Una apuesta, llevándonos a sufrir las consecuencias de no medir las palabras estando enfurecidos, lastimándonos, terminando lo poco que habíamos conseguido.
Para Gregg Hamilton, enamorarse era clavarse otra espina en el corazón.
¿Para mí? Enamorar...
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Estudiaba el comportamiento de Mackenzie mientras Chad revisaba su pulso, viéndola nerviosa y asustada, sabiendo que tendríamos que escuchar su versión de los hechos con lujo de detalles. Decidimos que estaríamos abiertos a lo que ella nos contara, siempre manteniéndonos distantes, pero sin ser unos insensibles al respeto, porque ya tenemos a Asheron y a Cristal siendo cuidadosos con ella.
Acaricié la espalda de Cristal, sonriendo de lado al verla usar la ropa de mi hermana, ropa que se ve muy graciosa en ella pero que, aun así, me parece la mujer más hermosa del mundo entero.
Solo que no me parece muy excitante el verla con la ropa de mi hermana...
—Estoy nerviosa, preocupada y con ganas de golpearte —dijo Demi a mi lado, agarrando mi brazo mientras mira a Mackenzie sonrojarse ante las palabras dulces de Chad—. ¿Por qué no averiguaste más de su vida cuando salían?
—No había nada raro, salvo la vez que su padre la golpeó y el interés de sus padres por mi dinero —respondí en mi defensa—. Ella no volvió a mencionar ninguna agresión, ni mostró signos de depresión, nada de nada.
—Si la amenazaron, obviamente no diría nada.
Tiene razón, pero yo estaba con mis problemas, estaba empezando a trabajar con papá y tenías mas cosas que hacer. Mi tiempo se fue reduciendo y aunque siempre manteníamos una relación donde nos veíamos seguido, no era suficiente para ver que tantos cambios había sufrido. Luego, su forma de ser cambió de golpe que culpé mi dinero y su interés, no pensé que podría ser algo peor.
Sin embargo, con Cristal lo noté de inmediato...
—Todo bien —nos informó Chad, acariciando el cabello de Mackenzie cuando esta se aferró a su brazo, asustada de la mirada acusadora de Olivia—. Pero mantengamos las acusaciones al mínimo —dijo mirando a Olivia.
—A diferencia de ti, querido —remarcó el querido, ganándose una sonrisa falsa de Chad—, yo no le creo a cualquier persona con rostro de niña y ojitos bonitos.
—Y yo no soporto a las mujeres que se creen mejores que otras —contratacó, acercándose desafiante a Olivia—. ¿Olvidas que tú también tienes tus problemas, querida?
—No, todos tenemos problemas, pero no me ves diciéndolos en la televisión —dijo mirando a Mackenzie—, apuñalando a las personas que ahora te ayudan. Y eso ¿Cómo te hace sentir, Mackenzie? —repitió la aburrida y molesta pregunta de todos los psicólogos.
Chad no respondió, solo observó a Olivia con una sonrisa de lado. Esta es una de las razones por las que adoro a Olivia: es capaz de callar a cualquiera.
—Lo siento, no quise arruinar a nadie, solo quería... —se sentó en el sofá, mirando la alfombra blanca—. Creí que así conseguiría que Gregg hablara conmigo.
—Menuda estupidez —Olivia empujó a Chad, alejándolo de Mackenzie para dejar a la pobre chica frente a la monstruo de los Collins—. Pero bien, estás aquí, él está aquí, ¿Qué mierdas querías decirle?
Todos aguardamos en silencio, esperando una respuesta de Mackie, pero solo conseguimos llanto y a una desesperada Olivia. Antes de que volviera a decir algo, Alex se sentó junto a Mackie, abrazándola y susurrándole algo en el oído, cosa que enfureció a Olivia.
—Cálmate, querida... —le pidió Chad, agarrándola del brazo.
—¡No me digas que hacer! —se soltó de su agarré, mirándolo con odio, furia y lagrimas acumulándose en sus ojos— Todos hemos pasado por cosas horribles, sin embargo, nunca intentamos hacer quedar mal a otro frente a todo el mundo. Te recuerdo que Gregg quedó como un machista, mujeriego y arruinó la imagen de la agencia por las fotos que ella publicó. ¿Te parece bien, Chad?
—Por supuesto que no, pero solo por eso no vamos a atacarla —la abrazó con fuerza cuando estuvo por golpearlo en el pecho, mostrando así solo mas rabia—. Calma, todo estará bien.
Y a diferencia de la relación de hermanos molestos que Olivia tiene con Alex, la relación con Chad es más de cómplices. Las típicas parejas que pelean por desacuerdos pero que en el fondo se entienden a la perfección, opuestos pero iguales.
—Creo que Olivia y Chad haría linda pareja, ¿no crees? —susurró Cristal, mirando con ojitos de enamorada a ambos cuando Chad la llevó a la cocina en brazos, con Olivia gritándole que le soltara.
—Lo siento, pero creo que Chad ya tiene una pretendiente —respondió Demi.
Mientras ellas dos se sumaban a una conversación sobre Chad y su vida amorosa, yo solo podía ver a Alex consintiendo a Mackie. ¿Será posible que ella...? No, no creo que Mackie tenga algo que ver con lo que le pasó a Alex. Sin embargo, tal vez ella conoce a la culpable del estado de mi hermano.
—Mi verdadera madre, ella necesita dinero, dinero que yo no tengo —dijo Mackenzie, ganando la atención de todos. Alex limpió sus lágrimas con cuidado, sonriéndole de forma amistosa para animarla a seguir hablando—. Pero aún si consigo el dinero, no puedo salvarla. Es por eso que yo quería cumplir uno de sus deseos...
—¿Cuál es ese deseo, Mackie? —le preguntó Alex por nosotros.
—Sacarla de la cárcel, aunque sean sus últimos días de vida y que me vea casarme... —volteó a mirarme, algo asustada y avergonzada—. La primera vez que la vi, ella no podía dejar de disculparse por haberme dejado sola con personas que me maltrataban, entonces yo le prometí que estaba bien, que tenía a un prometido amoroso y que pronto tendríamos un bebé.
Esto no me ayudará con Cristal...
—¿Por qué no le dijiste que ya no estabas con él pero que aun así estabas bien? —le preguntó Cristal, incomodo a la vez que molesta con la actitud de Mackenzie. Creo que solo está molesta porque intentó separarnos por su propio bien.
—Ella fue presa por un delito que no cometió, pero no pudo defenderse porque la otra persona tenía demasiado poder y dinero. Ya conseguí el dinero para pagar su fianza, sin embargo, su enfermedad está muy avanzada y no tendrá tiempo de mucho, ni de ser la madre que ella siempre quiso ser.
—Así que... ¿Cuál es tu plan? —preguntó Cristal, agarrando mi mano con fuerza, intentando mantenerse tranquila, aunque solo parecía querer salir huyendo o golpear a Mackenzie.
—Sé que no es justo que pida esto, pero... —se puso de pie, mirándome con sus ojos llenos de lágrimas, esos ojos que eran mi mayor debilidad— ¿Podrías fingir que eres mi prometido y hacer una boda falsa? Prometo que después de eso, desapareceré de tu vida. Por favor, Gregg...
¿Qué mierdas se supone que tengo que hacer ahora?
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