Verla llorar en silencio durante todo el vuelo no ha sido para nada agradable. Me siento al igual que la bestia, capturando a la bella en su castillo, alejándola de su padre y de la comodidad de su vida normal. Odio verla llorar, odio ser el culpable de sus lágrimas, odio cada maldita parte de todo esto.
Sé que el plan de Alex es para bien, probar suerte para poder sacar nuestra furia y poder comenzar bien, atrevernos a intentar algo, pero esto ya me está acobardando. Me acobardo, ya no por salir lastimado, mas bien es porque no quiero seguir lastimándola e inconscientemente siempre lo haré, así soy yo.He visto a Ian meter la pata muchas veces con Victoria, pero ella es una mujer que te destroza en un minuto con sus uñas largas y su anillo de diamante, Cristal es la clase de mujer que actúa como alguien fuerte pero que, con un leve soplido, se viene abajo.
No quiero ser el causante de su desmoronamiento.
El camino al apartamento no fue mejor, se mantuvo en su lado del asiento, dejando su maleta en medio de ambos, sin permitirme consolarla. ¿Por qué iba a permitirlo? Es como si la estuviera secuestrando.
"Eres un gilipollas, Greggory" pensé, usando la voz que mamá usa para molestarme.
—Aquí estamos —dije, abriendo la puerta del apartamento y haciéndome a un lado para dejarla pasar primero.
Miró con desconfianza el interior, pero finalmente entró. Agarré nuestras maletas y las metí con esfuerzo, sin poder creer que mi maleta sea más pesada que la de Cristal. Enserio, no volveré a dejar que Alex haga mi maleta porque de seguro metió toda la ropa que Marcus le dijo que combinaría bien con mis ojos.
Esos chicos son igual de peligrosos que las chicas.
—Vaya, es bonito —murmuró, mirando la foto de mis padres.
—Si, mamá tiene buen gusto, pero nunca le digas que lo dije o querrá decorar mi apartamento —dejé las maletas al pie de la escalera, tomando un respiro.
—¿Tienes un apartamento?
Abrí la boca y la cerré, sin saber como responder. Alex me obligó a jurar que no volvería a tocar el tema, pero también prometí ser honesto con Cristal. Dios, odio que me pongan entre la espada y la pared.
—Mitad mío —dije finalmente, dándome la vuelta para dirigirme a la cocina.
Al abrir la nevera, agradecí de que estuviera llena porque muero de hambre y una pizza no me apetece. Al contrario de mi hermana, yo prefiero una comida casera antes que una pizza a domicilio.
Me lavé las manos antes de sacar algo de carne, tomates, cebollas, ajo y algún que otro ingrediente, pensando en asar una carne y tal vez acompañarla de papas fritas, es mi platillo favorito. Pero luego pensé en hacer una comida especial para Cristal, algo que le guste más a ella que a mí.
Saqué la lechuga y un huevo, busqué la harina en los estantes de arriba y cuando eché la harina con los huevos en el bol, ella se asomó a la cocina.
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Hamilton Playboy |Serie Hamilton| #2.7 (TERMINADA)
RomansaUna apuesta, llevándonos a sufrir las consecuencias de no medir las palabras estando enfurecidos, lastimándonos, terminando lo poco que habíamos conseguido. Para Gregg Hamilton, enamorarse era clavarse otra espina en el corazón. ¿Para mí? Enamorar...