Capítulo 26 - Secuestrada Parte II

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Dylan Prov:

-¡DEJA DE JALARME EL PELO QUE NOS VAMOS A MATAR!- Makis está empeñada en dejarme calvo para que la suelte, cosa que no pienso hacer.

-Pues me vale huevo, mejor muerta que entregada y sumida, pendejo, suéltame ahora o provoco un accidente- dice Makis volviendo a jalarme el pelo y a ocasionalmente tirarme pegarme uno que otro puñetazo.

-Yo no pienso provocar un accidente, así que por favor cálmate- le digo ya harto de no poder conducir, después de todo el enojado debería ser yo.

-Ni que me calmo, ni que nada, déjame bajar, además no tenías porqué pegarle a ese pobre chico, no te hizo nada- me dice Makis, ya medio calmada, sentándose recta y cruzando los brazos.

-No lo defiendas, ese pervertido te estaba acosando- que lo defienda hace que me den unos celos horribles.

-Estábamos hablando, soy una mujer soltera, supongo puedo hablar o coquetear con quien quiera- creo que llevo más de una hora conduciendo sin destino, cuando me doy cuenta estoy frente al desvió para una reserva, decido dejar de contestarle porque sé que esto solo agravará el asunto, además los celos ya me están comiendo por dentro y cualquier cosa que diga puede terminar siendo una completa burrada que termine por sepultar todas las oportunidades con Makis.

Mientras conduzco, tomo mi celular y hago reservas online en el sector turístico de la reserva, una pequeña cabaña en la que podré hablar tranquilamente con ella, donde sé que no se me escapará, ahí no hay señal de ningún tipo y en este tiempo no hay muchos turistas, así que estaremos tranquilos, ella tendrá la oportunidad de gritarme, yo tendré la oportunidad de defenderme y de explicarme todo, entonces nos reconciliaremos y seguiremos nuestro noviazgo tranquilamente, ante estas ideas solo puedo sonreír, porque a pesar de todo, Makis sigue siendo mi novia, nunca hemos terminado formalmente. Cuando la observo ella me ve de reojo y hace pucheritos, me causa tanta ternura, solo quiero poder besarla y abrazarla tan fuerte hasta salvar la distancia en la que estuvimos todos estos días, hasta impregnar su olor en mi piel para así jamás olvidarlo.

Ya perdimos la señal de celular y según el mapa faltarían unos 30 minutos para llegar, Makis solo observa por el vidrio y ni me registra, yo pienso en que le puedo decir, me mata esa indiferencia por parte de ella, el tiempo pasa mucho más rápido de lo que esperaba, ya estamos frente a la cabaña y yo no me atrevo a sacar a quitar los seguros porque me da miedo que se me escape, quito mi cinturón y saco el seguro para bajar del carro y como lo esperaba, Makis sale corriendo, es pequeña y veloz, pero no alcanza a llegar muy lejos porque con la punta de mis dedos alcanzo a tomar la pretina de su pantalón y jalarla, ocasionando que cayera al suelo, yo también caigo, solo que sobre su espalda, como puede se da vuelta y quedamos de frente, tengo su rostro a menos de dos centímetros de distancia, inconscientemente me acerco a ella y rozo sus labios, ella no se aparta y me mira con esos ojitos que me matan, pero la verdad quiero hablar con ella primero, no quiero aprovecharme de la situación, con todas mis fuerzas me pongo de pie y la ayudo a levantarse, antes de que piense en escaparse otra vez la tomo como un saco de patatas sobre mi hombro entrándola a la cabaña donde por puedo bajarla y cerrar la puerta.

-Dylan déjame salir, si tu idea es mantenerme aquí encerrada hasta que puedas entregarme estás mal de la cabeza, porque no dejaré que me entregues- ella se da vuelta con la intensión de buscar un lugar por donde escapar, así que lo único que hago es abrazarla con fuerza y hacerla retrocedes hasta quedar atrapada entre mi cuerpo y la pared.

-¿Tú no entiendes que te amo? No pienso entregarte, ese trabajo dejó de ser algo cuando supe que se trataba de ti, Makis te amo, con todo mi corazón te amo, cuando estuviste desaparecida mi mundo se vino abajo y me comía la culpa, no podía dejar de pensar que tu vida se hizo añicos por culpa mía- siento que sus lágrimas caen ferozmente sobre mi camisa y por primera vez pienso que quizás nuestra reconciliación no sea algo tan fácil.

Makis Prov:

No puedo evitar llorar, Dylan me hace sentir débil y no puedo controlar mis emociones, saber que él había sido la persona que me persiguió durante meses, la persona que dañó a mi mejor amiga, la persona qué casi destruye todo lo que tengo, a pesar de que lo amo, no puedo olvidar todo esto, no puedo hacer esto.

-Dylan por favor suéltame- le digo con la voz quebrada.

-No puedo, no puedo dejarte ir así como así, Makis esto no puede ser así- siento que está llorando, me duele el pecho de tanta angustia.

-Yo no puedo hacer esto, por favor no me hagas más daño- con cada palabra mi corazón se rompe un poco más.

-Makis, yo no quería que las cosas pasaran así, nunca me di cuenta que el objetivo que seguíamos y ustedes eran las mismas, yo no sabía y sin querer me enamoré de ti, como un tonto me enamoré sin saber lo que pasaba, cuando se descubrió todo, créeme que pensé lo peor y me ordenaron hacer fichas para identificarlas, pero no fuimos capaz de enviarlas porque ustedes son más importante que cualquier tipo de trabajo, pero yo no sabía que ese tipo había interferido mi portátil y pensé que te había hecho daño, todo fue mi culpa, todo esto fue mi culpa, me destruyó pensar que te habían hecho daño - esto quiere decir que todo lo que pasó en la casa fue su culpa, que casi perdiéramos a Juli y a Naty fue su culpa, mi boca deja salir las palabras que quizás menos quería decir, pero es lo que mi dañado corazón siente ahora.

-No te puedo perdonar, no puedo confiar en el hombre que le hizo daño a mi familia - siento que Dylan llora más fuerte, odio que me afecte su sufrimiento, odio que me duela su llanto.

-¿Te puedo dar un último beso? - por fin veo sus ojos y siento que mi alma termina en el piso, tomo su cara con delicadeza y acerco mis labios a los de él, lo beso, de una manera pausada y tierna, sus labios aprisionan los míos con tanta devoción que temo no poder separarme de él, nos besamos hasta que nuestros pulmones ya no tienen oxigeno - No quiero rendirme contigo, pero no haré algo que tu no quieras, ya no te seguiré torturando con mi presencia, te llevaré a casa - me dice muy cerca de mis labios y sé que este será nuestro último adiós, en silencio nos montamos al carro y partimos camino a casa, apenas se detiene el auto salgo corriendo a mi habitación, veo por la ventana a un destrozado Dylan llorando en el suelo, quedo con la espalda recostada en la pared hasta que escucho su carro partir, ese sonido libera mis sollozos que escapan en conjunto con una rabia incesante, golpeo repetidas veces el suelo y sigo llorando hasta quedarme dormida.

¿Cómo fue que pasó esto? - (Ventino)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora