Muchos dejamos de creer en la fantasia, al llegar a cierta edad, pero la fantasía nunca deja de creer en nosotros.
¿Que pasaría si todas las historias terroríficas acerca de vampiros, hombres lobo y demas seres sobrenaturales resultaran ser ciertas...
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Manhattan, Nueva York *Dos semanas después de que atacaran a Shelby*
Nunca había sido un fiel creyente. Para él la fe era algo que no necesitaba seguirse como un culto. Quizás simplemente la usaban para depositar las esperanzas en fuerzas mayores. Algo que te obligase a creer que las cosas, sin importar cuán difíciles se tornasen, siempre tendrían una solución, al menos esta vez deseaba que si la tuviesen.
Un gramo de esperanza. Únicamente eso necesitaba. Entonces se permitiría poner la fe en lo desconocido. Si tan sólo alguien escuchase sus suplicas y permitiesen que ella despertase.Para el resto del mundo trataba de mostrarse excepcionalmente cargado de optimismo. Como si todo aquello sólo estuviese pasando en una terrible pesadilla y no en la vida real.
Se permitía ir y venir de la universidad. Dedicándole sonrisas a todo el mundo. Esperando que alguna de todas las falsas que le profesaban lograran reconfortarlo. Entonces alguien escuchó sus suplicas. No podría decir exactamente cuándo. Sin embargo, se sentía realmente agradecido porque hubiese pasado.
Aquella tarde, un compañero de su clase de Literatura francesa repartía invitaciones para asistir a un asqueroso bar llamado vulgarmente; Wild.
— ¿Irás? —Preguntó aquel chico vistiendo un atuendo poco agraciado del cual saltaba a la vista la enorme gorra purpura con las iníciales de la universidad estatal
Quería negar en su dirección, decirle que no iría a un apestoso bar a beber con ellos, en cambio tomó el papel adornado con letras toscas y curvas tras un fondo neón verde.
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Wild resultó ser según sus predicciones, un agujero pestilente lleno de tipos con apariencia amenazante y de chicas pequeñas, cuyas ropas ajustadas evidenciaban su falta de curvas. Fuera del aroma a cigarrillos y licores podía percibir algo mucho más penetrante, similar al olor de la sangre, pero lejos de ser fresca parecía como si esta llevase días coagulándose.
No por eso dejó de asistir, algo en la pestilencia del lugar casi le hacía saber que cerca estaban todas las respuestas que iba a necesitar en un futuro. O quizás sólo se tratase de la influencia de las series policiacas a las que era adicto para hacerlo creer que él podría desenmarañar el misterio de aquella noche en la que las cosas se tornaron caóticas.No muchos tipos se acercaban a dialogar con él. Terence el guardia de la entrada apenas y repara en su presencia cada vez que cruzaba por su camino.
Durante la sexta ocasión en la que decidió ir a Wild. Sólo para probar que su sentido de percepción no estaba del todo averiado. Un tipo (Bastante delgado si hubiesen pedido su opinión), se aproximó a su lado, el cabello obscenamente largo le enmarcaba un rostro de facciones masculinas y al mismo tiempo demasiado estéticas como para que se tratase de una persona normal. Sin mirarlo, pidió un poco de cerveza al bar tender, este escupió en el fondo del tarro, como hubiese visto en escenas de películas del viejo oeste, pero donde Brando o incluso Chuck Norris hubiesen saltado para golpear al estúpido bar tender, este sujeto sonrió divertido o al menos creyó que lo hizo, ya que una pequeña pero espesa barba le cubría parte de las mejillas, el mentón y la boca.