Una apuesta, llevándonos a sufrir las consecuencias de no medir las palabras estando enfurecidos, lastimándonos, terminando lo poco que habíamos conseguido.
Para Gregg Hamilton, enamorarse era clavarse otra espina en el corazón.
¿Para mí? Enamorar...
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Si tengo que actuar como una mujer segura de si misma para no querer saltarle encima a todas las mujeres que babean al ver a Gregg, lo haré... pero eso no evita que siga queriendo arrancarle los ojos. ¿Cómo puede caminar tan tranquilo cuando hay mujeres que hasta se detienen a bajarse el escote para pasar rozando su brazo con sus pechos "por accidente"? Es que terminaré arrancando pechos también.
—¿Podrías dejar de gruñir como un perro chihuahua?
—¡Me molesta que todas actúen como unas necesitadas! —grité furiosa, mirando hacia la mujer que estaba por acercarse a Gregg—¿Por qué no haces algo?
Ladeó la cabeza, mirando hacia la fila de mujeres que esperaban poder entrar al salón donde se llevaría a cabo la audición para Covergirl. Incluso siendo descubiertas, tuvieron el descaro de morderse el labio inferior y levantar sus faldas "con disimulo". Estaba por gritarles un par de palabras que incluían las letras P, cuando sentí sus manos en mi cadera, sus dedos rozando un poco mi trasero y sus labios sobre los míos. Pasé mis brazos por su cuello, metiendo mis dedos entre su suave y brillante cabello largo, el cual él dice que necesita cortar, pero a mí me encanta que lo deje largo. Levanté mi pierna cuando él pasó su mano atrás de mi rodilla y la enrollé alrededor de su cadera, levantándome un poco al empujarme contra la pared.
Bien, estamos dando un espectáculo ardiente, pero me da igual. Cuando se tiene un hombre atractivo, la mejor forma de ahuyentar a las llenas es mostrarles que él prefiere a una leona.
—Me excitas con tus adorables celos, sonrisitas —susurró entre mis labios, apretando mi cuerpo contra el suyo y la pared—. Esa rudeza que demuestras al ver a las mujeres babear por mí, me hacen querer conocer como eres en la cama, cuando te tenga loca de éxtasi.
Tal vez fui muy dura con Ian hace dos días, cuando dijo que él era mejor en la cama que con las palabras, pues Gregg hace que quiera estar en la cama con él cuando se pone caliente. Así, sin necesidad de decir algo, sus ojos, sus manos, sus besos y el calor me derriten de amor... y una ardiente pasión.
—Greggory Hamilton Salvatore, deja a Cristal tranquila y entra en la maldita sala.
Rápidamente solté a Gregg cuando escuché la voz de Alaska, muriendo de vergüenza por haber sido descubierta en una escena no muy ética. ¡Se supone que vinimos por trabajo! Demonios, podría ser despedida por este comportamiento...
¿Qué digo? Si no trabajo aquí.
—No te entiendo, madre —le dijo Gregg, pasando su brazo por los hombros de su madre—. Quieres que te de nietos, pero no dejas que me ponga romántico con Cristal, ¿Quién te entiende?
Me cubrí el rostro con las manos cuando Alaska sonrió con complicidad. Ella sabe de mis sentimientos hacia Gregg, los cuales salieron de mi boca en un momento de debilidad durante una noche de chicas, aunque ella aseguró que estaba al tanto de ello ya que no soy para nada discreta. Fue vergonzoso, pero esto lo supera.