Tomé el brazo de Chad, deteniéndolo en medio del pasillo. Hace mucho que quería hablar con él a solas y ahora que Cristal está hablando con mamá y Susy en el salón, es el momento justo para una conversación a solas.
—¿Pasa algo, enano? —me despeinó el cabello, a lo que yo golpee su mano, mirándolo molesto—. ¿Hice algo mal?
—¿Preocupar a mamá? ¿Mirar de más a Cristal? ¿Por qué sonríes, imbécil? —lo empujé contra la pared, molestándome su estúpida sonrisa.
—¿Estás molesto o preocupado? Porque te recuerdo que, si te conté sobre el accidente de la videollamada, fue para que no actuaras como un idiota celoso —palmeó mi hombro y antes de que pudiera responder, me abrazó con fuerza, besando mi cabello—. Eres como mi hermanito, Gregg, jamás podría meterme con tu novia.
—Pero tienes preocupada a mamá, imbécil —lo empujaba con esfuerzo, pero me apretaba más fuerte, molestándome justo como lo hacía cuando era un niño de siete años—. ¡Que me ahogas!
—Tranquilo, Cristal te hará respiración boca a boca.
—¡No eres gracioso! —exclamé, pero dejé que me abrasara. Rindiéndome pasé mis brazos por su cuerpo, preocupado por su salud—. Apestas a cigarro...
—Soy cardiólogo, no pulmonero —dijo en broma, recordándome la vez que como un tonto creí que los "pulmoneros" eran los doctores que se encargaban del cuidado de los pulmones.
—Estás viejo, pero no es para que decidas matarte lentamente —me soltó para mirarme serio—. Hablo enserio, Chad. Mamá ya está sufriendo lo suficiente con Alex, no está para soportar a otro hijo imbécil —levanté la mano cuando quiso hablar—. Si, yo soy el primer hijo imbécil.
—¿Quieres que sea honesto contigo? —asentí, él miró a ambos lados del pasillo antes de continuar— Estuve cuidando a una pequeña niña, nació con siete meses y tuvo problemas con su corazón. Lamentablemente, la perdí... —sacó la caja de cigarrillos de su bolsa y me la entregó, solo con cuatro cigarrillos restantes—. Días después su madre llegó, había saltado desde un puente y aunque llegó con signos vitales, fue muy tarde para salvarla.
—Lo siento...
Asintió y palmeó mi hombro para después entrar a su habitación, la cual mamá se niega a arreglarla ya que dice que siempre será la habitación de Chad. Aunque me molesta que haya cierto favoritismo hacia Chad, sé muy bien que es el que sufre más. Perdió a sus padres siendo un pequeño niño, perdió a sus abuelos y ahora tiene la vida de muchas personas en sus manos, abriendo las viejas heridas cada vez que un paciente suyo fallece.
—Por eso no estudié medicina... —susurré, mirando la caja de cigarrillos.
Volví al salón después de tirar los cigarrillos por la ventana, hacia el jardín del vecino y le di un abrazo a mi madre antes de sentarme en medio de ella y de Cristal, quien se quedó callada cuando me vio entrar al salón. Puse mi mano en su pierna y sonreí con picardía, logrando un lindo sonrojo en sus mejillas.
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Hamilton Playboy |Serie Hamilton| #2.7 (TERMINADA)
RomanceUna apuesta, llevándonos a sufrir las consecuencias de no medir las palabras estando enfurecidos, lastimándonos, terminando lo poco que habíamos conseguido. Para Gregg Hamilton, enamorarse era clavarse otra espina en el corazón. ¿Para mí? Enamorar...