Muchos dejamos de creer en la fantasia, al llegar a cierta edad, pero la fantasía nunca deja de creer en nosotros.
¿Que pasaría si todas las historias terroríficas acerca de vampiros, hombres lobo y demas seres sobrenaturales resultaran ser ciertas...
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Luciana Jean Brooks siempre se había caracterizado por ser una excelente cazadora de vampiros, a pesar de sus 24 años, la chica no mostraba piedad alguna cuando de matar vampiros se trataba. Su padre y mentor: Joseph Dagger, le enseñó prácticamente todo sobre cómo reconocer a un vampiro y por supuesto, como acabar con ellos.
Hasta hace sólo un año esa era la única prioridad de Lucy, al menos hasta que su ardua búsqueda (de la que sólo su novio Nicholas y su mejor amiga Sarah tenían conocimiento) dio frutos. Todo lo que alguna vez fue importante para Lucy pasó a segundo plano. A pesar de las suplicas de su padre y el resto de sus compañeros, Lucy desertó de sus labores como cazadora para centrarse completamente en un plan que le permitiese recuperar lo que perdió incluso antes de saberlo.
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-Aun no entiendo. -Lacey le sonrió a Lucy de manera sarcástica-. Se supone que lo tenías bajo control, ¿no? -Preguntó mientras observaba sus uñas pintadas de un curioso tono rosa pálido, pretendiendo que estas eran más importantes que Lucy.
-Te recuerdo, Lacey -dijo Lú-, que esta no es tu casa. Puedo recurrir a mi padre cuando yo quiera.
-¡Él no es tu padre! -Espetó Lacey quien pocas veces perdía el control de sus emociones.
-Y tú no eres precisamente su esposa. -Lú rio ante la evidente victoria de recordarle a Lacey cual era realmente su lugar en todo esto.
La discusión entre ambas chicas se hubiese prolongado de no ser por la presencia de los otros cazadores, pese a su propio orgullo; Lucy reconocía que necesitaba de su ayuda. Al menos si quería traer a Kylie de regreso a la protección de los cazavampiros. Casi perdió los estribos en cuanto Sam y Seth le informaron de su huida, la rabia ciega por poco y la hace decirle cosas terribles a su padre, quien permitió que Kylie se marchara sin ser consciente del peligro al que ella estaba expuesta.
-¡Basta las dos! -espetó Ben, mirándolas molesto.
-Esa chica es realmente estúpida, Lucy. -Cameron quien durante toda la discusión ni se inmutó, ahora miraba a Lú con algo más que simple desaprobación.
-Sabes que no podemos interferir, Luciana. -La voz de su padre resonó a través de la enorme sala ocupada principalmente para las reuniones que concernían a todos los cazadores-. Debiste hablar con ella, hacerla saber del peligro al que se estaba exponiendo con aquel vampiro.
Joseph no dijo el nombre de Logan, pero la tensión que siguió a aquel pequeño soliloquio fue demasiado abrumadora como para no percatarse de ella.
-Padre -susurraron Ben y Lucy al unísono-, no sólo estamos hablando de un vampiro.
-¡¿Qué?! -Protestaron todos los presentes.
-En la fiesta del muelle comprobamos que no es únicamente un vampiro. Se trata de una variedad impresionante de clanes, algunos ni siquiera se habían atrevido a pisar Nueva York. Además, esas chicas; las que han estado desapareciendo, parecían estar siendo controladas. -Con cada palabra de Lú, el asombro de los cazadores superaba sus facciones.
