cuándo lo vimos entrar en la universidad. ¿Cómo había dicho que se llamaba?... ¿Ben?
—...y probablemente necesitemos un par de trapeadores.
— ¿Qué? —parpadeé. Al parecer me había perdido de una serie detallada de eventos.
— ¿Eres sorda? —inquirió, enarcando ambas cejas.
—No yo...yo sólo —balbuceé.
—Olvídalo — apresuró el paso.
Ben caminaba con cierta elegancia natural, lo cual es decir mucho. No creo que eso pueda convivir con la misma indiferencia que emanaba de él en cada paso. Apreciarlo desde atrás no era una buena idea, algunos de sus cabellos continuaban un poco húmedos, cada vez que pisaba con fuerza pequeñas gotas caían al suelo. ¿Acaso me estaba perdiendo del gran diluvio?
ESTÁS LEYENDO
Lost Boys: Vampires Will Never Hurt You
VampireMuchos dejamos de creer en la fantasia, al llegar a cierta edad, pero la fantasía nunca deja de creer en nosotros. ¿Que pasaría si todas las historias terroríficas acerca de vampiros, hombres lobo y demas seres sobrenaturales resultaran ser ciertas...