Futuristic War

560 53 38
                                    

.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.

Esta era una terrible idea.

Todo había comenzado con una simple conversación, pero Keith nunca imaginó que esto pasara.

Okey Keith, esto puede ser difícil, pero eres el único que puede hacerlo –explicó su líder–. Necesito que vayas a Estados Unidos con nuestra nueva tecnología en traje de espías y espiar cada momento, tu pasaje y el hotel en donde te quedarás ya están pagados.
 
–Será un honor, Shirogane– Respondió el coreano.

Me alegra escuchar eso, ve y duerme, tendrás un gran viaje mañana– El capitán palmó el hombro de Keith y siguió caminando.

Y ahora estaba en el edificio militar, parado frente a un soldado estadounidense, que ni siquiera era estadounidense, y lo estaba mirando.

Cometió el error de tocar algo, y eso llamó la atención del soldado con apariencia latinoamericana. Shirogane le había dado un traje especial, lo último en tecnología. Era, en pocas palabras, un traje de invisibilidad, y era lo único que lo separaba de morir.

–Hey Hunk, ven a mi ubicación– Susurró con un acento extraño por algo similar a un micrófono en su muñeca.

Keith se quedó tan callado como podía en su lugar, sin tocar nada. No podía fallar su misión o el enemigo sabría que Asia estaba trabajando en ese tipo de cosas, y su capitán estaría muy, muy enojado con él.

Unos minutos después, otro chico, que no parecía americano para nada, entró a la habitación donde estaban él y el chico alto. Tenía una graciosa banda anaranjada alrededor de la frente.

–¿Qué pasó?– Preguntó el recién llegado.

–Definitivamente hay un fantasma aquí– Murmuró el chico con ojos celestes, aspecto que notó debido a la cercanía que no debería estar teniendo.

Genial, al menos no pensaba que era un soldado invisible.

–¿Has visto uno?– Había un poco de miedo en su voz.

Bueno, los dos creían en fantasmas. Eso era un alivio.

De repente, mientras Keith estaba mirando a los militares, dos figuras habían entrado al cuarto. Abrieron la puerta despacio y corrieron rápidamente a esconderse detrás de unos bloques, probablemente llenos de armas. Uno de ellos agarró una roca y la tiró al suelo, causando el mayor ruido posible, para luego esconderse de nuevo.

–¿Ves? ¡Están aquí?– Gritó el más delgado.

–¡Ve a investigar!– Instantáneamente, el soldado más grande se escondió detrás del de apariencia latina.

Hubo un momento de duda, pero finalmente, el de ojos claros avanzó con un agarre fuerte en su arma. El muchacho llamado Hunk lo siguió desde la distancia.

Cuando estuvieron lo suficientemente cerca, el morocho recordó su misión y caminó hacia la puerta a la que debía ir antes del incidente. Estaba por pasar, pero no pudo resistir la curiosidad de saber lo que pasaría. Suspiró y se arrodilló detrás de unas cajas, cerca de los dos soldados.

–Vamos allá– El de cabello castaño claro empujó los bloques con su arma.

–¡Están aquí!– Su compañero sacó su arma y la apuntó a los dos intrusos.

Los desconocidos atacaron a los militares, y así comenzó la pelea. Uno de los que se escondió, el más pequeño como Keith podía ver, tenía una extraña arma con forma de triángulo. Nada que haya visto antes. ¿Un nuevo equipo? Definitivamente debía avisar sobre eso a la base de control.  

El otro tenía el cabello más largo, atado en una cola de caballo baja, y tenía una lanza de metal. Era bastante bueno con ella.

En un momento de la pelea, el soldado que lo había descubierto le disparó al menor de los intrusos en el hombro. El segundo gritó algo que Keith no pudo entender y golpeó al de la cinta anaranjada realmente fuerte en la cabeza, haciéndolo caer.

–¡Hunk!– El latino se distrajo, y el enemigo usó esa oportunidad para golpearlo a él también.

Los dos soldados estaban inconsientes en el suelo, así que el de la lanza pudo ayudar a su amigo. Para ese momento, Keith ya se había acercado bastante.

–Dame tu brazo– Pidió el que no estaba herido con un extraño inglés.

Con un sispiro, su amigo hizo lo ordenado. El más alto le cubrió la herida con una venda, luego de darle unos extraños medicamentos, los dos estaban parados.

–Vamos, debemos encontrar esos planes– Sonrió el curado con una voz femenina.

¿Era una chica? Los únicos que permitían chicas en el ejército eran los asiáticos y algunos africanos.

Sin embargo, no parecían ser de ninguno de los dos bandos.

–¿Qué hacemos con ellos?– Los dos espías miraron a los inconsientes.

–Solo déjalos ahí– Su amigo asintió y corrieron a la puerta por la que Keith debía ir.

Una extraña alarma lo tomó por sorpresa, y luego se dio cuenta de que era la batería de su traje. Bueno, su traje no tenía batería, pero necesitaba una extraña energía y todas esas cosas a las que Keith no estaba prestando atención. De todos modos, se recargaba solo, así que debía apagarlo.

Lo hizo, y asegurándose de que nadie veía, fue a esconder los cuerpos. Si alguien los veía, activaría la alarma y toda su misión fallaría. Notó unas cajas lo suficientemente grandes para que los soldados entraran en dos de ellas.

Empezó con el mayor, y casi lo despierta mientras lo ponía en la caja. Afortunadamente no fue suficiente y siguió desmayado.

Mientras cargaba al segundo, casi lo suelta al ver como los ojos parpadeaban. En un pequeño ataque de pánico, trató de activar el traje, pero como la batería estaba baja, no paraba de aparecer y desaparecer.

La cabeza del muchacho volteó hacia él. El coreano no podía respirar de lo nervioso que estaba.

Oh cielos, no había forma de salvarse. Todos en la armada asiática lo matarían y degradarían, todos estos años de entrenamiento para nada. Todo su mundo caería y todo por un simple error.

Estaba tan muerto. Intentó pensar en qué diría el capitán Shirogane para que, al ocurrir, no doliera tanto. Estaba en el medio del discurso, y hubiera seguido si una voz no lo hubiera interrumpido.

–Eres... ¿Un fantasma?– Preguntó el soldado con un murmullo.

Lentamente miró hacia el castaño, sin poder creerlo.

¿Qué?

























...
EL CAPÍTULO NUEVO YA VA MÁS DE 5000 PALABRAS Y RECIÉN ESTÁN PIDIENDO ARMAS PARA PREPARARSE, CHICOS BASTA.

Probablemente lo separe en tres (o veinte) capítulos porque es tan bueno pero tan laRGO.

'k bye.

|:Klance One-Shots:|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora