Lo primero que hice al levantarme, dejando a mi hermoso novio en cama, fue ponerme su camisa e ir a la cocina por un café caliente, antes de encender mi laptop y buscar un nuevo lugar donde vivir.
Cuando Zac me confesó lo que pasó con Mackenzie y Hollie me contó sobre ese día en el que aparentemente Zac se enamoró de ella, temía la reacción de Gregg. Si miraba celos o algún signo de molestia, sabría que era porque no la había olvidado, y eso me hubiera destrozado. Pero al verlo sonreír al ver a la parejita de "amigos" sonreírse de forma dulce y agarrarse de las manos cuando creían que nadie los observaba, quise bailar como una niña pequeña junto a mis sobrinas.
¡Que no la ama! Pasé días y días torturándome con esa idea en la cabeza y ahora, que finalmente pude comprobar que no siente nada por ella, solo quiero comérmelo a besos. Tal vez por esa razón permití que cambiara el "sexo aburrido" por "su sexo".
¿Y que puedo decir? Fue magnifico.
Ignoré los precios de las casas porque realmente no me importaban, tenía muchos ahorros y sé también que Gregg no querrá una casa muy económica. Él es muy parecido a Lucas, siempre queriendo lo más lujoso, sin importar precio, aunque Alaska y Chad lo regañen por eso.
Estaba terminando mi café cuando rodearon mis hombros con unos brazos y su forma de susurrar mi nombre en mi oído envío escalofrió a mi cuerpo, queriendo repetir lo de anoche una y otra vez.
—Buenos días, futura prometida.
—¿Futura prometida? —pregunté sonriente, volteándome para verlo— ¿Por qué eso?
—Porque luego de la casa, viene el anillo.
Besó mis labios antes de darse la vuelta para agarrar su tasa de café, y como la novia traviesa en la que él me convirtió, le di un pequeño azote a ese redondo y atractivo trasero frente a mí.
—Será mejor que vayas ahorrando para comprar ese anillo, futuro prometido.
Se volteó con una sonrisa enorme, esa que pone un pequeño niño cuando su madre le da permiso de comer helado antes de la comida, o cuando le regalan lo que quería para navidad. Una sonrisa autentica, enorme y tierna.
—Comprado, mi amor.
Ahora yo quiero llorar de ternura...
—¿Buscamos nuestro nuevo hogar? —le pregunté sonriendo, aunque con los ojos cristalizados.
—De inmediato, pequeña sensible.
A las tres de la tarde, Zac entró al apartamento luciendo horrible, y no lo digo solo por el chupete en su cuello y el pequeño arañazo en su brazo, pero se tiró en el sofá, mirando el techo, sin decir ni una palabra. Gregg casi le grita, pues estaba encima de él, desnuda.
Esto es lo que pasa cuando le das una copia de la llave a otra persona por cualquier "emergencia". Tuve que ponerme la camisa de Gregg, sin brasier, quedando siempre expuesta a cualquiera que me viera.
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Hamilton Playboy |Serie Hamilton| #2.7 (TERMINADA)
RomanceUna apuesta, llevándonos a sufrir las consecuencias de no medir las palabras estando enfurecidos, lastimándonos, terminando lo poco que habíamos conseguido. Para Gregg Hamilton, enamorarse era clavarse otra espina en el corazón. ¿Para mí? Enamorar...