Mi primer pensamiento fue: la arpía consiguió lo que yo sueño, para luego sentirme furiosa conmigo misma por pensar eso y luego por tener que sacar información a cucharaditas de bebé. Sin embargo, mi enfado está pasando...
Pasé mis manos por su cabello, ladeando mi cabeza para dejarle besar mi cuello. Sentía sus manos pasar por mis piernas, acariciándome lentamente, sin nada que impidiera nuestro contacto piel contra piel. Me dejaba llevar por la emoción de sentirlo conmigo, en el agradable silencio de esta desconocida habitación de hotel donde podíamos demostrar la necesidad que sentimos por el otro sin temer que alguien nos pudiera escuchar o interrumpir. Su cuerpo desnudo encima del mío, está tocándome...
—Estás tensa —susurró en mi oído, bajando sus manos a mi trasero y apretándolo con suavidad—. ¿Quieres que te de la vuelta?
—Serás imbécil —golpe su hombro y él sonrió con picardía, mordiéndose el labio inferior y mirando mis pechos—. ¡No me relajas, Gregg!
—¿Cuál es el problema? No eres virgen.
¿Un ser insensible sin tacto hacia las mujeres? Ese es Gregg Hamilton.
Lo empujé, quitándomelo de encima y me levanté de la cama, tomando la sabana para enrollarla en mi cuerpo y evitando que se siga divirtiendo mientras yo me estoy torturando mentalmente. Tal vez para unos hombres es fácil desnudarse y meterse en cualquier hoyo, pero para mi no es tan fácil y sé que muchas mujeres también sufren mi miedo. Venga, ¡Solo he estado con un hombre! Aunque no sea virgen, siento que lo soy, porque con León todo era lindo, hasta cuando solo lo buscaba por despejar mi mente, se volvía en un sexo agradable donde él siempre era delicado, sin proponerme hacer nada nuevo.
Pero Gregg...
—Siempre he dicho que las mujeres son un poco dramáticas. Solo es sexo, Cristal, ya lo has hecho antes. ¿Qué tiene este de diferente?
Parece ser que para él sigue siendo un sexo común y corriente, ese que tenía con cualquier chica en los baños, o en los vestuarios con alguna modelo. ¿Por qué iba a verlo como algo especial? Solo yo so la tonta que está pensando que este es una ocasión mágica, donde nuestros sentimientos finalmente serán revelados con nuestro acto de amor y pasión.
Me agaché y me puse mis bragas, ignorando su llamado. Dejé caer la sabana para poder cambiarme, aguantando las lagrimas y las ganas de tirarle la lampara de mesa a la cabeza. ¡Todo esto ha sido un error! ¿Por qué mierdas tiene que arruinarlo todo para hacerse lucir como el chico genial del instituto? Ya somos adultos, no quiero esa actitud estúpida.
Agarré mi bolso y mis zapatos, sin tomarme la molestia de ponérmelos y caminé hacia la puerta con la cabeza en alto. Lo escuché levantarse de la cama y buscar su ropa, pero no quería voltearme, no quiero conversar porque podría terminar arruinando aun más las cosas. Prefiero respirar antes de hablar, calmar mis nervios y no estañar frente a él. Y por una vez, sea consciente de las estupideces que salen de su boca, tratándome como a una más y no como a la mujer que dice querer.
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Hamilton Playboy |Serie Hamilton| #2.7 (TERMINADA)
RomanceUna apuesta, llevándonos a sufrir las consecuencias de no medir las palabras estando enfurecidos, lastimándonos, terminando lo poco que habíamos conseguido. Para Gregg Hamilton, enamorarse era clavarse otra espina en el corazón. ¿Para mí? Enamorar...