Desde que era un niño, papá siempre me decía que la mejor forma de demostrar tu amor era con pequeños detalles, especialmente con esas mujeres que ya han sufrido por palabras vacías y mentiras. Al principio me parecía muy lindo hacer detalles, pero como no tenía con quien hacerlo, lo hacía con mamá y la sonrisa en su rostro al recibir siempre mis flores, arrancadas del jardín, me hacía sentir bien.
Cuando Mackenzie llegó a mi vida, tomé todos los consejos de papá para demostrarle al cien por ciento todo mi amor hacia ella y lo dispuesto que estaba a conservarla en mi vida. Pero comencé a ver que las flores no eran suficientes para ella, el chocolate la molestaba porque decía que, si engordaba, nunca la considerarían ser digna para mí, a las cartas no le tomaba importancia, No me quedó de otra más que convertir los detalles románticos con los que papá enamoró a mamá, en detalles materialistas. Joyas, ropa de marca, zapatos de tacón, bolsos de piel... un anillo de diamante.
A pesar de estar enamorado de ella, sabía que esa relación no iba a ser para toda la vida. Sin embargo, cuando le comenté sobre comprar un apartamento, ella se mostró segura al compartir los gastos, dijo que quería ser independiente a pesar de estar conmigo y que lucharía por conseguir todo. Lastimosamente, solo fueron palabras vacías y mi cuenta bancaria bajó.
Acaricié la mejilla de Cristal, sonriendo al verla tan relajada y dormir tan cómoda a pesar de que Alex y Olivia están discutiendo por el control de la televisión. Es cierto que pensaba mal de Cristal los primeros días, más cuando la miraba babear por Zac y Chad, pero eso ya es normal y es culpa de los genes Hamilton, no de ella. Conforme la iba conociendo, comencé a ver a la mujer mas dulce y maravillosa del mundo entero...
Y una molestia.
—Míralo, está babeando sobre el rostro de la pobre Cristal —dijo Olivia, ganándose que la mirara serio, a lo que se rio de mi—. Lo siento, es que es muy raro y asqueroso ver lo cursi que puedes ser.
—Lo dice la que quiere ver esa tontería de película —me defendió Alex, como el gran hermano que es—. Creo que he encontrado la culpable de la diabetes...
Cerré de nuevo los ojos, abrazando a Cristal y respirando el olor a flores que emana de su cabello. Solo en mis sueños creí que sería posible tenerla entre mis brazos, disfrutando de su cuerpo junto al mío y sin correr el riesgo de que me dé una cachetada. Las cosas pueden cambiar en un segundo...
"—Así que, ¿estás diciendo que fuiste amenazada por Demitria Hamilton?"
Abrí los ojos de golpe al escuchar la voz en la televisión. Alex le subió el volumen al televisor, despertando a Cristal y hasta llamando la atención de Marcus, quien entró en la habitación y se sentó en la orilla de la cama sin decir ninguna palabra. Los cinco nos quedamos mirando a la televisión, mirando como la entrevistadora le hacía preguntas a la pelirroja mas falsa que he conocido en mi vida.
—Si, parece ser que ella no me quería cerca de su familia y dijo que tomaría medidas desesperadas si volvía acercármeles. Siempre creí que era una niña dulce, a pesar de las criticas que recibía, pero veo que me dejé llevar por su apariencia —Mackenzie miró directo a la cámara, sonriendo con "tristeza"—. No quería llegar a esto, pero es que me duele ocultarlo porque yo realmente amaba a Gregg, ambos nos complementábamos de maravilla.
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Hamilton Playboy |Serie Hamilton| #2.7 (TERMINADA)
RomantikUna apuesta, llevándonos a sufrir las consecuencias de no medir las palabras estando enfurecidos, lastimándonos, terminando lo poco que habíamos conseguido. Para Gregg Hamilton, enamorarse era clavarse otra espina en el corazón. ¿Para mí? Enamorar...