XXIII. El amor es veneno

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Y mientras la abrazaba pensó: 'Esto va a terminar mal'

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Y mientras la abrazaba pensó: 'Esto va a terminar mal'. Pero no por eso la soltó, ni dejó de abrazarla." —Mariano Dema.

Aferrando mis manos al cuello de la camiseta de Logan me permití atraerlo hacia mí, tan cerca como estuviese permitido. Sus fuertes manos rodeaban mi cintura. Como si con aquel vago gesto impidiera que las fuerzas invisibles que mueven al mundo me apartasen de su lado. Cuando nuestros labios lograron separarse del profundo beso en el que ambos nos vimos sumergidos, Logan apoyó su frente con la mía, rozando nuestras narices y con una mezcla de respiraciones que me estaban haciendo experimentar toda una sensación vertiginosa, pero necesaria.

—No creí... —susurré, cerrando los ojos durante un breve instante, tratando de asimilar el océano de sensaciones que se empeñaba en querer sumergirme—, que fueses a cumplir tu promesa.

Logan emitió un suspiro, cargado de algo más que sólo satisfacción. Antes de poder siquiera anticiparlo depositó un suave beso en las comisuras de mi boca. Podría besarlo por el resto de mi vida. Si al menos aquello fuese físicamente posible, separándose de mí, en su boca se formó una risa cargada de timidez.

—No importa lo que pasé o cuánto tiempo tarde —mirándome fijamente, supe que estaba hablando seriamente—. Yo siempre ​volveré a ti.

Me tomó un tiempo asimilar de verdad lo que estaba pasando, puede que tener a Logan besándome resultara aún más aturdidor que un golpe en la cabeza. Sin embargo, la curiosidad picaba en mi lengua, necesitaba saber que estaba haciendo aquí. Se supone que debería estar trabajando en estos momentos y no aquí conmigo. Tampoco es que me queje. Sólo es extraño.

—¿Qué estás haciendo aquí? —Puede que la pregunta pareciera más coherente en mi cabeza. Logan me miró, ¿ofendido?

Quizás porque no esperaba que hubiese decidido cuestionar sus actos, que simplemente aceptara su presencia en mi vida. Después de que la chispa de ofensa cruzara por sus ojos, sonrió. De algún modo parecía que también esperaba aquello. Que en el fondo era consciente de que mi curiosidad latente haría su característico acto de presencia.

—¿Quieres la verdad o una mentira? —Perdiéndome en la profundidad de sus ojos verdes, medite durante un breve instante. ¿Y si no estaba aquí solo por mí? ¿Qué sólo quería besarme? Como ya ha ocurrido con anterioridad. Sin ningún tipo de atadura o compromiso que lo obligase a quedarse conmigo más tiempo del necesario.

Mordisqueé la parte inferior de mi labio. Mucho antes de responderle.

—La verdad —cerré los ojos durante el corto periodo de silencio.

—Supongo que estoy cansado de pretender que no me importas, fastidiado de ir siempre contra mis impulsos. Kylie. —al mencionar mi nombre dio a cada letra un toque de pura satisfacción. Como si decir aquello se sintiese tan malditamente placentero para él—. Me gustas, ¿acaso no fui lo bastante claro la última vez?

Lost Boys: Vampires Will Never Hurt YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora