Unbreakable Love

Cuarenta

— Mamá, deja de burlarte – hago puchero frente a la cámara mirando a mi progenitora reírse de mi.

— Es imposible no hacerlo, mi amor. Aunque es tu primera no primera cita con él, no deberías de ponerte nerviosa... Ya has salido anteriormente con él

— Estamos empezando de cero, ma

— ¿Y eso qué? Estoy segura que estarán recordando lo que hicieron hace dos años

— Bueno, puede que tengas algo de razón... Aún así no dejo de sentirme nerviosa

— Siempre te sentirás nerviosa estando al lado de la persona que amarás por el resto de tu vida, amor. Eso nunca va a cambiar

— ¿Todavía te sientes nerviosa estando al lado de papá?

Una hermosa sonrisa se posa en su boca, y me doy cuenta de que a pesar de que mi padre sea un gruñón de primera, mi madre lo amara toda su vida.

— Siento de todo cuando estoy al lado de tu papá, hija mía. Pero no estamos hablando de mi, dime ¿ya encontraste que ponerte?

— Si, espera un momento y te lo enseño

Dejo el celular en la cama y corro hacia mi armario, busco el atuendo que he elegido para ponérmelo en unas horas, regreso a mi cama, y lo pongo frente a la cámara.

— ¿Está lindo? Lo compré hace unas semanas

— Esta muy cute... Entonces ¿irán a su departamento?

— Si – dejo el vestido a un lado y pongo el celular frente a mi – Me dijo que iba a cocinar él

— Mm... Vas a dormir allá ¿no?

— Creo que si, él vendrá por mi a las seis, así terminemos temprano de cenar, no dejaré que me traiga aquí sabrá Dios a que hora

Hablamos por un rato más hasta que llegaron mis amigas diciéndome que ya tenía que ir preparándome.

Estaba nerviosa. El sábado había llegado más rápido de lo que creí, no he visto a Jay desde el miércoles en la noche, que fue nuestro último encuentro. Lo había visto de lejos aquí en la universidad pero no había entablado una conversación con él. Elle me decía, que estaba bastante ocupado preparando nuestra cita de hoy, que quería que todo saliera a la perfección. Pero no entendía porqué, saldría a la perfección con el simple hecho de estar con él.

Tardé un buen tiempo en la ducha y salí hasta que comenzó a darme un poco de frío, hice mi rutina, ponerme mi ropa interior, crema en las piernas y vestirme. Había escogido un vestido de estampado de cuadros blancos y negros, y unos tenis bajos blancos. Mi pelo lo había dejado lacio, como siempre estaba, y no me puse nada de maquillaje, más que un brillo labial.