Unbreakable Love

Veintiséis

— ¿Ahora eres tú quién tiene amnesia? – le digo. Río cuando veo sus ojos agrandarse por la sorpresa. — ¿Me extrañaste, rubio?

— No juegues con eso, Angelina – me dice sin poder creerlo.

— No jugaría con eso, Jay. No te puedo decir que recordé todo, pero ya te recuerdo a ti, a Xav, a Jazmín... También recuerdo haber estado embarazada – digo lo último con un tono de voz bastante bajo.

— La mia vita «Mi vida» – pronto me tiene entre sus brazos, ¿cómo pude olvidarme de su perfume? — No tienes una idea de cuanto te extrañe

— Yo más, lamento tanto haberme olvidado de ti – le digo.

— No es tu culpa, mi amor – se separa de mi y acuna mi rostro entre sus manos – Lo importante es que estás bien, te estás recuperando y pronto volverás a ser la misma de antes

Asiento y le sonrío antes de probar sus dulces labios, ¿cómo pude haberme olvidado de él?

Me apegue a su cuerpo, descansando mis manos en los costados de su abdomen, Jay mordió suavemente mi labio inferior pidiendo entrada a su lengua y no se la negué. Lo necesitaba demasiado.

— Ay ya, basta. Quiero tener una mente inocente aún – dice Xavier.

Jay se separa y mira a su hermano. — No creo que sigas teniendo una mente inocente después de haberte acostado varias veces con tu prima

— ¡Jay! – exclama Elle mirándolo mal.

— Tiene razón – dice Xavier riéndose, recibe un golpe en la cabeza de parte de su no prima.

≈

— ¿Y bien? ¿Te gusta?

Miro el gran departamento en el que Jay vivirá de ahora en adelante, siempre y cuando no esté en la universidad.

Estaba ubicado en Santa Clara, el edificio se llamaba Villas on the Boulevard, era bastante prestigioso, lujoso, espacioso, ¿ya dije que lujoso? Tenía dos habitaciones, cada una tenía un baño, por supuesto tenía una cocina. El edificio contaba con gimnasio, piscina las veinticuatro horas, internet gratis y servicio de mensajería. Todo eso y no quieran saber lo que cuesta la renta.

—  ¿Me repites cuanto cuesta la renta? – le pregunto girándome a mirarlo. Él niega riéndose y abrazándome por los hombros.

— Vivirás conmigo – me dice haciendo que me voltee para mirarlo.

— No

— Angie, por favor

— No voy a hacer una mantenida.

— No serás una mantenida... Aparte, estaremos pocas veces aquí – me mira como todo un cachorro regañado – Por favor, no me dejes vivir solo, me pueden robar o secuestrar

Suelto una carcajada ante su ocurrencia. — ¿Quién te puede secuestrar? Dime – digo sin dejar de reírme.

— Lorena – deje de reírme – Ella puede venir y abusar de mi, ¿dejarás que eso pase?

— ¿Tenías que mencionarla a ella? ¿No podía ser alguien más? Ella no sabe donde vives, a menos que se lo digas

— Lástima que el accidente no te quitó lo celosa – lo golpeo en su abdomen. — Tienes fuerza eh, ¿has estado yendo al gimnasio últimamente?

— Me estoy arrepintiendo de haber dejado que Elle me convenciera de venir contigo

— ¿Qué te parece si hacemos algo de lo que sé que no te vas a arrepentir?