Our Story

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–¡Vamos Keith, tienes que salir a conocer gente! Solo tienes dos amigos y son tu hermano y el novio de tu hermano– Se quejó el japonés.

–Estoy bien así, Shiro, no quiero conocer más gente– Murmuró desinteresado el menor, sin dejar de escribir.

–Vamos, vendrás con nosotros a caminar por Tokio, no puedo creer que vivas allí y no te guste la ciudad– El coreano bufó y dejó su tableta de historias en la cama.

Se había mudado con Shiro luego de que su padre muriera, y había vivido aquí desde entonces. Le gustaba llevar un libro y escribir bajo los cerezos, pero no podía lograr un minuto de concentración sin escuchar el ruido de la ciudad en todos lados. Tokio era una ciudad muy ocupada, sin duda.

Se cambió y agarró su cuaderno favorito y sus auriculares. Si no podía escribir, los usaría como excusa para no hablar con la gente.

Al salir de la habitación Adam y Shiro estaban hablando y riendo. A veces le gustaría tener a alguien así, con quien reír de cualquier cosa.

Pero sin que te dañe, te engañe, te mienta, te manipule ni se harte de ti como la mayoría de gente hace.

–Oh, ¡ahí estas! ¿Listo?– Preguntó el castaño con una sonrisa.

–No tengo opción– Adam era demasiado amable como para insultarle, así que simplemente usó un comentario sarcástico.

Caminaron por varias calles, hasta llegar a un parque cercano. El joven adelantó el pasó para sentarse en una banca vacía, poner su música y abrir el cuaderno.

Los otros dos no dijeron nada y se fueron a sentar en otra banca, probablemente a hablar sobre lo guapo que era el otro o sobre el espacio.

Sin nada más que hacer, el coreano anotaba ideas para historias mientras se hundía en la canción. Tenía un conjunto de canciones especial para estos días, y siempre se calmaba al escucharlo.

Se estaba por quedar dormido cuando por el costado del ojo vio algo que le llamaba mucho la atención.

Un chico alto y moreno estaba moviendo exageradamente los brazos hacía dos muchachos, uno robusto y un poco mas moreno y otro pequeño y castaño, grandes lentes sobre su nariz.

Suspiró y volvió a abrir los ojos. La curiosidad lo tenía atrapado. Enfocó la vista en el muchacho para verlo mejor.

Y santo Dios.

Era el chico mas bonito de toda Japón

Se le notaba que no era asiático, ninguno de sus amigos lo era, pero tenía algo que hizo que el corazón de Keith frenara al instante.

Hacía años que no se había enamorado, incluso llegó a identificarse como asexual, así que no estaba seguro sobre si lo que sentía era amor a primera vista o simplemente sabía apreciar la belleza masculina.

Para su desgracia, el de lentes, que a basar por el maquillaje y la ropa, el coreano ahora suponía que era mujer, lo vio y lo señaló. En seguida volvió la vista a su cuaderno, rezando para que el chico alto no se acercara.

|:Klance One-Shots:|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora