Treinta y dos

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"Nada dura para siempre"

Llegamos a Italia a las diez de la noche, hacia un poco de frío pero era soportable.

¿Cómo estuvo el viaje? Fue el viaje más incómodo de toda mi vida, nos fuimos en el Jet Privado de los Martinelli Mancini, solo íbamos Elle, Jay y yo. Sin contar a la azafata y los pilotos.

En todo el vuelo hice mil y un intentos para intentar hablar con Jay pero no pasó nada, me ignoraba haciéndose el dormido o escuchando música a todo volumen. Y la verdad era que me estaba hartando su actitud, estaba siendo un poco dramático.

Cuando íbamos de camino a casa de los Martinelli, me entró una nostalgia tremenda, la primera vez que estuve aquí hace meses, fue sólo por un fin de semana y fue el mejor de mi vida. Ahora que venía por una semana, sabía que sería fatal. No soy psíquica ni predico el futuro pero sé que mi estadía aquí, será mala, por no decir horrible, gracias a la pelea con Jay.

Grazie Mariano «Gracias Mariano» – habla Jay una vez estamos en la gran entrada de su residencia.

Elle y yo bajamos de la van y tomamos nuestras maletas. Ella me toma de la mano y me lleva hasta la puerta entrada. Esta se abre sola dejando ver al señor Martinelli.

— Hermosas, llegaron – se acerca sonriendo y nos abraza a ambas.

— Hola tío, luces más joven ¿te hiciste una cirugía?

Elle y yo reímos ante su comentario. Esta niña, dios mío.

— Muy graciosa, jovencita... Angelina, cariño ¿cómo estás?

— Estoy bien, gracias...

— Ni tanto... A ver si le enseñas a tu hijo que deje de ser tan gruñón y desconfiado – me interrumpe Elle.

Genial. Ahora su familia sabe que estamos peleados.

— Jay, ¿qué le hiciste a Angelina?

— ¿Es en serio? ¿Acabo de llegar y me saltas con eso? – dice a nuestras espaldas. — Yo también te extrañé, papá

Elle me toma nuevamente de un brazo, y entramos. En el salón principal estaban sus dos tías, su madre, su abuela y la pequeña Jeanny en brazos de su mamá.

— Mamá, ya llegué, no llores por mi – dice y sale corriendo hacia donde su madre.

— Estaba muy feliz sin tu presencia, hija – bromea la madre de Elle

Yo me dedico a saludar a las demás. Su abuela me retiene entre sus brazos con cariño.

— Estás más hermosa desde la última vez que te ví, cariño

— Muchas gracias, usted tampoco se ve nada mal eh – le respondo dándole una sonrisa. Ella me guiña el ojo coqueta y yo suelto una risita. Me acerco a saludar a la madre de Jay.

— Hola, felicidades por su nueva bebé – le digo.

— Gracias, linda

Giro la cabeza hacia la pequeña ojiazul. — Hola corazón – sonrió tomando una de sus pequeñas manos.

— ¿Quieres cargarla? – me mira con una sonrisa y asiento. Con cuidado me pongo a su altura y tomo a la pequeña en mis brazos.

Tenia el mismo color de ojos que Xavier, el poco pelo que tenía lo veía castaño como el de su madre, tenía cierto parecido a su padre y también a Jay.

— Hola mi amor – ella hace un sonido que me hace sonreír al instante, es tan pequeña. Mueve sus manitas y las enreda sin querer en mi pelo.

— Despídete de ese mechón – me dice su madre.

Unbreakable LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora