The Kingdom

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Él, su amiga y su hermano estaban cuidando la puerta, después de la última emboscada del Reino Galra, debían estar en guardia. La Princesa Allura podía ser bastante estricta a veces.

–¡Estoy cansada!– Bufó la chica para luego sentarse en el duro suelo de tierra.

Solo se podía permitir dirigirse a si misma como mujer cuando no había otras personas que no fueran los dos asiáticos. Había fingido ser hombre por su admiración hacia los caballeros, y estaba decidida a ser uno de ellos.

¿Por qué los dos hermanos sabían que era mujer? Un incidente en las duchas que no querían recordar.

–Podría venir alguien, Katie– Advirtió el de cabello largo.

–Ay por favor Keith, nadie va a venir– Dijo despreocupado su hermano, sentándose junto a la castaña.

El chico parado suspiró enojado y siguió en posición. Hacía calor, por lo que agarró su cabello un un moño sobre su cabeza, algunos mechones escapándose por abajo del moño.

Estuvieron así unas horas más, hasta que vieron dos figuras acercándose por el bosque frente al castillo.

–¡Shiro! ¡Katie! ¡Alguien viene!– Exclamó el azabache.

Cuando volteo a ver a sus compañeros, estaban plácidamente dormidos. Les pegó con el dorso de la espada, pero no mostraron señales de inmutarse.

Tendría que hacerse cargo de los visitantes él solo.

Cuando estuvieron del otro lado del lago, la figura mas delgada saludó emocionado. El coreano se extrañó, pero descendió el puente. Las dos figuras cruzaron, y Keith pudo verlos mejor.

Uno era más alto y delgado que él, con ropas celestes y azules como sus ojos. Tenía la piel morena y el cabello castaño, era bastante atractivo.

El otro era un pulgar mas alto que su amigo, con ropas amarillas y marrones. Era robusto, el cabello y la piel más oscuras y los ojos marrones. Se le notaba nervioso, al contrario de su acompañante.

–Hola, venimos a hablar con la Princesa Allura– Indicó con una reverencia el castaño, seguido por el de ropas claras.

–¿Con qué permiso?– Preguntó el caballero.

–No sabíamos que necesitábamos permiso, guapo– El de ojos claros se acercó demasiado al asiático.

–Disculpe, ¿que cree que esta haciendo?– El tono del mas bajo cambió a uno sorprendentemente rudo.

–Solo sé apreciar la belleza masculina– Una de las manos del castaño comenzó a jugar con el mechón de pelo que le caía del moño.

En ese momento, vio como la otra mano bajaba hacia una botella que tenía en el cinturón.

–¡Brujos!– Grito antes de agacharse, el polvo de la botella estallando en la puerta.

–¡Ugh! ¡Vamos Hunk!– El amigo del hechicero, antes quieto, ahora había agarrado un palo que llevaba en la espalda.

Le colocó un líquido en la punta y comenzó a estocar al los caballeros en el suelo con él. Afortunadamente no encontraba un lugar que no fuera armadura.

Entre los movimientos del azabache para esquivar los hechizos del intruso, le logró pegar una patada a los dos guardias del suelo.

–¡Shiro!– El golpe y el grito sobresaltaron al mayor.

|:Klance One-Shots:|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora