—¿Desea algo, amo?
El rostro de Gregg es un poema cada vez que le llamo "amo". Es divertido, pero me es muy satisfactorio ver que puedo causar esa reacción en él.
—¿Podrías andar desnuda por el apartamento? —le tiré una almohada a la cara y se hizo el dolido.
—Levanta tu trasero y prepara la maleta —le ordené, cerrando su maleta de manos.
—Como usted ordene —se puso de pie y me agarró de la cintura, empujando mi espalda para dejarme mi estomago apoyado contra el frio material del tocador blanco—, esclava.
Me removí, intentando soltarme, pero no tuve éxito. El maldito bajó mis bragas por mis piernas y levantó la camiseta blanca que robé de su maleta. Me estremecí al sentir su caricia en mi cintura, antes de bajar a mi trasero.
—No te atrevas —dije casi sin voz por causa del placer recorriendo mi cuerpo a causa de sus caricias.
—Solo te estoy recordando tu papel, esclava —sentí su aliento en mi espalda y luego sus labios—. También te preparo para lo que te espera en la noche...
Me soltó y lo vi salir de la habitación, tarareando una canción. Tenía sentimientos mezclados, estaba feliz a la par que asustada, entusiasmada a la par que aterrada, preocupada...
No sé cuanto tiempo podremos seguir con esto o si hay un para siempre juntos, pero pienso aprovechar cada momento que sea posible, así tenga que sufrir las consecuencias de un corazón herido después.
Unas cuantas horas después, estábamos por aterrizar en el aeropuerto de París, as preocupados por Demi que por lo nuestro. Lo ultimo que Hollie me informó fue que había tenido un sangrado y que su presión había bajado demasiado, poniéndola en un estado de inconciencia. Gregg no ha dicho ni una sola palabra en todo el viaje, se la a pasado agarrando mi mano y mirando por la ventana, a pesar de que no había nada que ver afuera, pues era de noche.
Hicimos todos los transmites lo más rápido posible, agarramos el auto de Gregg, el cual había quedado en el parqueo del aeropuerto al cuidado de los guardias y tomamos camino directo al hospital. Intenté contactarme con Hollie una vez más pero no había forma, incluso intenté con Nicolás, pero fue el mismo resultado. Por último, decidí contactar a Ian.
—¿Hola?
—Hola, pequeña bebé —le dije a Nicky cuando respondió el teléfono— ¿Dónde está papá?
—Papi no está, mamá se sentía mal y me quedé con su teléfono por una emergencia —escuché la voz de Lucy al fondo— Abuela quiere hablar contigo.
Puse mi mano encima de la mano de Gregg, la cual estaba en la palanca de cambios. Entiendo su preocupación como si fuera la mía, Demi es muy importante para mi y ni ella, ni Asheron, ni nadie de la familia Hamilton merece pasar por esto. Espero que nada malo pase porque si no, no sé que será de Gregg o Alex, quienes aman con locura a su hermana.
No quiero ni pensar en Alaska y Chase...
—Cristal, cariño —respondió Lucy— ¿ya están en París?
—Si, estamos de camino al hospital... ¿Hay alguna noticia? —apreté la mano de Gregg, esperando que todo esté bien.
—No, salvo que hicieron entrar a Asheron a la sala de operaciones sin decir nada.
Sentí un nudo en la garganta y mis ojos se cristalizaron, no podía seguir haciéndome la fuerte cuando estaba aterrada por Demi y por la pequeña en su vientre.
—¿Y como está Victoria? —pregunté para cambiar un poco el tema.
—Alterada. Ian tuvo que llevarla al hospital por precaución —suspiró y la escuché reír en voz baja—. Nicky está bailando, dice que todo está bien porque su tía Demi tiene mucho amor de todos. Esperemos que todo salga bien...
Por favor, que todo salga bien con todos.
Cuando era una niña pequeña, mamá me hacia chequeos seguidos porque mi alimentación no era como la de una niña normal y ella lo sabía. A pesar de que decía que era mejor comer ensaladas, no estaba aportando todas las vitaminas que necesitaba. Varias veces fui declarada con bajo peso, a punto de tener problemas de glóbulos rojos, propensa a una leucemia.
Papá era quien me servía platos enormes de comida deliciosa, me llevaba a restaurantes donde podía pedir lo que quisiera y fue él quien se preocupaba por mi medicamente, todo eso ignorando a mamá. En ese momento no comprendía porque ella era diferente, creí en sus palabras cuando me decía que era mejor la forma en la que ella me cuidaba a la que el doctor decía, porque ella era mi madre y sabía cuidar a su niña.
Cuando eres un niño, te crees hasta la mentira mas absurda del mundo.
Sostuve la mano de Gregg en todo momento, hasta cuando llegamos a la sala de espera donde una parte de la familia Hamilton se encontraba. Y cuando vi a Alaska sentada en una silla lejos de todos junto a Chase, no pude evitar llorar.
Estar en un hospital me pone de los nervios, me recuerda los pinchazos que recibía cada mes y las medicinas que siempre tenía que tomar. Era una especie de trauma para mi y el estar en una peor situación, sin saber el estado de Demi, es aun peor.
Me solté de Gregg para ir junto a Alaska, quien al momento en el que me senté al lado de ella, me abrazó con fuerza, susurrando palabra de aliento para amabas.
Siendo honesta, una de las razones por las que no quise apartarme de la familia Hamilton fue por Alaska, porque ella se volvió como la madre que nunca tuve, siempre pendiente de mí, me ayudó cuando papá tuvo que irse por trabajo al visitarme todos los días para que no me sintiera sola, salíamos de compras junto a Demi, hacíamos noche de chicas las tres juntas y a veces Hollie y Victoria también se unían, mientras las pequeñas hacían sus noches de chicas en la otra habitación.
Para mí; la familia Hamilton es la familia que siempre deseé y por eso, no me sorprendí cuando papá se acercó a abrazar a Gregg.
Todos nos hemos vuelto una familia...
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Hamilton Playboy |Serie Hamilton| #2.7 (TERMINADA)
RomanceUna apuesta, llevándonos a sufrir las consecuencias de no medir las palabras estando enfurecidos, lastimándonos, terminando lo poco que habíamos conseguido. Para Gregg Hamilton, enamorarse era clavarse otra espina en el corazón. ¿Para mí? Enamorar...