Aparqué el auto enfrente del edificio de apartamentos, mirando a Cristal de reojo.
—¿Estás segura que quieres hacer esto? —le pregunté por quinta vez, haciendo que rodara los ojos... de nuevo—. No quiero que te sientas mal, sonrisitas.
—No soy tan frágil como crees, Gregg —dijo, aunque no había mucha seguridad en su tono de voz—. Además, ella no es mas que yo, eso es seguro.
—Nadie puede superarte, amor —susurré, acariciando su mejilla con suavidad—. Solo digo que no es algo sencillo entrar al apartamento para mi y puede que tampoco para ti. Tal vez pueda pedirle a Asheron que me haga el favor de venir, ya que me lo debe.
Mi querido cuñado, el maldito que me hizo ver como un maldito enfrente de Cristal por unos meses, creyendo de verdad que yo era capaz de embarazar a Susy. Me molesta y me duele que haya pensado eso de mi después de que le di mi apoyo después de saber toda su historia. Sin embargo, comprendo bien su actitud y por eso mismo es que estoy feliz de que él esté con mi hermana. Cuida a Susy como alguien de su familia a pesar de no estar unidos por sangre, pero carga con la responsabilidad de cuidarla por su hermano difunto. Supongo que es algo digno de admirar...
—Vamos por esos papeles y ya está.
Suspiré cansado cuando bajó del auto sin esperarme. La adoro, enserio que lo hago, pero a veces esa cabecita inteligente me da dolores de cabezas. Ah, tal vez no debí pedir a una mujer que tuviera cierto parecido a la actitud de mamá...
Bajé del auto arrastrando los pies, maldiciendo el día en el que me volví en un hombre que se deja mandar por una mujer. Bueno, la verdad es que no me molesta seguir a Cristal, así puedo ver su lindo trasero. Tal vez esta noche me permita invitarla a conocer otros mundos placenteros.
—¡Deja de verme el trasero, Gregg! —gritó, dándose la vuelta.
—Lo que es bello, hay que apreciarlo —saqué la llave electrónica y la pasé por el lector, abriendo la puerta principal—. ¿Tú no apreciaste mi...?
—Cállate —me interrumpió, entrando al edificio con las mejillas sonrojadas.
Es imposible no adorar a esta pequeña santa, pero con curiosidad a la lujuria. Voy a arruinar a Cristal, pero la arruinaré de una forma placentera, donde los dos disfrutemos del placer del cuerpo humano.
Entramos al elevador en silencio, ella guardando su distancia, dejando al descubierto el nerviosismo que comenzaba a crecer conforme nos acercábamos a nuestro destino. Suspiré, sabiendo que llegaría un momento en el que su valentía se vendría abajo. Tenemos que seguir trabajando en su confianza.
—¿Quieres que alquilemos un apartamento?
Volteó a verme sorprendida, con su bonita boca entreabierta, a lo que no pude resistir acercarme a ella y tomar sus labios entre los míos. Bajé mis manos a ese lindo trasero que provocó una pequeña erección en mi y cuando la empujé contra la pared del elevador y nuestros cuerpos se unieron, esa pequeña erección creció aún más. Mierda, nunca podré cansarme de los besos de Cristal.
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Hamilton Playboy |Serie Hamilton| #2.7 (TERMINADA)
RomanceUna apuesta, llevándonos a sufrir las consecuencias de no medir las palabras estando enfurecidos, lastimándonos, terminando lo poco que habíamos conseguido. Para Gregg Hamilton, enamorarse era clavarse otra espina en el corazón. ¿Para mí? Enamorar...