Volleyball

2K 174 35
                                    

.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
                                                                          

–¿Primera vez en este equipo?– Preguntó amablemente el mayor.

–La verdad es que si, estoy un tanto nervioso...– Confesó el latino.

–No te preocupes, son todos muy amables– Dijo con una sonrisa.

Lance sonrió en respuesta.

Abrieron la puerta del gimnasio, y el mundo del muchacho cambió por completo. ¡Ese lugar era enorme! Las redes estaban sanas, no había pelotas rotas, los jugadores tenían buen uniforme y parecían verdaderamente concentrados.

En ese momento, supo que había hecho la decisión correcta al venir aquí.

–¡Shiro! ¿Por qué el atraso?– Preguntó un chico de tez pálida y el cabello oscuro como la medianoche.

Lance notó al instante sus grandes ojos púrpura, ya que tenían cierto rasgo asiático, y la coleta que tenía en la muñeca. El pelo le sobrepasaba los hombros, así que era obvio que necesitaría una para jugar.

–Tenemos un nuevo integrante– Explicó el capitán, dejando ver al moreno detrás de él.

–Hola, mi nombre es Lance– Saludó cordialmente, aún con rastros de miedo.

El chico lo observó de arriba a abajo con una ceja alzada. Parecía estarlo juzgando.

–Está bien– Fue lo único que dijo antes de volver a entrenar.

El muchacho de ojos claros quedó inmóvil. ¿¡Simplemente quien se creía que era!?

–Él es Keith, es como un co-líder... Como verás, no suele socializar mucho, pero después te acostumbras– El hombre alzó los hombros y siguió caminando.

¿"Acostumbrarse a Keith"? Mas bien Keith se tendría que acostumbrar a Lance, por que si había una ventaja que el cubano siempre tuvo, fue no perder fácilmente.

–¿Quién es el nuevo?– Preguntó un alto señor con cabello y bigote anaranjados.

–Él es Lance McClain, acaba de mudarse y cambiarse a esta Universidad– El nombrado saludó con un simple movimiento de mano.

–Bueno, Lance, soy Coraan, el entrenador, y antes de todo quería decirte que es un placer tenerte en el equipo– Sonrió el hombre.

–Es un honor estar aquí, entrenador– En seguida, el hombre de cabellos anaranjados llamó a todos los jugadores.

Luego de presentar a Lance, todos le dieron la mano diciendo sus nombres. Todos, claro, excepto ese tal Keith, quien aparentemente estaba demasiado ocupado atándose el pelo.

–¿Que les parece si empezamos con unos remates para demostrarle a Lance de que estamos hechos?– Todos victorearon y corrieron a la cancha.

–Sígueme– Indicó el capitán, y el castaño obedeció.

Luego de que todos tuvieran una oportunidad de rematar, llegaba el turno del cubano.

Por suerte para él, rematar era su especialidad.

–Aquí tienes, campeón– Coraan le entregó una pelota, y asintiendo con la cabeza, la batalla inició.

Los remates del nuevo eran increíbles. Eran todos bien calculados y con la fuerza necesaria. Por supuesto que su altura ayudaba, pero definitivamente esos movimientos superaban a cualquiera.

Al terminar, Lance dirigió la vista hacia el azabache, quien había quedado con la boca y los ojos abiertos, y una ceja alzada con confusión. El moreno, al darse cuenta de esto, le guiñó un ojo y fue hacia la fila.

–¡Lo hiciste genial! No puedo esperar a verte en los partidos– Chocó la mano con el muchacho de cabello bicolor.

–Ahora que estamos bien presentados, creo que partidos en equipos sería una gran idea– El entrenador hizo los grupos, dejando a Lance separado de Keith y Shiro.

El partido empezó con el saque del equipo de Lance. Ganaron el saque, y los primeros tres puntos.

Pero luego de que el equipo contrario tomara ventaja, empezaron a meter más tantos. El cubano había quedado atrás, por lo que no tenía chance de rematar.

Siguieron así unos minutos, hasta que el hombre del bigote frenó el partido.

–¡Creo que haremos unos cambios! Keith, tú ve para el otro equipo, y Matt va para el tuyo– Indicó el hombre.

El morocho estaba por quejarse, pero apretó los puños y se dirigió del otro lado de la red, mirando a el muchacho de ojos claros. Lance lo ignoró, y pudo ver como el muchacho llamado Matt chocaba los puños con Shiro.

El sonido del silbato dio la orden de comienzo.

Al principio, Keith y Lance se mantenían muy alejados el uno del otro, pero a medida que el otro equipo metía tantos debido a que no trabajaban juntos, el castaño tuvo que trabajar con el chico, aunque no le gustara.

Al tener el balón, le dio un golpe hacia la posición de su reciente rival.

–¡Keith!– Gritó antes de que el azabache le golpeara.

–¡Remate!– Lo oyó gritar, y la pelota quedó sobre la red.

Era hora de brillar.

Con un gran salto, le pegó a la pelota con toda la fuerza y precisión que tenía.

Y naturalmente, fue tanto.

El equipo se choco las manos entre sí, celebrando el tanto.

–No lo hiciste tan mal, novato– Dijo Keith, ya en posición de jugada.

–Lo mismo digo, mullet– Con mirada confundida, el contrario se tocó la coleta alta que tenía.

Al darse cuenta del insulto, su sonrisa cayó.

–Púdrete– Y con eso dicho, su equipo sacó.

Terminaron ganando 21-11, con felicitaciones del entrenador.

–¡McClain, Kogane! Quiero hablar con ustedes– Los dos muchachos se miraron, pero fueron con Coraan.

–¿Si, entrenador?– Preguntó nervioso el latino.

–Los vi muy bien hoy, y creo que hacen un fantástico equipo. Así que mi idea, si están de acuerdo, es que estén seleccionados junto a un par más para el próximo campeonato, siendo éste el de la liga mayor– Los ojos de Lance se iluminaron con alegría.

–¡Por supuesto!– Exclamó emocionado.

–¿Tú, Keith? ¿Qué dices?– Los dos dirigieron la mirada hacia el muchacho de ojos oscuros.

Tras un silencio aterrador, el nombrado suspiró.

–Supongo que sin mí, este chico no hace nada– Sonrió con una ceja alzada hacia el más alto.

–Puedo hacer grandes cosas sin ti– Se quejó el castaño.

–Quisiera verte intentar– El menor dio media vuelta y se dirigió al vestuario.

–Puedo estar haciendo una decisión apresurada, McClain, demuestra los contrario– Retó el mayor.

Lance sonrió, sin perder de vista al azabache.

Definitivamente iba a superar a ese bastardo.

|:Klance One-Shots:|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora