Our Circus 1/2

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La función había terminado.

Keith estaba guardando los cuchillos que usaba en su truco, cuando vio a Lance caminar hacia un cuarto lejano del circo.

Estaba por seguirlo cuando un brazo lo frenó.

–¡Estuviste genial, Keith! Parecía que ibas a cortarle la cabeza a Allura con esos cuchillos!– Exclamó emocionada la domadora de bestias.

–¡Sí, hermano! Me asusté por un momento– Admitió Hunk, quien estaba guardando sus pesas.

–Gracias chicos, pero de veras necesito irme– Se excusó el azabache, pero no lo iban a dejar ir tan fácilmente.

–¿Qué pasa? ¿Vas a ir a por tu novio?– Preguntó en tono burlón el castaño, seguido por las risas de su hermana.

–Acéptalo Keith, él está perdido por Allura– Comentó su medio hermano, quien pasaba por ahí para ordenar.

–No me gusta, solo me quiero despedir– Caminó hacia el cuarto dónde el cubano había desaparecido ignorando a sus compañeros.

–Es un corazón ilusionado...– Suspiró el conserje.

–¿Me perdí de algo?– La de cabellos blancos apareció en la escena.

–Tranquila Allura, solo fantaseabamos con el futuro del circo– Mintió el presentador mientras se arreglaba su mechón blanco.

Luego de eso, todos siguieron sus caminos.

Keith esperó detrás de un mueble a que todos se hayan ido para entrar a la habitación. No quería sorpresas incómodas.

Al correr la tela que era usada de puerta, vio al cubano practicando con una tela atada al techo. Se quedó mirando, sin hacer mucho ruido para no desconcentrar al moreno.

Los movimientos eran maravillosos. Llenos de gracia, las manos y piernas se deslizaban por la cuerda como si no hubiera esfuerzo, logrando cada figura que se le venga a la mente. Era casi celestial la flexibilidad y belleza del chico. Agregando que al asiático le fascinaba como el contrario podía estar a varios metros del piso y no preocuparse, como si ningún movimiento le pudiera fallar.

Se acercó a la cuerda y la agarró, deteniendo el movimiento que hacía el latino al hacer piruetas sobre esta. Eso causó que el chico mirara para abajo extrañado y vea al intruso. El morocho sonrió, y el de ojos claros copió el gesto disimuladamente mientras bajaba girando.

–¿Qué haces aquí, mullet?– Preguntó con tono rudo.

Al lanzador de cuchillos le sorprendió que tuviera un peinado diferente, con el cerquillo tapándole el ojo izquierdo.

–Tranquilo, todos se han ido– Rió mientras besaba la nariz del más alto.

–Me alegro– Sonrió el castaño.

–¿Por qué viniste aquí solo?– La sonrisa en el rostro del cubano desapareció.

–No es nada, solo mi padre de nuevo– Murmuró avergonzado.

Una sensación de preocupación invadió el cuerpo del asiático, y lentamente acercó la mano al cabello sobre el ojo tapado del mas alto. Vio como el ojo descubierto apartaba la vista, y decidió continuar.

Al sacarle el pelo del ojo, vio un gran moretón violeta alrededor del orbe cerrado y ligeramente hinchado.

–Oh por dios Lance, no puedes dejar que te trate así, ¿cuándo fue?– Hablaba rápido, en su tono había más preocupación que enojo.

|:Klance One-Shots:|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora