Creature Catcher

349 42 63
                                    


.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.


–Hey Lance– Lo saludó el azabache.

El moreno lo saludó con una sonrisa, como siempre hacía.

La luz de los edificios afectaba su vista, en ese lado de la ciudad las calles estaban rodeadas de ellos.

–¿Qué tal, Keithy?– Preguntó luego de besarle la mejilla.

–Genial, ¿y tú?.

Luego de contar sobre sus vidas, caminaron hacia la plaza, camino que siempre parecía corto debido a lo mucho que hablaban y reían.

Pero en un momento de la conversación, el de ojos claros notó que su amigo estaba tenso. Respondía cortante y bajaba la mirada.

–Hey, ¿pasa algo?– Bromeó, pero esperando que Keith le diga la verdad

–De hecho, tengo algo que decirte– El muchacho se rascó la nuca y desvío la mirada.

–¿Estás bien?– Preguntó Lance, preocupado por el nerviosismo del mayor.

–Sí, eh, es solo que... –Keith le agarró la mano con delicadeza–. ¿Me acompañas? Prefiero decirlo en un lugar más privado.

El latino asintió mientras veía su alrededor.

La plaza, apenas iluminada por la brillante luz de la luna, no mostraba ni un alma en ella. Pero de todas formas, decidió seguir a su amigo.

Caminaron, casi corriendo, por los caminos de roca y pasto, llegando a una antigua y abandonada casa de piedra a pocos metros del lugar. La estructura ya estaba casi en ruinas, pero era muy linda.

Al entrar, el mayor frenó, sin voltear.

–¿Somos amigos no?– Murmuró.

–Por supuesto, ¿lo dudas?

–No, no es eso, solo quería saber si tú también lo creías.

–Siempre estaré aquí para ti, Keith– Y con esas palabras volteó, su piel clara resaltando con la luz que entraba por las ranuras.

–Tengo un secreto, muy grande –suspiró–. Pero yo sigo siendo yo, ¿sí? Soy el mismo.

–¿Estás seguro de que estás bien? Puedes decirme lo que sea– Se acercó a su amigo y acarició su mejilla.

–¿Nunca te has preguntado por qué siempre nos juntamos al atardecer?

Lance dudó unos segundos.

–No, no creo que lo haya hecho.

–¿Ni por qué siempre me voy antes de la medianoche?

–Siempre creí que dormías temprano.

Keith caminó hasta sentarse en un pedazo de pared caída.

El castaño lo siguió, pero se detuvo al quedar a pocos metros del contrario.

–No importa lo que sea este secreto, aún seremos amigos, no cambiaré de parecer solo porque no me has dicho una cosa– Sonrió reconfortado al mayor.

Keith miró a la luna, y luego a su amigo.

–¿Alguna vez has visto los efectos de mi alergia ajo?– El moreno alzó una ceja, sorprendido por el repentino cambio de tema.

–No, no recuerdo.

–¿Y me has visto comer? ¿Lo que sea?

–No, no, de hecho no.

–¿Y nunca te has preguntado porque le tengo miedo a las iglesias?

–No sé a dónde lleva esto, pero no tienes por qué hacerlo difícil.

–¿Quienes no soportan el ajo, el sol, las iglesias y no comen comida humana, Lance?– El asiático lo miró a los ojos, y el cubano notó una fina capa de agua en ellos.

Abrió los ojos, pero no se alejó.

–Keith, no...– Dejó la frase en el aire, sin saber como terminarla.

–Seguro piensas que soy un monstruo, lo soy– Bajó la mirada y se bajó de la piedra.

–No, para nada, de hecho...– El latino sonrió–. De hecho, es cool.

–¿Qué?– El azabache volvió a subir la mirada, dejando ver la confusión en su mirada.

–¡Sí! No eres un monstruo, Keith– Lo abrazó y le sonrió aún más, causando que él también sonriera.

–¿No lo crees?– Lo notó dejar ir una bocanada de aire, totalmente aliviado.

–¿Puedes convertirte en murciélago?– Rió el menor.

–Bueno, no, pero puedo hablar con ellos– Una risa escapó de los labios del morocho.

–¡Wow! ¿Qué otras cosas geniales sabes hacer?

–Bueno, puedo hacer esto.

Luego de decir eso, Keith se alejó un poco y se subió el labio con los dedos, dejando ver el lado izquierdo de sus dientes.

Con un rápido y corto movimiento de cabeza hacia abajo, los colmillos triplicaron su longitud, llegándole unos centímetros por encima del mentón.

–¡Eso es increíble! ¿Y lo puedes hacer cuando quieras?– Preguntó con emoción.

–Sí, pensé que era aterrador– Keith rió nervioso, haciendo que Lance riera aún más.

–Bueno, sí estoy durmiendo y eso aparece en mi cara, seguramente grite– Ambos rieron ligeramente.

–Espera –el asiático miró su celular, y abrió los ojos–. Oh Dios, ¡la hora!

–Mi familia debe estar preocupada– El cubano hizo una mueca de tristeza.

–¿Nos vemos mañana?

Lance le dio un beso, cerca del pómulo, y sintió como este se calentaba un poco.

–Seguro, Drácula– Sonrieron y caminaron en distintas direcciones.

Y cuando ya estaban lo suficientemente lejos el uno del otro, agarró el celular y marcó el número con una sonrisa.

–McClain, ¿tarde otra vez?– Respondió la voz femenina del otro lado.

–Traigo buenas noticias, cálmese, jeta– Rió, más grave y bajo que con Keith.

–¿A sí?

–Lo dijo, ya puedo mencionarlo sin preocupaciones– Caminó por las calles oscuras, orgulloso de su logro.

–Bien, sabía que usted eraa el indicado para el trabajo.

–Me halaga.

–Buena idea la de acercarse a la criatura, siga así y tal vez obtenga un ascenso.

–No se preocupe, no se arrepentirá de haber dicho eso.

–La empresa lo necesita, no nos decepcione, McClain.

–No lo haré, señora Altea.

Cortó la llamada y caminó a su casa, confiado y sin miedo alguno.

Tal vez algún día llegara a ser tan cercano con ese monstruo, que incluso entrando con una estaca en una mano y sangre en la otra, el amor lo cegaría al punto de no sospechar.

Y ese día, su misión habría terminado, así como la amenaza que ese Keith le presentaba al mundo humano.



















...
Bonjour y'all.

Could be better ig???
:')

'k bye



|:Klance One-Shots:|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora