Treinta y siete

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— Gracias – le digo al chico que me atendió en la pequeña cafetería del centro.

Tomo asiento en una de las mesas que se encontraban afuera mientras espero a que mi amiga pase por mi. Por fin era viernes, eran las diez con treinta y siete minutos de la mañana, había quedado con Elle para que pasara por mi e irnos juntas a Stanford. Quedamos en juntarnos a las diez con veinte pero conozco a Elle y se que llegará unos minutos tarde.

Faltando poco para las once, veo detenerse en la orilla de la calle el Jaguar azul marino de Jay, ¿pero qué? Segundos después veo una melena castaña salir del lado del piloto ¿Quién carajos es? La dueña de esa melena castaña rodea al auto y suspiro de alivio al ver Elle. Me pongo de pie y la saludo de beso.

— Ví la cara que pusiste al verme bajar – dice tomando una de mis maletas

— Lo siento – digo riendo, tomando mi otra maleta, mi mochila y la bandeja de cartón con un café y un jugo. — ¿Qué pasó con tu auto? ¿Jay viene contigo? – pregunto mientras abre el baúl, mi segunda pregunta queda respondida al ver la cabellera rubia de Jay. Subimos las dos maletas.

— Mi primo me ama y se ofreció a llevarnos, bueno te ama a ti...   

— Tenías que decirme que venías con él, le hubiera comprado un café 

— Ve a comprárselo entonces – me dice tomando lo que yo tenia en manos, o sea, la bandeja de cartón.

Niego y corro hacia la cafetería, pido un café y en minutos me lo traen. — Gracias de nuevo – le digo al mismo chico de hace un rato.

Camino hacia el automóvil y abro la puerta de atrás suponiendo que Jay está en el asiento del copiloto, pero me equivoqué. ¿Por qué no me fijé cuando se abrió el maletero?

Xavier, se non mi mandi l'e-mail, non sarò in grado di controllarlo «Xavier, si no me envías el correo, no podré revisarlo» – decía hablando por teléfono y con la mirada fija en la pantalla de su Mac. Me sonríe cuando me ve. — Hola Angie – le sonrío en respuesta

— Ven adelante – me dice Elle, hago caso y cierro la puerta para luego abrir la de copiloto. Me subo dejando mi mochila delante de mis pies.

Potresti aspettare che io apra anche la posta? «¿Podrías esperar a que abra el correo siquiera?» – Elle ríe ante lo que acaba de decir Jay mientras enciende el auto, me volteo y le paso el vaso con café. Levanta la mirada y me guiña un ojo mientras lo toma. — Ti chiamo quando lo controllo «Te llamaré cuando lo revise» – Me siento correctamente y me pongo el cinturón. — Va bene, cazzo. «Esta bien, joder»

— ¿Qué le pasa a Xavier? – pregunta Elle mirándolo por el retrovisor.

— El inventario de la empresa no le cuadra y dice que uno de los nuevos empleados robó el dinero que falta

Giro mi cabeza para mirarlo tomar un sorbo del café y mirar atento a la pantalla de su computador.

— ¿De cuánto dinero estamos hablando? – le pregunto

— Un millón y medio – responde como si no fuera nada. — Xavier, está histérico por eso, pero sé que la chica que se encarga de hacerlo, lo calculó mal y ahora él y papá me meten presión para que lo revise...

— ¿Confían en esa chica? – pregunta Elle.

— Si, tiene varios años trabajando para nosotros – levanta la mirada y me sonrojo cuando sonríe y me descubre mirándolo. — ¿Quieres ayudarme?

Niego y  vuelvo a sentarme. Segundos más tarde siento una presión en mi asiento y luego unos fríos labios se posan en mi mejilla.

— Gracias por el café

— De nada – respondo mirándolo de reojo.

Estaba empezando a comportarme como cuando él y yo empezamos a salir.

Llegamos a las instalaciones de la universidad a las ocho de la noche, tuvimos que pararnos en un restaurante que había de camino acá para que Jay pudiera trabajar tranquilo, su laptop se estaba descargando y para ese entonces no había terminado de revisar el inventario de su empresa, por lo que tuvimos que hacer esa parada y esperar a que terminara.

— Me muero de sueño – responde Elle recostándose de la espalda de su primo una vez bajamos del auto.

— Gracias por manejar – le agradece Jay abrazándola – Eres la mejor ¿sabías?

— Si, ya lo sabía – río ante su ego – Me debes una cena

— Vamos, hay que descansar

Bajamos las maletas del maletero y caminamos por el campus hasta llegar a nuestro edificio correspondiente.

Buonasera, ci vediamo domani «Buenas Noches, nos vemos mañana» – dice Elle ahogando un bostezo.

— Buenas Noches, descansen – dice Jay mirándome sonriente

— Tu igual – le digo devolviéndole la sonrisa

Una vez él entra en su residencia, nosotras hacemos lo mismo. Al entrar en nuestra anterior habitación, nos damos cuenta de que hay una cama sándwich en medio de ésta.

— ¿Es en serio, Jazmín? – pregunto riendo cerrando la puerta. — Ni bien a empezado el semestre y ya estás invadiéndonos

La recién nombrada sale del baño con su pijama puesta. — Saben que soy la mejor invasión que pueden tener – se acerca y nos saluda. — Las extrañe

— Sabes que si se dan cuentan de que estás durmiendo aquí, nos sacan a las tres de la universidad ¿verdad?

— No se darán cuenta, aparte no es un internado, así que tranquilas

Niego y me dirijo a mi cama, acostándome en ella. Fue un viaje bastante largo, solo quería dormir y despertarme mañana a esta misma hora.

— ¿No van a cenar? – nos pregunta Jazz

— No, cenamos en el camino – responde Elle

— Bueno, iré yo sola entonces. Nos vemos en un rato roomies

— Invasora – le digo mirando como camina hacia la puerta, ella me responde enseñando su dedo corazón.

Oh, Jazmín, ¿qué vamos a hacer contigo?

Unbreakable LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora