Sing My Song

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–¡Hunk!– Llamó el latino.

–¿Sí?– Respondió con una tierna sonrisa.

–Descubrí algo espantoso– Lance agarró de los hombros a su amigo, empujándolo hasta quedar detrás de un árbol.

Nadie podía saber el secreto. Lo había descubierto hoy de mañana, y no pudo hacer otra cosa que correr al campus universitario y contárselo a Hunk lo más rápido posible.

–¡Hey! ¿Estás bien?– El de ojos claros tapó su boca con la mano, impidiéndole hablar

–¡Sh! Alguien podría escucharnos– Susurró nervioso.

–Lo siento –susurró el contrario al tener la boca destapada–. ¿Qué pasó?

–¿Recuerdas mi canción? ¿La que es muy misteriosa pero la letra es algo tierna?– Preguntó impaciente.

–Por supuesto, no dejas de hablar sobre ella.

–Bueno, estaba bajando las escaleras del apartamento y la escuché.

–¿Cómo? ¿Quién era?

–Ese es el problema, es Rolo.

–¿Rolo es tu alma gemela? No puede ser.

–¡Debe ser! Conoces las cosas aquí.

–¿Tal vez era diferente? Te habrías dado cuenta antes– Trató Hunk, pero su compañero ya se estaba pegando la cabeza contra el gran tronco.

–No puedo creer que Rolo y yo tengamos la misma canción en la cabeza– Sollozó.

–Hey, estará bien, debió haber sido un error.

Pero ambos sabían que era imposible.

Solo una persona y su alma gemela nacían con la misma canción repetida en la cabeza.

Solo una persona y su alma gemela sabían la letra y melodía de esa canción en común, y todas las parejas tenían canciones totalmente diferentes.

Era el fin. Lance y Rolo compartían canción.

–No quiero ir a clases y verlo ahí, ¿qué le diré?– Se volvió a quejar.

–Puedes preguntarle sobre la canción– Sonrió el mayor.

–¿No será sospechoso?

–Confía en mi, tal vez es un gran chico en el interior.

–Lo dudo– A regañadientes, el cubano fue arrastrado por su amigo al instituto.

Tenían química juntos. Le iba bien en química. Podía arriesgarse ahí.

Lo vio sentado al llegar la hora. Era uno de los primeros en llegar.

Se sentó junto a él con disimulo.

Estaba con auriculares, olvidó traer los suyos. Gracias al profesor Adam, esa clase era mucho más divertida.

Pero no importaba ahora, había algo que de veras debía hacer.

Le tocó el hombro sutilmente, sin asustarlo.

Rolo volteó y sonrió con una ceja alzada al verlo.

–¿Qué te trae por estos lares? Hay muchos asientos libres aún– Rió.

–Mira, quería hacerte una pregunta– Tartamudeó, claramente nervioso.

–Wow, sereno moreno –volvió a reír–. ¿Qué te preocupa tanto?

|:Klance One-Shots:|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora