Stories & Realities (2)

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Luego de entrar a la casa, se sentaron en la mesa de la cocina, cansados.

-Bueno, ¿cómo planeamos hacer esto?- Preguntó Pidge, mirándolos a todos.

-Tendríamos que encontrar refugio para todos los habitantes de tu región, luego darle armas a los más fuertes y estar lo mejor preparados cuando venga el enemigo- Explicó el Chico de las realidades.

-Te repito, somos adolescentes, no tenemos autoridad, nadie nos creerá y nos tomarán por locos- Lance alzó una ceja, causando que el contrario frunciera el ceño.

-Al menos tenemos un arma, ¿alguien sabe usarla?- Preguntó el samoano.

-Yo sé usar bastantes armas- Keith fue a agarrar la pistola cuando su muñeca fue agarrada por el cubano.

-¿Nos quieres matar? Ninguna de las armas que probaste son iguales a las de la tierra- Lo rezongó.

-Bueno, alguien tendrá que probar- El morocho sacó la mano del agarre y se cruzó de brazos.

-¿No hay nadie en toda Nueva York que pueda decirnos cómo usar un arma?

-No a chicos sin licencia- Respondió la europea.

-¿Y si practicamos en un campo?

-Nueva York, campos, seguro.

-Pidge, ¿tú no sabías usar una escopeta?- Sonrió Hunk.

-Una escopeta no es como una pistola, Hunk.

-Le pedimos a Shiro que nos enseñe- El viajero se levantó, decidido a volver al auto.

-¿Acaso no sabes hablar con la gente? Nos dio el arma con mucha duda, ¿crees que nos dará clases de tiro?- Reprochó Lance.

-¿Se te ocurre algo mejor?

-Cualquier cosa que se me ocurra sería mejor que eso.

-Lance, Chico realidades, si no quieren ser amigos no es mi culpa, pero necesitamos resolver esto- Interrumpió la castaña.

-Como sea, iré a leer el libro, ustedes me llaman si necesitan algo- El asiático agarró la mochila y sacó el libro en el que él era protagonista.

Caminó hacia el sillón y se sentó a seguir con su lectura mientras Cosmo se acostaba junto a él.

-Que despreciable -mrmuró el latino entre dientes-. Viene a salvarnos pero luego se pone a leer.

-Lo mejor que podemos hacer es esperar, donde sea que disparemos, haría suficiente ruido como para llamar la atención de los vecinos- Ignoró Pidge y siguió ideando un plan.

-¿Y cómo haremos?- Preguntó Hunk.

Pasaron horas con su lluvia de ideas, pero nada parecía lo suficientemente útil.

Entre las mejores ideas estaban la de esperar, o practicar con armas de juguete. Eso no les daba muchas esperanzas.

Y cuando Lance quiso mirar el reloj, ya eran las ocho.

-Esto no lleva a ninguna parte- El castaño golpeó su cabeza contra la mesa, quejándose.

-Sí, mis mamás deben estar preocupadas- Hunk miró su celular y vio los mensajes.

-Seguiremos mañana al amanecer- El viajero cerró el libro y regresó con ellos.

-¿Al amanecer? ¿Estás loco?- Lance levantó la cabeza solo para mirarlo con desconformidad.

|:Klance One-Shots:|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora