Caminaba a través de un extenso y oscuro pasillo rodeado de una infinidad de puertas. Tratando de abrir alguna, sólo hasta que la desesperación me invadió fui completamente consciente de que en mi cuello tenía una especie de llave suspendida a través de un listón plateado.
Esta parecía antigua, por pura inercia mi mano de inmediato se cerró sobre la llave, al momento de hacerlo sentí cierta humedad y un olor penetrante, parecido al de la carne putrefacta. Retiré de un sólo tirón aquel listón plateado, al hacerlo sostuve la llave frente a mí, solo para comprobar con horror que por ella escurrían gruesas líneas de sangre; esta sangre no era rojiza como se supone debe serlo, era algo más oscura y de ella emanaba aquel aroma tan repulsivo. De inmediato la dejé caer conteniendo el grito que mi boca intentaba proferir.
La sangre continuaba corriendo lo que había comenzado por líneas pequeñas, se extendió hasta formar una especie de charco. Mirando aquello con cierta fascinación enfermiza me olvidé por completo de las puertas a mi alrededor, al menos hasta que una de ellas, la superior derecha se abría, chirriando como suelen hacerlo las más antiguas, la fuerte luz que salía de aquella habitación cegó mi visión sólo por unos segundos, refregando mis ojos para poder apreciar mejor me percaté de la figura oscura tras el marco de la puerta. Involuntariamente mis pasos me llevaban cada vez más cerca de la puerta. Importándome muy poco que mis pies se mancharan con la sangre en el piso caminé hasta llegar lo más cerca posible.
Esto debía ser solo una estúpida pesadilla, pues no me encontré a un extraño en la puerta. Se trataba de mí, sonriente con profundas ojeras violetas rodeando mis ojos de un color ¿azul? La chica que se supone debía ser yo sonrió, al momento de sonreír por las comisuras de su boca resbaló un poco de sangre.
—Kylie... —La figura frente a mí me miró suplicante, como si yo pudiese salvarla. Solo que ya no se trataba de mí, ahora miraba a Jess con aquel cabello dorado completamente revuelto, los ojos rodeados de profundas ojeras, no de color violeta, estas eran más oscuras casi azules y sus ojos, juro que esto debía ser una horrible pesadilla, los ojos de Jess continuaban tan azules como siempre sólo que sobre estos se extendía una fina capa gris, dándoles un toque realmente grotesco—. Ayúdame...
++
Desperté con el corazón latiendo frenético contra mi pecho, de haberme despertado en mi cama, las cosas hubiesen resultado diferentes, en cambio al observar a Matt en el lugar contiguo sumido en un profundo sueño, de inmediato me hizo cuestionarme qué demonios estaba haciendo metida en su cama. Por suerte ambos conservábamos la ropa puesta por lo cual de inmediato descarté la idea enfermiza de haber tenido sexo con mi mejor amigo.
Las cortinas se encontraban ligeramente abiertas, al vivir en el quinto piso a Matt seguramente no le importaba si alguien entraba por su ventana, por esta se filtraba un poco del aire exterior y una que otra luz de los autos.
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Lost Boys: Vampires Will Never Hurt You
VampireMuchos dejamos de creer en la fantasia, al llegar a cierta edad, pero la fantasía nunca deja de creer en nosotros. ¿Que pasaría si todas las historias terroríficas acerca de vampiros, hombres lobo y demas seres sobrenaturales resultaran ser ciertas...