"Sentimientos que vuelven, son sentimientos que nunca se fueron"
~Te quiero mucho, bella «preciosa»
~Y yo a ti, Jay...— ¡Angelina cuidado! – no me da tiempo si quiera a confundirme cuando siento un masa de polvo en mi cara haciéndome toser – Te lo advertí
A tientas busco algo con que quitarme el polvo de la cara, encuentro una toalla. Limpio mis ojos, boca y nariz.
— Niñas... ¿Qué están... Haciendo? – el padre de Elle entra a la cocina y abre sus ojos y boca a más no poder al ver el desastre que armamos en su cocina. — Elle Analie Satorno Martinelli, ¿qué es esto? – dice mirando a su hija con los brazos cruzados.
— Angie me obligó
— ¡No es cierto! – me quejo.
— ¿Angie te obligó? – pregunta y ella asiente con una sonrisa inocente – Más bien, tú la obligaste a ella
Elle abre los ojos fingiendo dolor y sorpresa por las palabras de su padre. — ¡Papá!
— Cuando terminen de hacer lo que sea que estén haciendo, espero ver este lugar impecable ¿entendido?
— Si – respondimos al unísono.
Era sábado pasadas las dos de la tarde, estábamos en la cocina de la casa de Elle, valga la redundancia, intentando hacer una pizza. Al menos no había olvidado mis habilidades culinarias. En fin, yo era buena en la cocina, sabía defenderme pero Elle... No quieran saber la respuesta.
Con suerte sabía preparar cereal con leche.
— Tengo una pregunta – digo sentándome en el suelo de harina que habíamos o mejor dicho, que Elle había hecho.
— Te escucho – me dice y se sienta a mi lado.
— ¿Quién es Jay?
Elle abre esos tremendos ojos azules que tiene y se levanta comenzando a gritar y saltar como la loca desquiciada que es. Pronto aparecen tres pares de ojos en posición de ataque. Su padre (nuevamente), y según tenía entendido, sus dos primos.
— ¿Tiene un ataque de epilepsia? – suelto una risa ante el comentario del padre de mi amiga.
La anteriormente mencionada se tira encima de uno de los dos chicos y este hace una mueca de asco.
— Acabo de cambiarme – dice tratando de alejar la harina humana de su prima. — Elle, me asfixias, alejate
— Perdón... – dice alejándose y pasa sus manos por la camiseta de su primo haciendo el errado intento de limpiarlo. — Me dejé llevar por la emoción, lo siento
— Quita – su primo aleja su mano.
— ¿Por qué gritabas así? Parecías que tenías una ataque de epilepsia junto con una convulsión
Elle fulmina con la mirada a su padre y este solo se encoge de hombros.
— Angie me hizo una pregunta y me emocioné
— ¿Qué clase de pregunta? – pregunta el otro rubio
— Ya no me acuerdo... Angie, repite la pregunta – dice mirándome de forma extraña.
— Te pregunté que quién era Jay – digo poniéndome de pie.
— ¿De dónde sacaste ese nombre? – pregunta el chico que mi amiga había ensuciado.
— Sólo lo recordé – respondí –¿me van a decir quién es? – Se quedan mirándome sin decir nada. — Bien, gracias. Lo averiguaré yo misma – digo poniéndome a recoger un poco la cocina.
— Soy yo – detengo mi acción y me volteo – Yo soy Jay – dice el rubio con la camiseta sucia.
— Oh – respondo sin saber que decir. Me siento intimidada bajo su intensa pero suave mirada.
Es raro todo esto.
— ¿Te puedo hacer una pregunta? Bueno, más bien varias – digo sintiendo cierto nerviosismo.
— No creo que sea correcto... Después de lo que te pasó ayer, es mejor no aturdirte tanto
Asiento con un poco de tristeza. Quería saber más sobre él, si había recordado su nombre era por algo ¿no?
≠
— Buenas noches, cariño, descansa – me dice la madre de Elle una vez me despido.
Estaba cansada, más de lo normal se podría decir, había pasado todo el día pensando en qué tenia que ver Jay conmigo, y por qué sentí cosas extrañas cuando recordé su nombre.
Subí las escaleras despacio y entre a la habitación de mi mejor amiga. Allí estaba ella sentada hablando con su primo, el otro chico que no era Jay.
— Hola – saluda él. Le sonrió en respuesta. — ¿Cómo te sientes?
— Bien, gracias – había recibido esa pregunta millones de veces desde el accidente, no es que no quiera que no se preocupen por mi pero era frustrante que te pregunten a cada rato. — ¿Me puedes decir tu nombre? – pregunto.
— Emm... – mira a Elle preguntándole con los ojos. Esta asiente. — Xavier
— Gracias... – le digo y me voy a sentar junto a ellos en la cama. — ¿Eres hermano de Jay?
— Si y no... – Fruncí el ceño – Él es adoptado pero no le digas
Suelto una risa porque sé que no es cierto. Tienen cierto parecido, no mucho pero al menos un veinte por ciento.
— Elle, necesito tu... – el anteriormente mencionado entra a la habitación – Hola – me da una sonrisa.
— Hola – respondo mirando disimuladamente tu torso desnudo.
— Estás gordo – le dice su prima.
Si eso es estar gordo, no quiero saber que es estar delgado.
— No pedí tu opinión... ¿Me prestas tu cargador? El mio no funciona
— Lo estoy usando
— Por favor... Voy a salir mañana temprano y no tengo ni un punto de carga
— ¿A dónde vas? – le pregunta su hermano.
— Que te importa, ¿me lo prestas?
— Lo haría pero en serio lo estoy usando – le señala su teléfono que estaba en la mesa de noche conectado.
— Puedo prestarte el mio – le digo – Claro si quieres
— Por favor...
— Esta aquí – le digo señalando el enchufe donde estaba el cargando el celular de Elle
— Gracias – me dice acercándose. Se sienta y conecta el celular. Me fijo en que cuando prende, tiene un fondo de pantalla que se me es conocido. Tiene a una pareja que están apunto de darse un beso.
— Se que esto será un poco imprudente pero... ¿Me dejas ver tu fondo de pantalla? – él se tensa ante mi pregunta y bloquea el teléfono. — Lo siento, no debí preguntar – me levanto, voy hacia mi mochila, tomo mi pijama y camino hacia el baño encerrándome en el.
Ten paciencia, Angelina. Todo a su tiempo.
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Unbreakable Love
Romance[SIN EDITAR] A tan solo dos meses de cumplir dos años de noviazgo, la relación entre Jay Martinelli y su novia, Angelina Halstead se ve afectada por una serie de problemas, causados por varias personas aledañas a ellos. El destino pone a prueba la r...